El catálogo de terror de Netflix cuenta con muchas opciones para disfrutar, aunque las producciones propias de la marca no han tenido mucho éxito, hay uno que si y tiene formato de documental.
Se trata de “Juicio al diablo”, una producción muy interesante para todos aquellos amantes del género de terror, quienes quieran adentrarse en los detalles de casos reconocidos en el mundo y para aquellos que adoran pasar ratos de incomodidad y miedo.
En el documental de 80 minutos se cuenta el famoso caso de posesión que inspiró a la tercera película que forma parte de la saga El Conjuro. Esto significa que explora el homicidio perpetrado por Arne Cheyenne Johnson en los años 1980 y su atípica estrategia legal proclamando: “El diablo me obligó a hacerlo”.
Según el avance oficial, el documental inicia su pesquisa varios meses previos al delito. Durante ese lapso, el hermano de la novia de Johnson, conocido como David Glatzel, fue sometido a múltiples exorcismos llevados a cabo por los destacados investigadores paranormales Ed y Lorraine Warren.
Aunque el joven experimentó una mejora temporal, la defensa alegó que Johnson seguía bajo la influencia de la misma entidad cuando perpetró el asesinato de su arrendador, Alan Bono, en 1981. Los Warren respaldaron esta afirmación al presentar grabaciones y testimonios en un intento de absolver al homicida.
Este suceso representó la primera y única ocasión en que un tribunal estadounidense admitió pruebas de naturaleza sobrenatural durante un juicio.
El caso atrapó la atención de los medios, provocando un extenso debate que abordó desde cuestiones legales hasta aspectos éticos y religiosos. A pesar de que Johnson fue finalmente condenado y encarcelado, este episodio dejó una impresión duradera en la intersección entre la ley y lo paranormal.
Por otro lado, según las críticas, este documental en lugar de enriquecer y complementar la trama al ofrecer información adicional, demuestra ser una farsa que terminó arruinando la coherencia de la tercera entrega de la saga.
Quiénes son Los Warren
Ed y Lorraine Warren eran un matrimonio de gran relevancia en el ámbito paranormal, ya que, gracias a sus habilidades y conocimientos, lograban rescatar a muchas personas de fenómenos extraños que buscaban causarles daño.
La productora estadounidense Warner Bros mostró interés en las historias de la pareja y llevó al cine muchas de sus aterradoras experiencias. Los Warren optaron por abrir un museo para resguardar los objetos malditos de sus casos, asegurándose de que no causaran daño ni perturbaran a nadie más.