Cuando pensamos en una relación sexual, muchas veces la mente se dirige rápidamente al orgasmo como el punto culminante, el momento decisivo y el objetivo por el cual se estuvo trabajando arduamente durante los momentos previos. Sin embargo, hay un enfoque alternativo que sugiere que el clímax no es el único destino, sino que todo el viaje en sí es profundamente placentero y transformador. Se trata del método Karezza, una forma de lograr intimidad que deja de lado el objetivo del orgasmo para centrarse en la conexión profunda entre los cuerpos y las emociones, es decir, va más allá del sexo convencional buscando brindar bienestar físico, emocional y mental a quienes lo practican.
El término “Karezza” proviene del italiano carezza, que significa “caricia”. Este simple nombre ya nos da una pista clave sobre lo que implica esta técnica: caricias, contacto físico y atención plena al otro. Es una práctica sexual que fue acuñada por Alice Bunker Stockham, una de las primeras médicas de Estados Unidos a finales del siglo XIX, quien luchó incansablemente por los derechos de las mujeres en temas como la igualdad de género, el control de la natalidad y la satisfacción sexual de ambos miembros de la pareja.
En su libro de 1896 Karezza: Ethics of Marriage (Karezza: Ética del matrimonio), Stockham planteaba que las relaciones sexuales no debían centrarse únicamente en el orgasmo masculino, como se promovía en las enseñanzas de la época, sino que debían ser una experiencia igualitaria para ambos. Esta visión revolucionaria pretendía que tanto hombres como mujeres alcanzaran satisfacción emocional y física sin la necesidad de un clímax tradicional.
Por qué deberías intentarlo
Diversos estudios, como el de la Universidad de Oslo, subrayan que la oxitocina, a menudo denominada “la hormona del amor”, es liberada durante el contacto físico como abrazos y caricias, favoreciendo el apego y la confianza entre las personas. Esta hormona no solo mejora la conexión emocional, sino que también reduce el estrés y fomenta sentimientos de seguridad, lo que es esencial en las relaciones de pareja.
Investigaciones recientes también indican que la administración de oxitocina tiene un impacto directo en el comportamiento social y sexual, incrementando la cercanía emocional y la satisfacción en las relaciones íntimas. Estos efectos se traducen en una mayor sensación de bienestar general.
En qué consiste la técnica
A diferencia del enfoque sexual convencional, el método Karezza propone un tipo de encuentro más suave, lento y cuidadoso, basado en caricias, abrazos, tocamientos, miradas e incluso sexo oral pero sin la presión de llegar al clímax, sino para fortalecer el vínculo emocional y afectivo entre la pareja, creando un espacio de confianza y comunicación no verbal que profundiza la intimidad.
No es un encuentro rápido ni apresurado. Es un viaje pausado que puede prolongarse por el tiempo que deseen los involucrados, sin “tener que llegar” a un punto final. Este enfoque también puede ser útil para reavivar relaciones de pareja que han caído en la rutina, permitiendo que las parejas redescubran su cuerpo y el de su compañero o compañera, generando una conexión más profunda que combina cuerpo, mente y espíritu.
Para ello, la pareja puede comenzar con caricias suaves, miradas, susurros, y exploración de las zonas erógenas, sin necesidad de una comunicación verbal constante. Lo esencial es dejarse llevar por el momento y disfrutar de cada sensación.
Los movimientos deben ser lentos, suaves y conscientes, creando una atmósfera similar a la de una meditación compartida. Es una forma de practicar el “aquí y ahora” con la sensualidad como protagonista. Como señala la sexóloga estadounidense Margot Anand, autora del libro The Art of Sexual Ecstasy (El arte del éxtasis sexual), “el camino hacia una experiencia sexual trascendente no está en lo rápido que llegues, sino en lo presente que estés durante el proceso”.
Diferencia con el sexo tantrico
El Método Karezza y el Tantra comparten el enfoque en la conexión emocional y espiritual durante las relaciones íntimas, pero tienen diferencias fundamentales en sus prácticas y objetivos.
El Karezza se centra en evitar el orgasmo y en la importancia de las caricias y la unión emocional, buscando una intimidad profunda y continua que mantenga los niveles de oxitocina elevados, lo que promueve el bienestar emocional y fortalece la relación de pareja. Su objetivo principal es mantener una energía sexual tranquila y amorosa, fomentando el vínculo emocional más que la gratificación física inmediata.
Por otro lado, el Tantra del sexo también tiene un componente espiritual, pero a diferencia del Karezza, no evita el orgasmo. En el Tantra, el orgasmo y la energía sexual son vistos como medios para alcanzar estados elevados de conciencia y despertar espiritual. El Tantra utiliza técnicas de respiración, meditación y posiciones sexuales específicas para prolongar el placer y canalizar la energía sexual hacia una experiencia trascendental.
Es decir, mientras que el Karezza busca evitar el orgasmo para mantener una conexión emocional constante, el Tantra lo incorpora como parte de un viaje espiritual y de transformación personal.
Beneficios físicos y emocionales
Numerosos estudios han demostrado que el contacto físico y las caricias tienen efectos profundamente positivos en la salud de las personas. El simple acto de acariciar a alguien, por ejemplo, puede disminuir los niveles de ansiedad, fortalecer el sistema inmunológico, reducir la presión arterial y liberar oxitocina, la hormona del amor. Este cóctel químico no solo profundiza la relación emocional entre las personas, sino que también crea una sensación de bienestar y felicidad.
En el contexto de una relación sexual, estos beneficios se multiplican, ya que este método permite disfrutar de una intimidad más prolongada. Es más, algunos estudios han demostrado que puede ayudar a mejorar la autoestima y la autoconfianza. Según el Dr. Barry Komisaruk, neurocientífico especializado en sexualidad humana, “los orgasmos son placenteros, pero el sexo sin orgasmo, si es consciente y pausado, puede brindar incluso más bienestar a largo plazo”.
El control de los impulsos y la excitación
Un aspecto clave del método Karezza es el aprendizaje del control de los impulsos sexuales. Al centrarse en las caricias y el placer compartido, las parejas pueden aprender a manejar la excitación sin apresurarse hacia el orgasmo. Esto permite que las relaciones sexuales sean más duraderas y, en muchos casos, más satisfactorias, ya que la tensión se acumula de forma lenta y natural, sin la urgencia de descargarla rápidamente.
Además, este control de la excitación puede tener beneficios psicológicos importantes, como la reducción de la ansiedad relacionada con el rendimiento sexual.
Como explica la psicóloga clínica Marta Meana, especializada en sexualidad femenina, “al liberar la mente de la expectativa del orgasmo, muchas personas descubren nuevas formas de experimentar el placer y la intimidad”.
No cualquiera puede practicarlo
Aunque ofrece numerosos beneficios, no todas las parejas pueden sentirse atraídas por este enfoque de la sexualidad. Es necesario que ambas partes estén dispuestas a explorar un tipo de intimidad más pausada y sin la expectativa del clímax. Sin embargo, para aquellas personas que desean profundizar su conexión emocional o para quienes buscan formas de reavivar su vida sexual, Karezza puede ser una práctica profundamente transformadora.
Este estilo de amor propone una revolución silenciosa en la forma en que entendemos la sexualidad y la intimidad. Al dejar de lado la obsesión por el orgasmo, esta práctica permite que las parejas se conecten de una manera más profunda, emocional y espiritual. Las caricias, miradas y susurros son solo el comienzo de un viaje que puede llevar a un estado de satisfacción más pleno y duradero.
Y en un mundo en el que la rapidez parece ser la norma, tal vez lo que realmente necesitamos es, simplemente, detenernos y disfrutar del contacto humano en su forma más pura. Porque al final, como sugiere el método Karezza, el placer no está en el destino, sino en el recorrido.
