A seis décadas del lanzamiento del manifiesto del Nuevo Cancionero que dio sustento a un nuevo horizonte para la música popular, media docena de jóvenes artistas repasaron con Télam ese legado y reflexionaron acerca de cómo es posible tender puentes con aquella referencia encarnada en la voz de Mercedes Sosa.
Milena Salamanca, Victoria Birchner, Clara Bertolini, Andrés Pilar, Juan Arabel y Pachi Herrera, protagonistas de la escena actual, aceptaron reflexionar y dialogar acerca de aquel movimiento que marcó rumbo en la música local e influyó a otros colectivos artísticos como la Nueva Trova Cubana y La Nueva Canción Chilena.
Cuándo se firmó el Nuevo Cancionero y quiénes estuvieron presente
El documento fundante del Nuevo Cancionero se conoció el 11 de febrero de 1963 en nuestra provincia y sus firmantes fueron Tito Francia, Oscar Matus, Armando Tejada Gómez, Mercedes Sosa, Víctor Gabriel Nieto, Martín Ochoa, David Caballero, Horacio Tusoli, Perla Barta, Chango Leal, Graciela Lucero, Clide Villegas, Emilio Crosetti y Eduardo Aragón.
Y aunque nunca fue un espacio hegemónico ni dominante en términos de popularidad, su huella alcanzó a artistas de otras disciplinas (como el escritor Antonio Di Benedetto y el pintor Carlos Alonso) y fue incorporando activas presencias a su seno entre las que destacan los poetas Hamlet Lima Quintana y Manuel Castilla y músicos de la talla de Gustavo Leguizamón, Víctor Heredia, León Gieco, Teresa Parodi y Antonio Tarragó Ros, por citar solamente algunos.
¿Qué canciones fueron las más importantes del Nuevo Cancionero?
Entre los hitos de ese repertorio que por influjo de Sosa se expandió casi hasta el presente y fue integrando a compositores de rock local, inicialmente se contaron los temas que La Negra registró en sus dos primeros álbumes ( “La voz de la zafra” y “Canciones con fundamento”), entre ellos, “La zafrera”, “La de los humildes”, “Canción del jangadero”, “Los inundados” y “El cosechero”.
La nómina casi interminable incluye “Canción con todos”, “El viejo Matías”, “Fuego en Anymaná”, “Canción de cuna para despertar a un gobernante”, “María va”, “Zamba para no morir”, “Balderrama”, “Pastor de nubes” y “Triunfo agrario”.
¿Qué legados se mantienen vigentes de aquel manifiesto?
-Andrés Pilar: Creo que aquel manifiesto se redactó en un contexto social, cultural y político que no es comparable al actual y si tuviera que pensar en un legado puntual, sería sobre todo en el repertorio que se produjo en aquel entonces y que hoy se vuelve a interpretar y reinterpretar. Finalmente las obras de arte perduran y con ellas podemos seguir dialogando en un sentido más abierto que con los postulados estéticos e ideológicos.
-Victoria Birchner: Dentro de una visión de la cultura, con la cual me siento representada, se sigue sosteniendo -al igual que en el manifiesto- la importancia de la producción, protección y difusión del patrimonio musical argentino. Más allá del cambio de época, me animo a afirmar que somos muchos los artistas que nos vemos comprometidos con este legado.
-Juan Arabel: A partir del surgimiento del Nuevo Cancionero siempre salieron poetas y letristas queriendo seguir ese nivel de compromiso y es interesante analizar cómo se sigue y cómo continúa el hilo de ese paradigma que abrió puertas para seguir hablando de cosas que suceden hoy como el intento de avance sobre el Famatina en La Rioja.
-Clara Bertolini: El legado de considerar la música popular como voz del pueblo todo, actualmente vibra en una gran cantidad de artistas de este tiempo que no son pocos, pero sí los menos visibilizados. El mercado global se encarga, no solo en nuestro país, de demostrar que no somos necesarios. No obstante, el compromiso de muchos para con las luchas en materia de género, por los derechos ambientales y de los pueblos originarios mediante un desarrollo estético elaborado, existe y las posibilidades tecnológicas actuales también han permitido correrse de ciertos regionalismos, permitiendo el acercamiento e intercambio a lo largo y ancho de nuestro país.
-Milena Salamanca: El legado cultural que nos deja el Nuevo Cancionero para mí tiene que ver con las figuras que trascendieron lo atemporal porque cruzaron fronteras, hermanaron lazos en Latinoamérica desplegando inspiración y sabiduría, provocando en algún punto a otros artistas para que hagan su propio movimiento y todo eso en una época determinada y en un contexto social político cultural que no fue casual. Ellos forjaron la idea de cruzar los límites de lo estético y hermanarnos con lo político, enseñándonos que todo es político y todo es artístico a la vez y es un legado que atraviesa la frontera y alimenta todo el país. Y en la actualidad cualquier bailarín, cantor, poeta, que tenga el sentido común y el compromiso ante las causas sociales humanas vuelve a la fuente donde empezó todo para estudiar, para analizar, para pensar e inspirarse, abrazar ese movimiento y honrarlo.
-Pachi Herrera: Una de las cosas más significativas que me parece que sigue estando es que sigue habiendo un país para recibir canciones. Entonces creo que uno de los legados más importantes de aquel manifiesto es que sigue existiendo un país esperando canciones nuevas.
-¿Hoy es más difícil que ayer conformar y sostener un colectivo artístico regido por determinados principios?
-AP: Sin dudas. La época actual se caracteriza por la escisión de núcleos como los que hubo en aquel tiempo. Las voces son más diversas, los grupos más pequeños y no creo que sería fácil encontrar portavoces colectivos como lo fue de alguna manera aquel grupo de artistas.
-VB: Yo nací en 1991 y comencé mi camino musical en 2005. Si bien puedo haber leído, estudiado y conocido otras realidades a través de lo aprendido, jamás voy a saber cómo vivieron exactamente aquellos artistas. En la realidad personal que conozco, no es fácil. La industria cultural concentrada, las redes sociales, la necesidad de inmediatez, los intereses individuales y las urgentes necesidades de un colectivo que se ve cada día más desplazado laboralmente y necesita sostenerse (lo cual quizás pueda impedirle permanecer en cierto colectivo aún compartiendo determinados principios), es como una topadora difícil de detener.
-JA: Yo diría que más que difícil es diferente porque hay otros paradigmas y el arte está tremendamente heterogeneizado y sectorizado y eso hace que las formas de construir sean diferentes.
-CB: Creo que en aquel tiempo no habrá sido fácil, pero hoy vivimos en un contexto donde lo “fácil” parece ser el camino más elegido. Pueden conformarse colectivos, creo que lo difícil está en sostenerlos en el tiempo. Los grupos humanos están atravesados por la hostilidad y el individualismo, negando las inevitables necesidades colectivas. Creo que la única manera de mantener ese compromiso es en el arraigo de quienes lo hicieron antes que nosotros, en la propia historia de nuestra cultura popular. El sentido de pertenencia es fundamental.
-MS: Hoy es mucho más difícil conformar un movimiento colectivo de artistas que contenga ciertos principios e ideales o una línea artística más comprometida y puedo decirlo porque soy parte de esos intentos que hacen lo que pueden contra monstruos industriales que dominan nuestros oídos. Pero, claro, estamos muy lejos de tener la contundencia que tuvo el manifiesto, que es una de las anclas al pasado más contundentes de nuestra historia, porque somos parte de micro individualidades que pensamos diferente y no nos cruzamos aunque queramos lo mismo.
-PH: Son contextos muy diferentes pero hay que ir adaptando los mecanismos acerca de cómo uno puede llegar a la gente. Soy un convencido de que hay que salir a tocar porque la comunicación más real y directa se da cuando voy con el charango y toco.
*Con información de Télam