Mauricio Dayub llega a Mendoza con “El Amateur”, la obra con la que desafía al público: “Si a alguno no le gusta, los invitamos a solicitar la devolución del valor de la entrada”, frase que tiene historia, y que él dice con tono suave y enorme sonrisa en las promos de difusión. El Amateur se presenta hoy en el Teatro Mendoza, a las 21 y las entradas pueden adquirirse en la boletería del teatro o en entradaweb.com.ar.
Se trata de una obra escrita por Dayub y estrenada hace 27 años, en la que se basó la película homónima dirigida por Juan Bautista Stagnaro, en aquel entonces tuvo como actores principales a Mauricio Dayub, Vando Villamil, Juan Verdaguer y Cacho Espíndola. En la actualidad la dupla en el escenario la completa Gustavo Luppi, con la dirección de Luis Romero, música de Jaime Roos, escenografía de Graciela Galan y supervisión autoral de Mauricio Kartún.
La historia aborda a dos personajes ocupados en sobrevivir mientras tratan de cumplir sus sueños: el de uno es alcanzar el éxito como cantante de tangos y el del otro es conquistar un campeonato ciclístico.
Entre sus logros, además de permanecer casi tres décadas en escena, está la de haber hecho 500 funciones, obtenido 17 premios, tener una versión cinematográfica y dos ediciones de libros, haber participado en importantes festivales internacionales como el de Barcelona, Washington y Caracas, y tener un gran recorrido por el teatro independiente.
“Hace tres años entré a un lugar donde podría haber transcurrido de verdad la obra y me di cuenta de qué se trata realmente”, se escucha emocionado a Mauricio Dayub. “De lo que la sociedad argentina necesita escuchar: la posibilidad de confiar y creer en el otro, para que el sueño del otro se transforme en el de uno, dejar de desconfiar en los demás. Y El Amateur te lo dice”, completa.
-¿De qué trata la obra?
Es alguien que quiere cumplir un sueño y para lograrlo sigue a su corazón, lo hace sin pedir nada a cambio, esto es lo que nos está faltando. Y me di cuenta que terminó siendo un espectáculo altamente inspirador. La gente sale convencida de que lo suyo es posible, que no puede esperar más, que tiene que jugarse y que no hay mejor manera de transcurrir por la vida que yendo por lo que uno cree.
-¿La obra tuvo cambios desde el estreno?
Hice esta nueva versión: volví a llamar a Jaime Rojas para la música original, a Luis Romero para director, a Mauricio Kartun que me había hecho la supervisión autoral, e hicimos una versión con la dinámica de este tiempo, teniendo en cuenta el cambio que tuvimos en la percepción de la realidad, no?
-Sin spoiler ¿Qué cosas cambiaron de la obra original?
La versión nueva tiene más actualidad que la otra porque cada vez es más difícil llevar adelante un objetivo, a veces es difícil tener un sueño y como te decía no solo en Argentina sino en el mundo. Me doy cuenta que en todas partes la identificación potente es con creer, con tenerse fe, como si fuera eso lo que falta.
-La sobre estimulación y exceso de información puede ser lo que atente contra la autoconfianza?
Eso nos lleva a distraernos de nuestro objetivo. Hay tanto, tenemos tanto, que se nos pasan los días manejando toda esa información que recibimos, porque si vos seguís tus mails, tu whatsapp, tu Instagram, se te fue el día entero y la información que te llega no la podés almacenar en ningún lado.
-Pero además la sensación de que lo que yo quiero hacer ya lo hizo otro, y mejor, en otro lado
Sí, siento eso muchas veces. Cuando veo la cantidad de proezas que se muestran, lo mejor que tiene cada individuo, su máxima habilidad, atentan contra el teatro porque ¿qué vamos a poder mostrar nosotros arriba del escenario para que llame la atención? Sobre todo porque tenemos acceso al mundo entero y las 24 horas.
-Volviendo a la obra, ¿estás tan seguro del éxito que desafías al público, a que si no le gusta, le devolvés el dinero de la entrada?
Lo hago desde hace ya casi seis años. Digo que hago teatro con garantía, en realidad fue una idea que me dio Carlos Rottenberg. Cuando iba a ser mi primera temporada en Mar del Plata fui a verlo, porque él tiene mucha experiencia y yo no conocía mucho la plaza. Me dijo: “Lo tuyo es teatro con garantía. Como nadie te conoce, tendrías que hacer una publicidad para destacarte entre todos los que vienen a hacer temporada. Algo así como ‘teatro con garantía’, que si al público no le gusta -que no le va a pasar a nadie-, le devolvés la plata”.
A mí me pareció muy jactancioso, pero me animé, hice la promoción así, subí un spot en la radio y lo levantaron de los diarios, así que lo hice formal tuve que empezar a salir al hall de todos los teatros rápidamente con una encargada de boletería, con un banner. El público, conmovido como sale, van haciendo cola para saludarme. En Tel Aviv, en Madrid y en otras ciudades también me pasó y me gusta porque no solo a mí, al equipo le pone un desafío lindo.
-¿Cómo surge la historia de El Amateur?
Cuando era chico, tenía entre doce y trece años, alguien decidió batir ese récord y tenía que estar durante cinco días y cinco noches girando en una placita que se llamaba De los 33 Orientales. A mí me llamó mucho la atención porque es una historia real. Cuando tenía veintipico, recién había llegado a Buenos Aires y pateaba canales, productoras, escuelas de teatro… Llegaba la noche y no estaba muy convencido de que estuviera haciendo algo que fuera productivo, que tuviera futuro. Tenía muchas dudas de que tuviera condiciones para eso. Y en ese esfuerzo de cada día empecé a pensar en ese tipo, que para lograr lo que él quería había tenido que hacer un esfuerzo mucho más grande, casi sobrehumano, y empecé a escribir esa historia para darle sentido a lo que me estaba pasando a mí en ese momento. Y cuando ya la tenía así, bastante avanzada, la escribí como un guión de cine, se la llevé a Mauricio Kartún y me guío para hacer una obra de teatro.
-¿También sos autor de un libro?
Durante muchos años iba escribiendo en un cuaderno un título de los momentos que me habían ocurrido que habían significado mucho para mí, junto a la edad que tenía cuando me ocurrió cada cosa. Cada tanto, cuando iba ese cuaderno a anotar algo nuevo sentía como que latía algo fuerte. Después cuando hacía temporadas de teatro me lo llevaba y lo iba revisando, ordenaba las historias por la edad, y un día me di cuenta que esas historias habían forjado mi personalidad, habían sido tan significativas que yo cuando tenía que tomar una decisión la tomaba en función de lo que había aprendido esas veces. Cuando tuve tiempo en la pandemia, fui a buscar ese cuaderno y empecé a desarrollar cada uno de esos títulos. Como tenía algunas dudas, los empecé a compartir con alguno de mis hermanos y amigos, y se empezó a armar una rueda. Después les puse imágenes y música, los fui subiendo a Instagram, hasta que un día me convocaron a la radio para que los leyera al aire todos los jueves. Ahí lo escuchó alguien de Penguin Random House y me preguntó si no lo quería editar. Y así, sin golpear ninguna puerta, se publicó.
-¿Se consigue en librerías?
Lo llevo a todos los teatros donde voy. Son todas historias reales. Hay una frase que dice “Ser feliz es ser de grande lo que uno imaginó de chico”, yo soy exactamente eso, tenía esa vocación tan clara y creo que eso me ayudó mucho porque no me dejó que me apartara del camino.