Nuestro cuerpo en el habla

Resulta muy curioso analizar de qué modo las diferentes partes de nuestra anatomía aparecen recurrentemente en las expresiones cotidianas.

Nuestro cuerpo en el habla
Célebre pintura de Rembrandt.

Es notable cómo los distintos órganos y partes de nuestro cuerpo sirven para acuñar expresiones cotidianas, que connotan diferentes realidades: las rodillas, la garganta, el corazón, el hígado, el estómago, el pecho, las piernas dan ejemplo de este modo de hablar. Veámoslo:

De rodillas: Esta locución adverbial acompaña a verbos como ‘hincarse’, ‘estar’, ‘ponerse’, con un valor físico y otro actitudinal. El físico indica que una persona se encuentra con las rodillas dobladas y apoyadas en el suelo, con el cuerpo descansando sobre ellas, generalmente en señal de respeto o veneración, o por castigo y penitencia: “En esa parte de la misa, los feligreses están de rodillas”. Pero, si usamos la expresión con valor actitudinal, connotamos que alguien guarda respecto de otra persona una relación de sumisión y que se expresa en tono suplicante: “Era lamentable ver cómo se humillaba ante ese jefe y se le ponía de rodillas para alcanzar su objetivo”.

Estar alguien en tal rodilla con otra persona: Significa que está con ella en un grado de parentesco en línea recta; así, por ejemplo, si se dice que una persona está en cuarta o quinta rodilla con otra, se quiere indicar que es su cuarto o quinto nieto.

Doblar/hincar la rodilla: Traslaticiamente, cualquiera de estas dos locuciones significan que una persona se sujeta a otra, esto es, que se somete a su dominio: “Por favor, no se asuste ni doble la rodilla ante las amenazas de ese funcionario”. Se vincula a la locución ‘rodilla en tierra’, que se explica como “con una rodilla apoyada en el suelo, generalmente en señal de humillación o reverencia”.

Hacerse alguien de garganta: Locución verbal cuyo valor significativo es “preciarse de cantar bien, con facilidad de gorjeos y quiebros”: “Me encantó escuchar a esa soprano que se hacía de garganta”.

Mentir por la garganta: Esta locución, igual a ‘mentir por la barba’, significa que una persona falta a la verdad descaradamente: “El acusado, sin inhibiciones, mentía por la garganta”.

Nudo en la garganta: Nuevamente, nos encontramos con una doble interpretación; en efecto, la locución puede referirse a un impedimento que se siente al tragar y que estorba al comer, al hablar y, a veces, al respirar; pero, además, un nudo en la garganta es sinónimo de aflicción o congoja, que impide explicarse o hablar: “Mis nervios me provocaron un nudo en la garganta y no podía hablar bien”.

Tener a alguien atravesado en la garganta: El diccionario académico explica la locución como “no tragar a alguien”, con valor coloquial y con el significado de “sentir marcada antipatía hacia él”: “No me pida que habla con ella porque la tengo atravesada en la garganta”.

Tener buena garganta: Se le aplica esta locución a quien ejecuta mucho con la voz en el canto: “Lo admiro porque tiene buena garganta”.

El corazón en un puño: Esta expresión nos da idea de un estado de aflicción, angustia o depresión: “Tras la noticia, me encuentro con el corazón en un puño”.

Abrir su corazón (a alguien): Con esta locución, se indica que una persona revela a otra su intimidad: “Las circunstancias fueron propicias para que Pedro le abriera su corazón a esa mujer”.

Atravesar el corazón: La locución verbal es equivalente a “mover a lástima o compasión; penetrar de dolor a alguien”: “Sus palabras me atravesaron el corazón”.

Con el corazón en la mano: Se usa esta locución cuando se quiere señalar que una persona habla con la mayor franqueza y sinceridad: “Le creí porque me parecía que nos hablaba con el corazón en la mano”.

El corazón no es traidor: Con esta expresión, se quiere aludir al presentimiento que se suele tener de los sucesos futuros: “No tengo dudas acerca de lo que va a pasar porque el corazón no es traidor”.

Helársele el corazón: Se aplica esta expresión para señalar que alguien se queda atónito o en suspenso, a causa de un susto o de una mala noticia: “Cuando supe de su muerte, se me heló el corazón”.

No caberle a alguien el corazón en el pecho: Para esta locución, existen dos posibilidades de interpretación; por un lado, literalmente, se quiere señalar que se está muy inquieto por algún motivo de pesar o de ira; por otro, que alguien es magnánimo: “Por indignación, no me cabía el corazón en el pecho”.

Partírsele a alguien el corazón: Esta expresión equivale a ‘partírsele el alma’ y significa que se siente gran compasión: “Las cifras de pobreza le parten el corazón”.

Ser todo corazón: Se aplica esta locución cuando una persona es muy generosa, bien dispuesta o benevolente: “Seguro va a colaborar porque es todo corazón”.

Tener un corazón de bronce: Por la dureza del metal nombrado, se da a entender que alguien es muy inflexible y que le cuesta apiadarse: “No va a ceder porque tiene un corazón de bronce”.

Tocarle a alguien en el corazón: Se da a entender que a determinada persona se le mueve su ánimo para el bien: “Fue generosísimo porque le tocaron en el corazón”.

Echar alguien los hígados por algo: Esta locución indica que una persona se esfuerza mucho para conseguir un objetivo: “¿Cómo no iba a lograrlo si echó los hígados por ese proyecto?”.

Ladrarle el estómago: Coloquialmente, esta locución equivale a “tener hambre”: “Hicimos un alto en el camino porque nos ladraba el estómago”.

Revolver el estómago: Se usa esta expresión para indicar que algo causa aversión, repugnancia o antipatía, por innoble o incorrecto: “Cuando expuso su plan, se me revolvió el estómago”.

Cortar a alguien las piernas: La locución, no tomada en sentido literal, señala que a una persona se le imposibilita la realización de algo: “Con semejante penalidad, le cortaron las piernas en su carrera”.

Sacar pecho: Esta locución coloquial puede connotar actitud de orgullo, arrogancia y desafío, o decisión de actuar con valor ante una situación difícil: “Es inaguantable verlo sacar pecho ante sus subordinados”. “Es bravo el trance y solo queda sacar pecho ante él”.

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