Lisandro Aristimuño vuelve a Mendoza para presentar su nuevo trabajo, “El rostro de los acantilados”, un trabajo sutil, fresco, sibilante, que nos traslada a los vientos del sur y a su amada Viedma, luego de su trabajo anterior, “Criptograma”, un disco introspectivo y profundo “que nunca vio la luz” -dice Lisandro- ya que jamás fue presentado en vivo. Esta vez, vuelve a Mendoza con su última creación para compartir esta noche, a las 21, en Arena Maipú Stadium. Las entradas se pueden adquirir en tuentrada.com, en la página del estadio y en la boletería.
“El rostro de los acantilados” fue elegido por la revista Rolling Stone Argentina, entre los mejores 10 discos de 2023. Cuenta con la participación especial de los ex Serú Girán, Pedro Aznar y David Lebón.
El trabajo y la discografía de Aristimuño difícilmente puedan resumirse en una sola nota periodística. Viene de ganar su noveno Premio Gardel, esta vez -la tercera en la misma categoría- como “Mejor álbum canción de autor” para un disco que recién comenzó a girar y que tuvo su debut hace una semana en el Luna Park.
En Buenos Aires agotó 9 veces el icónico Teatro Gran Rex, hizo 3 Estadios Luna Park con entradas agotadas y fue el artista elegido para la apertura de los conciertos de Sting (2017) y David Byrne (2018). Además, se presentó en los más importantes festivales, recorrió varias veces toda la Argentina y las principales ciudades de Latinoamérica y España.
En sus 20 años de carrera logró la nominación a los Grammy Latinos y la distinción del Premio Konex como una de las 5 figuras más destacadas de la música popular argentina. Y por supuesto, su provincia natal, Río Negro, y la provincia que lo vio nacer, Viedma, lo nombraron ciudadano ilustre en 2013 y 2017 respectivamente.
Bajo la serenidad de su forma convulsa un ser inquieto, casi indómito, que logra traslucirse en su estilo musical “inencasillable” y en las muy profundas capas de sus letras. El mismo ser que en 1997 lo trajo a vivir a Mendoza cuando apenas era un adolescente recién egresado del secundario detrás del rastro de la música.
Aquí vivió en Guaymallén, conoció a Fernando Barrientos con quien trabó una amistad ineludible al paso de los años, y a otros músicos con los que sigue en contacto. Por eso, confiesa, venir a Mendoza es como ir a tocar a Viedma, “se me nota la alegría en el escenario”, dijo tiempo atrás en una entrevista a este mismo diario.
Esta vez, en una charla con Los Andes previa a su presentación, Lisandro Aristimuño habla de su nuevo disco, de los premios y de su interpretación en el Teatro Colón, de un tema de Luis Alberto Spinetta.
-Tu nuevo disco se siente como un escalón más en tu carrera. ¿Vos cómo lo sentís?
Muchas gracias. Yo siento que siempre estoy intentando innovar y me gusta seguir tomando herramientas de la música que son infinitas, inagotables. Siempre estoy aprendiendo más. Tengo un lado más melómano de comprar discos, escuchar y aprender de otros, compartir y no encerrarme tanto en una burbuja, me encanta eso de poder aprender de los demás. Entonces no solo soy músico, sino que también compro discos, voy a conciertos, comparto y colaboro con otra gente. Siempre estoy abierto a muchas posibilidades. Por suerte tengo la libertad de poder seguir poniéndolo en mis discos y que nadie diga “estás cambiando demasiado” o “esto no es tan vos, así que no lo pongas”.
-¿Te llegan esos comentarios?
La decisión ideológica, y te diría hasta políticamente hablando, de ser independiente y de autogestión, tiene mucho que ver con poder ser libre y que nadie me baje línea para hacer las canciones, la tapa, o elegir los invitados. En eso siempre fui muy libre, es una elección de mi vida y de mi música. Por ahí recibo opiniones de mis amigos y gente más cercana, pero que no labura conmigo. “A mí me gustaba más antes que hacías canciones más cantautor y más despojadas”. Y bueno, mi música fue mutando para otro lado y este disco, volviendo a “El rostro de los acantilados” abarca un poco todo lo que fui haciendo en estos 20 años de carrera. Creo que después de la pandemia, me volvieron otra vez todos los estilos, los timbres y la musicalidad que hice a lo largo de estos 20 años y los quise plasmar en este disco como una especie de resumen hasta hoy.
-El tema que le da nombre al disco y que además está dividido en “Inicio” y “Fin” da la sensación sonora de estar dentro de un acantilado.
Sí, en las canciones o en los discos me gusta mucho trabajar con la atmósfera. Pero nunca me animaba a hacer algo instrumental como para hacerte entrar y que el disco tenga una intro antes de que arranque el primer tema, y en este dije “¿Por qué no?”, porque siempre intenté hacerlo y después me echaba para atrás, pensando que iban a pasar de largo la intro para ir directamente al primer tema, al cantado. Esta vez dije, “me parece que está bueno tener esa paciencia y poder hacer que el oyente se meta un poco en ese mundo de acantilados y esa atmósfera que yo quise transmitir”. Casi todas las canciones mías son instrumentales primero y después la letra. En esta decidí dejarlo así, me gustaba, no le quise meter una letra. Para mí la música ya estaba diciendo un montón de cosas y si le metía una letra me parece que la iba a embarrar.
-Por momentos se siente un estilo de música andina.
Tiene voces sampleadas indígenas, de cosas muy de la tierra, de nuestro lugar. Me encanta que tenga un poco del origen de esos acantilados que son en Río Negro, en la Patagonia, en Viedma. Reivindicar toda nuestra cultura de algún modo.
-Este disco es más fresco que el anterior, Criptograma, que lo hiciste en pandemia y refleja un poco ese ánimo.
Está muy buena la apreciación. Sí, creo que sí, el anterior disco salió en el 2020, lo compuse todo en ese momento y creo que a todos nos transformó algo la pandemia, nos hizo volver a encontrarnos y a ver nuestra propia sombra, por eso hay una canción que se llama “Sombra1″ que habla un poco de eso, porque yo me volví a encontrar también. A veces uno está tan para afuera, que la pandemia me puso un espejo delante de nuevo. Hacía mucho que no me miraba. Creo que esa oscuridad la tengo también y me gusta convivir con eso. Me parece que no todo tiene que ser solamente para un lado, cristalino, libre. Me gustan las cosas también oscuras, profundas y sentidas y me dejé llevar por eso porque me pareció que estaba bueno mostrar ese lado mío. Lo que tiene la música es que lo adorna y no deja verlo tanto.
-Es un proceso sanador aceptar las propias oscuridades, y el cambio se siente en tu disco nuevo.
Totalmente, es súper terapéutico. Yo recibo muchos mensajes de criptograma o de canciones tristes que hay mucha gente que siente también mucha tristeza. Yo siento mucha empatía a veces con ese lado más triste y quizás nostálgico que con el alegre. Porque el mundo no es todo feliz y rosa. Me llegan ese tipo de mensajes y de cariño desde ese lugar.
-Volvamos al disco ¿Cómo se siente este nuevo Premio Gardel por “Mejor aĺbum canción de autor”?
Primero decirte que para mí que se premie la música que hacemos acá en Argentina está muy bueno porque a veces cuesta que nos den bola a los músicos, y de repente que haya un premio de esa talla y producido de esa manera, es un re mimo para nosotros. Creo que está bueno, seas independiente o no. No el hecho de competir y de ganar o perder, sino de poder agruparnos, hacernos sentir bien y agradecer que estemos haciendo música, porque para nosotros es súper lindo.
Yo he ido a muchos, con este es el noveno Gardel que gano y el tercero de “Canción de Autor”. Y me siento profundamente orgulloso porque primero estos premios no sólo se dan a gente de multinacional, yo puedo decir que gané nueve y soy independiente desde que empecé a hacer música. Y después sentirme muy orgulloso porque me parece que el autor es el que hace la canción, es como el artesano en la letra y en la música sea el estilo que sea, entonces para mí es un premio súper importante.
-¿Arrancaste la gira en el Luna Park?
El primero de junio arrancó esta gira “El rostro de los acantilados” y por supuesto que hago canciones de otros discos también, pero en su mayoría son de este último trabajo. La verdad que muy contento porque imagínate que desde la pandemia, Criptograma, no lo pude tocar en vivo, no lo pude presentar. Un disco, que es como un hijo que no le pude presentar a la gente, creció en mi casa y nadie lo conoció. Y con este nuevo, volver a salir de gira ¡te da una adrenalina!
-¿El disco nuevo también sale físico?
Sí, salió en CD también por mi sello Viento Azul, eso tiene mucho que ver con mi melomanía. Yo soy coleccionista de discos y también de esos que, si no lo veo físicamente, me parece que no saqué nada. Necesito tenerlo en mis manos. Me imagino que un escritor cuando saca un libro, aunque lo tenga en la compu, lo quiere tener en la mano, el papel, olerlo y sentir un objeto. Entonces más que nada es por mí, porque lo necesito, ver la tapa necesito, la información. Lo digital está bueno para algunas cosas y para otras la verdad que a mí no me gusta mucho. Yo soy más de la vieja escuela, de ir a las disquerías a comprarme vinilos.
-En el tema 1986 mencionas a Maradona ¿Es un homenaje a él o lo mencionas al pasar?
No, es una canción que le escribí a mi hermano que se llama Tomás y nació en el 86. Mi hermanito nació cuando yo tenía 8 años, para mí fue como “¡Wow, un bebé en casa!” Fue como uno de los momentos más felices de mi vida y para un cumpleaños le regalé esa canción que ahora rescaté para este disco, me pareció lindo ponerla. Es una de las canciones más viejas del disco. Y la relación con Maradona tiene que ver con el año y lo que estaba pasando en ese momento, porque si escuchas a alguien hablar del año, lo relacionas a Maradona y al Mundial. Me pareció lindo asociarlo con él, por la alegría que me dio él en su nacimiento, hacer una especie de metáfora.
- ¿Estuviste en el homenaje al flaco Spinetta en el Teatro Colón?
Sí, esa semana fue re loca porque estuve en dos homenajes: a Spinetta, y a Charly en los Premios Gardel. Y para mí Spinetta -creo que para todos, porque hasta ahora no conozco a nadie que no le haya tocado alguna fibra musicalmente hablando, desde el más rockero hasta el baladista o cualquiera en todos los géneros y estilos- es un maestro. Creo que es la cuarta vez que le hacen un homenaje, en este caso fue el programa Olga. Me llamaron, así que para mí es un honor que me llamen y poder sentirme parte de la música de él, porque cuando tenés que interpretarlo es muy profundo lograrlo y te metes muy profundamente en su obra.
A mí me encanta valorar a otros músicos, hace poco hice también un homenaje a Cerati, que fue “Bocanada” en el CCK que también fue un homenaje súper difícil y conmovedor. Así que cada vez que me llaman, si puedo y pienso que estoy más o menos a la altura, lo hago.
-¿Por qué elegiste Maribel?
Fue una propuesta de programa. Me dieron la opción de elegir, pero la verdad es que de Spinetta me gusta todo. Les dije que eligieran ellos porque no hay un tema que diga “este no”. Casi siempre cuando hacen estos homenajes no hay temas “lado B” o canciones que no conoce nadie. Y eligieron Maribel. En un momento les dije si no podían bajarlo un poco de tono porque esto está cantado en los años ‘70, ‘80 y Spinetta tenía una voz super aguda, llegaba muy alto, y me costó un poco pero salió. No sé cómo hice (se ríe).