El eneagrama es un sistema de estudio y análisis de la personalidad basado en nueve clasificaciones, llamadas “eneatipos”, cada una de ellas con tres subtipos, en las que de acuerdo a los intereses, patrones de pensamiento, emociones y comportamiento de cada individuo se puede establecer cómo es su relación con los demás, sus fortalezas y debilidades, sus preocupaciones y vínculo con el mundo. Esta forma de análisis puede aplicarse tanto de manera personal como profesional, ya que es una herramienta adoptada por diversas empresas para mejorar y reforzar las habilidades de sus empleados.
Don Richard Riso, investigador y escritor estadounidense, sostiene que la figura del eneagrama tuvo origen alrededor del 2500 a. C. Algunos autores afirman libremente que el Eneagrama se trata de una antiquísima teoría, nacida hace más de 2000 años en Afganistán y Babilonia, pasando por los griegos Pitágoras y los primeros cristianos y siendo transmitida por la tradición oral sufí. Sin embargo, esas afirmaciones parecen basarse en textos que suponen una gran antigüedad del eneagrama, pero no existen testimonios arqueológicos o históricos independientes que permitan corroborar esas afirmaciones.
En geometría, un eneagrama es una estrella de nueve puntas. Esta estrella grafica un tipo de personalidad, es decir, un eneatipo. Cada uno de los nueve tipos está representado por un número y se describe como una combinación única de estos tres elementos. Matias Maceira, de la comisión directiva de la Asociación Internacional de Eneagrama (IEA International Enneagram Association) explica que existen tres triadas de personalidad. “La primera agrupación de tipos se fundamenta en los tres componentes básicos de la psique humana que son el instinto, los sentimientos y los pensamientos. Según la teoría del eneagrama estas tres funciones están relacionados con centros sutiles del cuerpo humano” y agrega que “la personalidad se fija principalmente en uno de estos centros”.
A través de preguntas y autoevaluación, las personas pueden determinar cuál de los nueve tipos de eneagrama se ajusta mejor a su forma de ser. Una vez identificado su tipo, las personas pueden aprender más sobre sus fortalezas y debilidades, así como sobre cómo pueden superar sus miedos y crecer como individuos.
“Las triadas son importantes para el trabajo de transformación porque especifican dónde se encuentra el principal desequilibrio en una persona”. Ese desequilibrio es la respuesta de emergencia con que una persona logró superar una necesidad básica insatisfecha en un momento determinado de su vida y luego la convirtió en un patrón de carácter. “Las tres necesidades básicas son: autonomía, relación y orientación”, explica Maceira.
“La necesidad de autonomía es tener una clara sensación del ‘yo’, poder autoafirmarse e imponerse, defenderse contra los ataques al territorio propio. Esto corresponde a los eneatipos 8, 9 y 1. Luego está la necesidad de relación, sentirse querido y poder querer, la preocupación por los demás. Esto corresponde a los eneatipos 2, 3 y 4. Por último está la necesidad de orientación y seguridad, es conocer el lugar donde estoy y tener perspectiva de las cosas, esto corresponde a los eneatipos 5, 6 y 7″, afirma.
Por otro lado, el especialista explica que “En la triada del corazón, o límbica, la persona está preocupada por su imagen, confunde lo que es con lo que aparenta ser ante los demás y tiende a rechazar cómo se está sintiendo realmente con cómo debería sentirse de acuerdo al rol que están ejecutando. Los eneatipos de esta tríada consideran que para ser amados por lo que son deben fingir ser lo que no son”.
En segundo lugar se encuentra la triada del eneatipo del cerebro, o mental. En este grupo, las personas “tienden a padecer ansiedad e inseguridad porque les preocupa más el futuro y la búsqueda de tranquilidad, que el pasado o el presente. Estas personalidades tienen muchísimo miedo y tienen dificultades para tomar decisiones de forma asertiva y congruente, pasan mucho tiempo peleando con sus cabezas y sobre utilizando sus mentes para intentar compensar la represión de sus instintos físicos. Les cuesta pasar a la acción”.
Por último está la triada del estómago o visceral en la que la persona “se han formado en torno a la inteligencia del cuerpo, son más kinestésicos y perceptivos corporalmente, suelen percibir rápidamente cómo se sienten y estas sensaciones les permiten pasar a la acción antes de elaborar una respuesta cognitivamente. Pueden actuar desde la cólera e impulsivamente y manifestar dificultades en el campo de la razón, por lo que pueden experimentar una especie de nube mental. Aunque perciben el mundo con nitidez, pueden percibir su interior de forma distorsionada, tienden al pensamiento polar y pueden reducir situaciones complejas al planteamiento ‘todo o nada’”, asegura Maceira.
Sin embargo, pese a esta explicación simple, el sistema de analisis de la personalidad a través del eneagrama es compleja, ya que por cada eneatipo -o punta de estrella- existen tres subtipos, con lo cual las posibilidades se multiplican a veintisiete patrones de personalidad.
Julio Cavalli, integrante de IAE Argentina, explica que estos subtipos pueden definirse como aquello que es lo más importante para la persona en su vida. A estos subtipos se los conoce como “autoconservación”, “sexual” y “social”, y el instinto en el cual más se centra la persona es aquel que ha sido más dañado o desconectado. “Todo nuestro estilo de funcionamiento se matiza con el color del instinto dañado, expresando emociones, acciones y pensamientos característicos de nuestra pasión dominante”.
Como consecuencia de esta dinámica, las personas tienden a sobre desarrollar un área de sus vidas, subdesarrollado otras. “Todos tenemos los tres subtipos (autoconservación, social y sexual) pero se ordenan inconscientemente de forma jerárquica”, explica Cavalli.
Cuando en la vida de una persona prima el subtipo autoconservación, el “yo” precede todo lo que hace, piensa o siente. “Se centra en cuidar su persona, su mundo circundante, su preocupación es asegurarse una vida estable y un bienestar general”.
Cuando prima el subtipo social, el “nosotros” precede todo. “El deseo está centrado en la interacción con los otros, mantener buenas relaciones con los demás y pertenecer a un grupo de referencia, ser aceptados y lograr una posición de reconocimiento dentro del grupo”.
Por último, cuando la vida está asentada sobre el subtipo sexual, el contacto íntimo precede todo lo que la persona piensa, hace o siente. “El deseo se centra en relaciones estrechas, uno a uno, y el foco está en ser deseados y atractivos para los demás. Este es el mecanismo inconsciente que los define”, concluye Cavalli.
Cuáles son los ámbitos de aplicación
El eneagrama es flexible y se puede aplicar a una amplia variedad de ámbitos, desde las relaciones personales hasta el desarrollo profesional. Desde su introducción al mundo occidental en la década de 1950, el eneagrama ha sido utilizado por terapeutas, coach y gerentes de recursos humanos como herramienta para el autoanálisis y el crecimiento personal. Además de su uso en terapia y en el desarrollo personal, el eneagrama también ha sido adoptado por empresas y organizaciones como herramienta para mejorar la comunicación y la colaboración entre los empleados. Al comprender las perspectivas y motivaciones de los demás, los gerentes y los trabajadores pueden trabajar juntos de manera más efectiva, ya que les permite comprender mejor las fortalezas y debilidades de los empleados y así ayudarlos a desarrollar su potencial.
Fuentes confiables incluyen libros escritos por expertos en el tema, como “The Wisdom of the Enneagram” (La sabiduría del eneagrama) de Richard Riso y Russ Hudson, y “The Complete Enneagram: 27 Paths to Greater Self-Knowledge” (El eneagrama completo: los 27 caminos del grandioso autoconocimiento) de Beatrice Chestnut.
Sin embargo, a pesar de su popularidad, la investigación científica sobre el eneagrama todavía es limitada. Una revisión sistemática de la literatura publicada en 2017 encontró que, aunque hay algunos estudios que sugieren una relación entre el eneagrama y variables psicológicas como la neuroticismo, la apertura a la experiencia y la extraversión, la mayoría de estos estudios son de baja calidad y no cumplen con los estándares metodológicos adecuados.
Además, la validación empírica del eneagrama es limitada. Aunque hay algunos estudios que han encontrado una cierta consistencia en las respuestas de los individuos cuando se les pregunta sobre su tipo de eneagrama, también hay estudios que han encontrado resultados contradictorios.