Qué es el sexo “kinky” y por qué es tendencia en el mundo

Este tipo de encuentro busca traspasar límites, explorar y conocer nuevas formas de alcanzar el placer. Aunque algunas personas lo relacionan con el sadomasoquismo, no está vinculado necesariamente. En Inglaterra, se ha convertido en una práctica que aglutina cada vez más adeptos.

Qué es el sexo “kinky” y por qué es tendencia en el mundo
Qué es y por qué es furor en otros países

La denominación “sexo kink” deriva del inglés y hace referencia a las prácticas sexuales fuera de lo convencional. Es decir, son las prácticas sexuales en las que intervienen dos factores: mucha imaginación y bastante picardía, por lo que los límites quedan poco definidos y dependen de las ganas de sexo atrevido, espontáneo, explosivo y algo “pervertido” que tengan los participantes. A estos atributos algunas personas le agregan, además, un poco de salvajismo.

Pero definamos algunas cuestiones. Por un lado está el “sexo kinky”. Es decir, un encuentro -dentro de la pareja o con alguien ocasional- con las características ya mencionadas, pero como un hecho aislado. Es decir que la pareja o la persona prueba algo “osado” para salir de la rutina.

Por otra parte, también se puede hablar de “parejas kinky”, que es cuando ambos integrantes disfrutan llegar al límite con algunas cosas o, en ocasiones, traspasar ese límite. Por lo general estas parejas tienen claro qué les gusta y no dudan en expresarlo y experimentarlo.

Imagen ilustrativa
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Por último, existe algo que se podría definir como “práctica kinky”, que puede ser parte de la vida de la pareja o de una persona, pero a una escala mayor. ¿Cómo sería esto? Las personas que practican el sexo kink se caracterizan por tener una mente abierta y tolerante, con tendencia a la innovación y sin miedos a los prejuicios y los tabúes. Son personas a las que les gusta experimentar y descubrir. Tanto así, que en Inglaterra esta práctica ha alertado a las autoridades, ya que las personas tienden a correr riesgos con tal de probar algo diferente.

La sorprendente tendencia de Reino Unido

En Reino Unido están llevando la experiencia kink un poco al extremo. Consiste en dejar la puerta abierta o “entornada” para que cualquier extraño pueda entrar y unirse. Esta temeraria propuesta está ganando popularidad en las aplicaciones de citas y la locura se está desarrollando en todo el país, aunque puede suponer un peligro.

Este polémico juego sexual fue denominado precisamente “kink”. Ha hecho saltar las alarmas a las autoridades y piden a los ciudadanos que eviten este tipo de actos por los peligros que acarrea, como robos, violencia física o sexual o las propias enfermedades de trasmisión.

Es un juego con la idea de conexiones anónimas y en los que reinan los encuentros esporádicos, rápidos y sin necesidad de conocer a la pareja sexual, aunque ambas partes deben establecer sus límites y hablar abiertamente sobre el consentimiento y lo que quieren que suceda.

Parejas kinky

Quienes disfrutan con el sexo atrevido y encontraron en esto a su media naranja, tienen mucho para explorar y descubrir. Con una pareja, una guerra de almohadas puede terminar en sexo desenfrenado o, por el contrario, en placer lento, bondage o masturbación mutua.

La sexóloga Nuria Jorba explica que lo kinky en una pareja es fundamentalmente poner las ideas a volar: “La imaginación nos permite crear ese espacio de pasión, fogosidad y deseo. Con ella suprimimos además el pensamiento racional y los dolores de cabeza del día a día”.

Lo ideal es que la pareja le dedique tiempo (juntos o por separado) para “pensar” cosas para hacer cuando llegue el momento. Si bien es cierto que el sexo repentino es exquisito, también hay que dedicarle neuronas y planificación al tema, si es que queremos sorprender a nuestra pareja.

Es cierto que si falla la imaginación siempre queda el recurso del cine erótico y la recreación de las escenas más excitantes, imitando posiciones, roles o situaciones, pero lo ideal es no matar la pasión a largo plazo con ese recurso fácil.

Existen redes sociales, grupos y hoteles especializados en “sexo kinky”, con una oferta inacabable para explorar la sexualidad. Aun a riesgo de parecer estrambóticas, estas prácticas previenen el deterioro de la relación y desinhiben la libido.

Para la sexóloga Fortuna Dichi, se trata de darle vida a la relación y vencer el hastío, respetando lo que somos y a la persona con quien compartimos la intimidad: “No podemos esperar resultados distintos haciendo todos los días lo mismo. La monotonía se rompe con creatividad, atreviéndose a hacer cosas diferentes que nos nutran, primero de forma individual y luego en pareja”.

No es sadomasoquismo

El sexo kinky no implica dolor, y es importante tener en cuenta que cualquiera de los integrantes puede detener el juego o el acto sexual si no lo disfruta. “No hay -indica Jorba- unas prácticas adecuadas o no, simplemente unas van bien para determinadas parejas y otras no forman parte de sus deseos o de su idea de sexualidad. El primer punto es conseguir que cada miembro de la pareja exprese aquello que desea, su meta a conseguir. Sin juzgar y sin etiquetar. Si no coinciden, hay que intentar buscar un punto medio”.

Algunos psicólogos han analizado el sexo kink y las personas a las que les gusta practicarlo. Es el caso de Richard Sprott, psicólogo de la Universidad Estatal de California en East Bay (Estados Unidos) y DJ Williams, sociólogo de la Universidad de Idaho (Estados Unidos). Ambos investigadores han llegado a la conclusión, tras analizar a personas amantes de este tipo de sexo alternativo, que practicar el sexo kink requiere tiempo, cierto nivel de habilidad y experiencia.

Esto se consigue gradualmente, no existen magias, ni cambios drásticos. Dichi propone ideas prácticas, como elaborar una lista con propuestas sexuales, leer literatura eróticamente, visitar un ‘sexshop’ juntos, practicar masajes con aceites aromáticos en zonas erógenas o hacer de la habitación un santuario para el placer. La sexóloga invita también a jugar con el roce de las cuerdas, experimentar un poco la sensación de estar amarrado, dejar atrás la posición de misionero y atreverse a tener encuentros íntimos en lugares diferentes.

Destacan que las personas que han practicado este tipo de sexo poco convencional se sienten “abrumadas”. Lo explican en declaraciones a los medios de comunicación: “Más del 90% muestra emociones positivas, libertad, placer, sensación de aventura, alivio del estrés y relajación y una forma motivadora de expresión”.

Las 11 claves del sexo kinky

  • Imaginación: Es fundamental a la hora de disfrutar de esta modalidad y es importante que ambos miembros de la pareja sean capaces de crear escenarios excitantes en sus mentes. El poder de la imaginación resulta básico para el sexo kink.
  • Jugar sin prejuicios: en el sexo kink hay que disfrutar jugando, probando y experimentado cosas nuevas. Además, se pueden utilizar diferentes juguetes eróticos y complementos para hacer realidad las fantasías.
  • Conocerse: Saber qué te gusta para poder ser claro con tu pareja. También conocer qué le gusta a tu pareja y qué no. En caso de una relación ocasional, además de hablar previamente acerca de este punto, estar atentos a las señales de gusto o disgusto del otro.
  • Indagar: Estar dispuestos a cosas nuevas que causen placer, emocionen y permitan fantasear.
  • Comunicar: para que ambos miembros de la pareja disfruten al máximo, la comunicación entre ellos es básica para practicar esta modalidad de sexo. Expresar qué gusta y qué no, independientemente de lo que la pareja espera y de manera respetuosa y abierta, dejando siempre abierta la posibilidad del “no”.
  • Confianza: Es imprescindible para poder comunicar lo que excita.
  • Consenso: Establecer las reglas del juego de modo consensuado.
  • Libertad: Ninguno de los dos lo toma ni como obligación, ni como imposición.
  • Sin grandes metas: No es necesario crear demasiadas expectativas. Es mejor ir creando pequeños retos con los que las dos partes se sientan cómodas.
  • No existe la excusa de la falta de tiempo. Cualquier momento se presta a un gesto pícaro.
  • Si tus gustos son diferentes a los de tu pareja no te angusties, más bien comunícale hasta dónde eres capaz de llegar.

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