Lo nuevo de Ariel Blasco, uno de los directores más versátiles y agudos del teatro mendocino, dará que hablar. No solo porque sostendrá una pequeña temporada durante noviembre en un espacio no convencional, sino porque el propio tema va a la yugular de los espectadores.
Se trata de “Nerium Park”, adaptación del texto original del catalán Josep María Miró, que estrena este sábado 2 de noviembre, a las 21, en La Salita (Tiburcio Benegas 1964, Ciudad) y repetirá función mañana, domingo 3. Las próximas presentaciones serán: 8, 9, 10, 15, 16, 17, 22, 23 y 24 de noviembre. Cabe señalar que la capacidad es limitada.
La obra tiene una entrada general de $6.000 y una entrada solidaria de $8.000. Esta segunda opción es a voluntad para quienes deseen colaborar económicamente con el teatro independiente. En cada caso, la forma de adquirir los tickets es a través de la plataforma EntradaWeb.
Este thriller social hiperrealista, tal cual lo definen, tiene dos patas: la actriz Salomé Boustani, y el actor, dramaturgo y también director Diego Quiroga Brobobeck, quienes a lo largo de esta experiencia teatral se embarcan en un tour de force. Irán desmontando, no sin crisis de por medio, los deseos, mandatos y creencias de sus vidas.
“‘Nerium Park’ va sobre una pareja, Lucía y Martín, que se acaba de mudar a un complejo de departamentos, que es el nombre del título. Una pareja de profesionales con trabajo, una clase media aspiracional, que desean ascender socialmente”, anticipa Blasco, cuya última producción, “Todo”, ganó la Comedia Municipal 2022.
“Básicamente, todos estamos inmiscuidos dentro de un sistema capitalista que en algún punto, queramos o no, lo tenemos dentro nuestro, y la idea del ascenso en términos sociales lo tenemos. Siempre queremos más, siempre estamos deseando más. Y también incorporamos ciertos mandatos sociales, como es la cuestión de la pareja, después de la casa, la casa propia, después viene el hijo, después hay que cambiar el auto cada dos años, después las vacaciones en distintos lugares... Esa cuestión de mandato social, que todos tenemos, de repente se pone en crisis con un sistema que colapsa, un sistema económico que se viene abajo, una situación en crisis como la que nosotros estamos atravesando en este momento. Lo que la obra hace es relacionar la crisis de esta pareja con la de un sistema económico que está colapsando, y esa tensión, ese juego, de repente llega hasta niveles impensados en el vínculo de esta pareja”, adelanta.
-¿Qué te interesó del texto?
-Bueno, el texto es de un dramaturgo catalán que se llama Josep María Miró, que es uno de los dramaturgos contemporáneos más interesantes. Tiene obras muy, muy fantásticas, muy increíbles. Lo interesante que tiene la obra es que si bien está escrita en el 2012, evidentemente estaban atravesando un proceso de crisis en España, porque la obra parece escrita hace cinco minutos. Tiene una potencia, tiene una actualidad, que asusta realmente. Es muy demoledor el panorama que hace, la lectura que hace de las situaciones y cómo enfrenta esto que decía antes, la crisis de una pareja con la crisis de este sistema que está colapsando, que se viene abajo. Hay una cuestión del drama, de la potencia del drama, que a mí siempre me parece muy fascinante, que me gusta. Me gusta también el coqueteo con el thriller, con el suspenso, algo que nosotros en la puesta hemos extremado todavía más. Y por otro lado también está la cuestión del trabajo.
-¿Ese tema recorre insistentemente tu trabajo?
-A mí el trabajo como tema me parece muy interesante. Ahí está “Reflejos”, una obra que casi pasa íntegramente en una oficina. Me parecen muy interesantes las dinámicas personales que se dan a través del trabajo. Y en esta obra en particular está como su reverso innombrable: el desempleo, que para cierto sector de la sociedad es como una mala palabra. En estos discursos establecidos, la cuestión del desempleo se vuelve una cuestión de números, o se habla de índices, y cada desempleo es una familia que no come: hay personas detrás de eso. Y cuando naturalizamos esas cosas estamos en peligro. Además, detrás del desempleo también hay una cuestión de la que se habla muy poco, que es la salud mental. Yo soy un ex trabajador de Acequia y hay un montón de situaciones que me tocó verlas en primera persona.
-¿Cómo fue el trabajo con los actores?
-Desde el primer momento la obra estuvo pensada para hacerla con Diego y con Salomé. Fueron la primera opción. Diego tomó clases con Josep cuando estuvo en la provincia hace un par de años atrás, tomó clases de dramaturgia y quedó el contacto entre ellos. Entonces, en algún momento Diego le pidió obras a él para leer y para ver la posibilidad de montar y cuando consiguió las obras me las pasó. Leímos “Nerium Park” y fue una obra que nos impactó y sí, desde el primer momento siempre estuvo pensada para ellos dos. Además de una cuestión de amistad, me parecen dos actores muy talentosos, muy increíbles, y la dinámica entre ellos también está buenísima y es muy fascinante lo que se genera.
- El autor definió la obra como un “tour de force”. ¿Por qué?
- Los personajes realizan un arco muy grande desde el inicio hasta el final de la obra. Al principio está toda la cuestión de que empieza un hito en nuestra pareja y en nuestra vida, que es el mudarnos a estos departamentos, y toda la ilusión, el amor, la esperanza y el deseo que todo eso representa de repente se ve truncado. El lugar donde empiezan y el lugar donde terminan es completamente distinto y eso requiere de ellos mucho compromiso actoral. El rango dinámico que los personajes tienen desde el principio hasta el final de la obra es realmente gigante, y todo a través de la actuación. Por otro lado, también hay una cuestión que es que estás trabajando para personas que están a un metro de distancia. Hay que realizar una economía en la actuación, una economía gestual, porque no estás trabajando para una fila 20 o para una fila 70, donde tienen que igual verte la gestualidad y todo, sino que acá estamos trabajando para gente muy cercana.
El proceso de adaptación de “Nerium Park” tuvo también sus particularidades: la obra, originalmente escrita en catalán, primero fue traducida al castellano de España, pero en esta versión hubo que “mendocinizarla”. Como así también hubo que cambiar las referencias geográficas. Además, Blasco (quien viene del cine) buscó acentuar los elementos del thriller, y hasta del terror, en la obra.
Pero si hay algo que llamará especialmente la atención es la puesta en un espacio no convencional. Quienes hayan ido a ver “Reflejos”, ese clásico de los martes montado en el buffet del teatro Independencia a lo largo de varias temporadas, sabrán de qué hablamos. En este caso, la cita es en un living, y el público asiste con absoluta intimidad al drama de los protagonistas. De más está decir que el espacio es limitado.
-¿Qué te llama la atención de estos lugares?
-A mí me encanta cómo se ve el teatro en espacios no convencionales. En algún punto, te diría que casi la mayoría de las obras que yo he hecho, salvo las que han sido Comedias Municipales o coproducciones, siempre han sido montadas en espacios no convencionales. Y eso me parece que tiene dos beneficios. En algún punto, hay algo del lenguaje que me gusta mucho cómo funciona en estos espacios, sobre todo en cómo es percibido por el espectador al tener una cercanía tan notoria con la actuación, donde realmente compartimos espacio.
-¿Influye la falta de salas en la escena local?
-Pero también por otro lado y en contextos como en el que estamos atravesando, donde hay una crisis de los espacios, donde hay pocos salas independientes para realizar obras y donde hay mucho teatro pero poco lugar de representación, nosotros lo que queríamos generar es continuidad. Nosotros necesitamos continuidad para hacer las obras, para que las obras crezcan, maduren, y para que funcione el boca en boca, que es la única forma en la cual realmente vos vas creciendo de público. Pero si no tenés continuidad ese trabajo nunca se realiza. Si vos montás la obra un día en Casa Violeta, el otro en El Taller, el otro en la Ana Frank, después tenés una función en el Le Parc, es muy difícil para la gente estar persiguiendo una obra. Y la única forma de tener continuidad es básicamente hacer funciones en un lugar que no esté pensado para hacer funciones. Nosotros tenemos 11 funciones en noviembre. ¿Qué espacio me daría 11 funciones en noviembre, en un mes? No existe. Entonces, lo único que nos queda es generar en este tipo de espacios.