Ricardo Piñeiro murió este miércoles en horas del mediodía y muchos se preocuparon acerca de qué ocurrirá con sus cuatro perros salchichas, que eran su familia. Elena, uno de los perritos, sufrió un ACV al igual que su dueño y está hospitalizada, por lo que preocupa su salud.
Tras la muerte del reconocido representante de modelos, surgió la incógnita sobre qué pasará con sus mascotas, a quienes él era tan unido. Según informó TN, tres de los animales quedaron al cuidado de un amiga y la perrita, que estaba delicada, continúa internada.
“Una amiga pudo recuperar de su casa los salchichas, ya están al cuidado de ella”, comentó el periodista, Walter Leiva, el martes en Socios del espectáculo (eltrece).
En tanto que para la perrita que sufrió el ACV, organizaron una colecta para poder pagar los días de internación que rondan los 100 mil pesos. El círculo íntimo de Ricardo se encarga de reunir el dinero para poder afrontar los gastos.
Es que la perrita sufre de problemas neurológicos y debe ser atendida en un centro especializado. Para enviar ayuda económica se puede transferir al alias escuela.de.modelo.mp o contactar al mail doloresmorenook@gmail.com. También están disponibles dos celulares: 1131620669 y 1153250314.
Qué le pasó a Elena, la salchicha de Ricardo Piñeiro que sufrió un ACV
La modelo Dolores Moreno es quien se hizo cargo de los animales de Piñeiro y fue ella quien relató en diálogo con Teleshow que encontró un comportamiento raro en Elena, una de las salchichas y comentó que “estaba temblorosa y se le deslizaban las patitas de atrás”.
“Pensé que estaba afectada por la falta de la comida, de agua, sumado al impacto que lo que le había pasado a su dueño. Se subía a mi cama y era la única que dormía más. De repente se activaba y se ponía feliz, saltaba con las otras tres, gritaban a loco. Se conectaba y de golpe se desconectaba”, explicó.
El lunes el estado de la perrita empeoró, ya que caminaba de manera errante y parecía que tenía problemas de visión porque se llevaba por delante las puertas.
Dolores pudo contactarse con el veterinario de las perritas de Piñeiro, ya que sospechaba que podría tener un problema neurológico. Por la noche, como Elena empezó a ladrar sin parar, decidió llevarla a una guardia en un centro veterinario para que la atendieran de urgencia.