Plantas maestras mendocinas: por qué tomar “yuyos” nos puede cambiar la vida

La Naturaleza es sabia no solo en reproducirse a sí misma infinitamente sino también por la capacidad de curar a su entorno, incluídos los humanos. Aprender a tomar los yuyos apropiados puede no solo mejorar una situación determinada sino también cambiar nuestra forma de ver la vida.

El vegetalismo es una práctica que ayuda a mejorar la calidad de vida
El vegetalismo es una práctica que ayuda a mejorar la calidad de vida

En la búsqueda de cambios, de mejoras o de nuevas experiencias, algunas personas consideran que las “Plantas Maestras” son aquellas que a través de sustancias psicoactivas provocan un estado alterado de los sentidos y una conexión con un “plano superior” que acciona un cambio profundo en la mirada de las circunstancias que atraviesan.

Sin embargo, desde la perspectiva de los pueblos originarios, las “Plantas Maestras” también son todas aquellas que se ingieren a través de infusiones, que no son psicodélicas y que provocan cambios a nivel de salud, de bienestar general y de beneficios a largo plazo tanto en el plano psicofísico como emocional. Para acceder a ellas no es necesario viajar a ningún país exótico ni adentrarse en la selva amazónica. El piedemonte mendocino es rico en vegetales cuyas propiedades son curativas a diferentes niveles y se puede acceder a ellas a través del estudio de las distintas variedades.

Los pueblos originarios andinos conservaron las tradiciones y conocimientos acerca del vegetalismo autóctono
Los pueblos originarios andinos conservaron las tradiciones y conocimientos acerca del vegetalismo autóctono

Desde la mirada de los pueblos originarios (a través de las distintas culturas Latinoamericanas) la planta tiene un espíritu que puede transferir conocimientos al aprendiz a través del dieta (consumo) y del aprendizaje de sus formas de uso y propiedades. De esta manera no solo se aprende de la planta sino que se incorpora su espíritu o energía.

Uno de los mendocinos que desde hace décadas se dedica al aprendizaje y enseñanza en este sentido es Daniel Muzlera, quien trabaja realizando medicinas tradicionales e impartiendo cursos de vegetalismo.

“La palabra yuyo proviene del quechua ‘yuyu’ y quiere decir ‘alimento’, entonces aparece este nuevo paradigma de la comida líquida muy alimenticia, que tiene omega 3, omega 6, toda su fitoterapéutica, pero también tiene espiritualidad. Para la medicina aborigen todo es holístico, se considera el ser humano como cuerpo, energía (psicoemoción) y espiritualidad, entonces también las plantas tienen esta característica. Por este motivo el yuyo actúa en la parte física, en la psicoemocional y en la espiritual actuando como un alimento holístico”.

Consultado acerca de cómo funciona el consumo de plantas en beneficio del organismo, comienza explicando que “dentro de cualquier ecosistema, si lo degradamos -si le pasamos una topadora, por ejemplo- lo primero que sale en esa recuperación natural que hace la Pachamama, son los yuyos, porque son los activadores de la vida”. De esta manera define a los que vulgarmente llamamos “yuyo” como el primer eslabón para el restablecimiento de los ecosistemas.

En el mismo sentido detalla: “Desde ese punto de vista, somos ecosistemas nosotros también y lo tenemos bastante deteriorado por la alimentación, el estrés y los cánones de vida moderna, que son muy distintos a cómo eran en nuestras comunidades ancestrales. Entonces para poder recuperar el ecosistema interno, se comienza tomando las plantas en el mismo orden en que la tierra las recupera”. Cualquier persona que desee mejorar su vida cotidiana puede hacerlo comenzando desde el principio,con los yuyos que se encuentran en la misma zona donde habita.

“Para nuestros (pueblos) originarios, la espiritualidad era simplemente poder estar en la Pachamama, no estar alterado mentalmente a causa de esta manera de vivir”, explica Muzlera. Para ello es necesario restablecer el equilibrio en el cuerpo: “Esta nueva forma de alimentarse con yuyos, a razón de un litro por día (dependiendo del yuyo y las dosificaciones) se determina por el sabor, color, olor, temperatura y demás cualidades del yuyo. La herbolaria es muy amplia en el pedemonte”, asegura.

Entendiendo la medicina tradicional como la proveniente de los pueblos originarios, resulta difícil dilucidar cómo consumirla, desde el paradigma de la medicina alopática que mide el contenido de una pastilla en microgramos. “Para poder tomar y trabajar con la herbolaria, hay que ir a una persona que entienda de eso y que te va a dar la dosificación de la planta y qué planta para cada persona y para cada proceso. Y también será quien acompañe los tratamientos que se estén haciendo, porque hay que aclarar que el enfoque de la medicina tradicional hoy está en apoyo a la medicina moderna, alopática. No podemos descartar ninguna de las dos, porque ambas son muy necesarias”, resalta y completa: “La medicina tradicional, de nuestros ancestros, nos lleva a un vitalismo, a una manera de vivir con máxima energía vital y con muy baja frecuencia mental (ruido mental) para realmente vivir no tan aturdidos”.

Cursos de vegetalismo

Muzlera imparte sus conocimientos a través de cursos que tienen una duración aproximada de nueve meses, en los que las personas deben consumir los yuyos que están estudiando.

“Hay distintos niveles, uno básico que sería el curso de Medicina Aborigen,que habla sobre la medicina popular que manejan todas las mujeres de la comunidad, donde está el ‘yuyero’ y está el curandero, pero también hay una conciencia popular de cómo se maneja la medicina. Dentro de ese círculo de medicina popular, lo que se enseña es a tomar las plantas de ‘la limpia’, a desparasitarse, a alimentarse y vamos haciendo cada año un encadenamiento distinto de plantas que están orientados a la limpieza del cuerpo”, detalla.

Luego de esa primera instancia, se realiza el Círculo de la Consciencia “donde vemos plantas que tienen que ver más con el trabajo interior, porque ya se ha hecho un trabajo sobre la limpia, la persona ya ha ajustado durante un año su manera de alimentarse y también haciendo sus purgas con las plantas de tabaco”.

Todo este aprendizaje tiene como objetivo no solo aprender qué yuyo tomar en determinado momento sino que también -asegura- tiene una profunda transformación en la cosmovisión individual. “En esa triangulación, (limpia, purga y trabajo interior) la persona tiene una manera de entender la vida totalmente distinta”.

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¿Se puede complementar la vida moderna con ciertos excesos de comidas o alcohol con este tipo de terapias?

Cuando comenzamos a tomar plantas empezamos a tener de a poco consciencia de que en nuestro yo, en nuestra manera de ser y en nuestro ego están pegados los paradigmas y los comportamientos, como rutas mentales. En la medida que vamos limpiando el cuerpo, el estómago y acallando la mente, podemos empezar a discernir qué es lo más sano para nosotros, pero además a tener la voluntad para poder transformar esa vida cotidiana. En ese proceso vía entendimiento es donde trabajan estas plantas que nosotros llamamos “plantas maestras”, porque nos enseñan a vivir de una manera muy prolija y sana. La medicina tradicional es muy linda porque trabaja con nuestra manera de ver la vida. ¿Cuál es la diferencia entre levantarte, tomar jugos naturales y hacer yoga, o pegarte un zaque que merca? tu punto de vista. Es lo que te lleva a hacer todo lo que hacés en la vida, entonces, en definitiva, estamos atados a puntos de vista que nos terminan enfermando.

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