Los alimentos y sus connotaciones

Salsa, sopa o perejil son palabras que, en el contexto de algunas frases y contextos, se refieren a más que meros alimentos.

Los alimentos y sus connotaciones
Hojas de perejil

La carne, el pan, el caldo, la sopa, la salsa, el queso, el perejil tienen, cada uno, un significado denotativo, que aparece en el diccionario, como definición, en primer lugar; pero lo interesante se plantea cuando, al formar locuciones, se gestan connotaciones especiales que el usuario común conoce y utiliza adecuadamente. Veremos algunos:

  • Carne de cañón: Esta frase puede tener dos interpretaciones; la primera alude a la tropa que, inconsideradamente, es expuesta a peligro de muerte; la segunda, más conocida, nombra a gente ordinaria, tratada sin miramientos: “Los pobres soldados fueron, una vez más, la carne de cañón en esa batalla”.
  • Carne de gallina: Ordinariamente, usamos esta frase para señalar el aspecto de piel de gallina desplumada, que toma la epidermis del cuerpo humano por frío o miedo: “Al entrar al lugar, se me puso la carne de gallina”.
  • Carne y sangre: La frase sirve para nombrar a hermanos y parientes: “En casamientos y entierros, aparece toda la carne y sangre”.
  • Abrírsele (a alguien) las carnes: Esta locución coloquial significa “estremecerse de horror”: “Ante ese hecho espeluznante, se le abrieron las carnes”.
  • De carne y hueso: Puede significar que algo o alguien tiene existencia real o que una persona es sensible a las experiencias y vicisitudes de la vida humana.
  • Hacerse carne: Es equivalente a “encarnarse, tomar realidad”: “Y se hizo carne y habitó entre nosotros”.
  • No ser ni carne ni pescado: Coloquialmente, equivale a decir que algo o alguien resulta indefinido, indeciso o insípido.
  • Temblarle las carnes (a alguien): Es lo mismo que afirmar que se tiene miedo u horror a algo: “Horrorizada, le temblaban las carnes”.
  • A pan y agua: Esta locución señala que alguien observa una dieta estricta, como castigo o penitencia: “Lo tiene encerrado a pan y agua”.
  • El pan nuestro de cada día: Expresión de origen bíblico, sirve para señalar lo habitual: “Los asaltos en la vía pública son el pan nuestro de cada día”.
  • Pan y circo/pan y fútbol/pan y toros: Cualquiera de estas locuciones sustantivas alude a las distracciones que, como recurso político, se proporcionan a la población para desviar su atención de asuntos esenciales.
  • Pan perdido o pamperdido: Esta expresión, con valor sustantivo y adjetivo, señala a alguien que ha abandonado su casa y se ha hecho holgazán y vagabundo: “Ya lo conocemos en el vecindario pues es un pan perdido de esta parte de la ciudad”.
  • Caldo de cultivo: Además de ser usada la expresión en el ámbito de la biología al señalar una disolución adecuada para la proliferación de determinados organismos, se puede referir a cualquier ambiente propicio para que algo se desarrolle: “El estado de malestar social es caldo de cultivo para un estallido”.
  • Hacer a alguien el caldo gordo: Significa obrar de manera de beneficiar, directa o indirectamente a alguien: “Con esta maniobra le estás haciendo el caldo gordo a ese sinvergüenza”.
  • Haz de ese caldo tajadas: Tal como se advierte en la imposibilidad de cortar en tajadas un caldo, con esta frase se connota la dificultad suma de realizar algo: “Con tan pocos recursos, es intentar hacer del caldo tajadas”.
  • Revolver el caldo: Es equivalente a “dar motivo para que se vuelva a insistir sobre alguna materia”. Igualmente, ‘revolver caldos’ da a entender que se desentierran cuentos viejos, para promover disputas: “Déjese ya de revolver caldos y de provocar una discusión”.
  • Sopa boba: En forma coloquial, la expresión señala una forma de vida cómoda y a expensas de otro: “Vive acostumbrado a la sopa boba”.
  • Andar a la sopa: Con esta frase se indica el hecho de mendigar la comida de casa en casa o de convento en convento: “Pobre gente, anda a la sopa”.
  • Dar sopas con honda alguien o algo a otra persona o cosa: Señala que se muestra una superioridad abrumadora: “En la competencia, Marcos dio sopas con honda a los demás rivales”.
  • Hecho/a una sopa: Es una forma coloquial de indicar “muy mojado”: “Llegamos a la hostería hechos sopa”.
  • Hasta en la sopa: Significa, simplemente, “en todas partes”: “Ves esa publicidad hasta en la sopa”.
  • Dar la salsa: En nuestro país, es sinónimo de “dar una paliza, maltratar”: “Le dieron la salsa al equipo invitado”.
  • En mi (tu, su, etc.) propia salsa: esta locución, con carácter adverbial, se usa para significar que una persona se manifiesta con la mayor naturalidad en un entorno que le resulta cómodo: “allí, nuestros hijos estaban en su salsa”.
  • Salsa de San Bernardo: Entre nosotros no es una expresión habitual, pero sirve para connotar que el hambre es tan grande que no exige que la comida esté bien aderezada: “Tenía tanta hambre que no se fijaba si la comida era fresca o no porque para él era como preparada con salsa de San Bernardo”.
  • Salsa de la vida: Con esta expresión se da a entender que algo constituye un elemento esencial, que alegra o anima la vida: “Esos días de esparcimiento son la salsa de mi vida”.
  • Allí está el queso: Es una expresión coloquial que significa “allí está el quid”, esto es, la esencia de algo: “Intuyo que allí está el queso de este enredado asunto”.
  • Dársela (a alguien) con queso: Coloquialmente, equivale a burlarse de una persona o engañarla: “Con las finanzas, se la dieron con el queso”.
  • ¡Cuánto perejil! En esta frase, se juega con el valor connotativo del sustantivo ‘perejil’, que alude al adorno o compostura excesiva especialmente de las mujeres, en su vestimenta y arreglo: “Nos llamaba la atención cuánto perejil llevaban las mujeres del lugar”.
  • El perejil de todas las salsas: En forma coloquial y despectiva, es aquella persona amiga de figurar en todas partes y de entrometerse en todo: “No cae muy simpática porque siempre pretende ser el perejil de todas las salsas”.
  • Ser un perejil: Según Oscar Conde, en el lunfardo es equivalente a “persona de baja jerarquía, en una institución, empresa u organismo”. Habría un juego paronímico con ‘gil’ que, en Argentina y Uruguay, se dice de la persona simple: “No le haga caso: es un perejil”.

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