Atravesamos un período de elecciones y es muy frecuente que oigamos dos expresiones casi iguales, pero que no dicen lo mismo: ‘voz argentina’ y ‘voz de la Argentina’.
En el primer caso, nos estaremos refiriendo a alguien que posee una voz clara, sonora: “En medio del griterío reinante, se elevó una voz argentina”. Puede decirse también ‘voz argentada’.
En cambio, si digo ‘voz de la Argentina’, estaré usando el vocablo ‘voz’ con la acepción de “parecer o dictamen que alguien (en este caso, el país) da sobre un punto o elección de una persona, su voto o sufragio”.
En este caso puntual, se trata de la opinión que, a través del voto de los ciudadanos de la Argentina, hace conocer el país.
Es enorme el caudal de acepciones que ‘voz’ encierra para el usuario: la primera de todas es la de “sonido producido por las cuerdas vocales”; junto a ella, se extiende su valor significativo a otros seres: “sonido que forman algunas cosas inanimadas, heridas del viento o hiriendo en él”, como en “En mi refugio en la montaña, me apasiona dejarme llevar por las voces del viento en los árboles y de los pájaros que cantan a la vida”.
En el lenguaje, se usa ‘voz’ como sinónimo de “palabra”: “Es una voz aguda por su acentuación”; en el ámbito musical, ‘voz’ es equivalente a “músico que canta”: “Escuchamos la voz del joven solista”.
Más precisamente, se define ‘voz’ como el “sonido particular o tono correspondiente a las notas y claves, en la voz de quien canta o en los instrumentos”; además, “cada una de las líneas melódicas que forman una composición poética”: “Era una bella obra polifónica, a cuatro voces”.
En el refranero, heredamos de los romanos la paremia “Vox populi, vox Dei”, que se traducía como “La voz del pueblo, voz de Dios”; aquí, el término ‘voz’ toma el significado de “autoridad o fuerza que reciben las cosas por el dicho u opinión común”.
En una asamblea, se denomina ‘voz’ a la facultad de hablar, aunque no de votar: “Los jóvenes estudiantes se quejaban porque tenían voz, sin voto, en ese importante encuentro universitario”.
En el ámbito gramatical, se contraponen los conceptos de ‘voz activa’ y ‘voz pasiva’, según la calidad del sujeto, como participante o como paciente en la acción denotada por el verbo: “Juan escribe una carta” y “Una carta es escrita por Juan”.
Una serie de locuciones formadas con el vocablo ‘voz’ dan cuenta también de la riqueza del vocablo: ‘mala voz’ indica una tacha o denuncia contra el crédito de alguien; también, contra la legítima posesión de algo. Así, “Se levantó una mala voz por la posesión de esos terrenos”.
Además, ‘pública voz y fama’, reducido a la locución latina ‘vox populi’, da a entender que algo se tiene por cierto porque todos lo aseguran y tienen como verdadero: “Ya es pública voz y fama (vox populi) que van a derogar ese artículo tan controvertido”. Y ‘viva voz’ designa la expresión oral, en contraposición a la escrita: “Lo defendió a viva voz”.
Cuando un rumor se hace general, se puede decir ‘voz común’: “¿Conocés qué dice hoy la voz común?”; pero, cuando los remordimientos son muy fuertes y coartan el accionar de alguien, se habla de ‘la voz de la conciencia’.
El añadido de un adjetivo después de ‘voz’ precisa diferentes situaciones: así, una ‘voz sumisa’ es la de alguien que implora y suplica; una ‘voz vaga’ designa aquella que, como una hablilla o rumor, se esparce entre muchos y no se puede determinar su origen; una ‘voz opaca/parda’ es una voz empañada, porque ha perdido su sonoridad o claridad.
Al rastrear las locuciones, nos enfrentamos a dos equivalentes: ‘voz en cuello’ y ‘voz en grito’ con el significado de “en muy alta voz”: “Interpeló a su adversario a voz en cuello”. Y relacionadas con estas expresiones, se dan ‘alzar la voz’ y ‘levantar la voz’ (a otra persona), que dan a entender que se le habla descompuestamente o que se le contesta sin el respeto que merece: “Sea considerado y no me levante la voz”.
Además, ‘de (a) viva voz’ señala que se comunica algo en un tono alto: “No temía y pregonaba a viva voz su verdad”.
Análogo valor posee ‘en voz alta’, que significa “públicamente, sin reservas”. Lo contrario se indica con ‘en voz baja’, locución adverbial que equivale a “en secreto”: “No pude entender qué decía porque hablaba en voz baja”.
En el extremo, se ubica ‘hilo de voz’ que se refiere a aquella sumamente débil y apagada.
Si una necesidad reviste carácter de urgente, se usa la locución ‘estar pidiendo (algo) a voces’: “El frente del edificio, ennegrecido por la humedad y el moho, está pidiendo pintura a voces”.
Muchas veces, en reuniones o encuentros, hay alguien que descuella: se usa la locución ‘llevar la voz cantante’, que indica que el sujeto de esa acción es el que se impone a los demás.
La expresión proviene de la música en que la ‘voz cantante’ es la parte principal de una composición que, por lo común, contiene y expresa la melodía.
Y, en cambio, ¿qué significa ‘a media voz’? Puede indicar dos cosas: que se habla en una voz más baja que la habitual o que se hace una ligera insinuación, como advertimos en “No puedo enterarme de lo que dice porque habla a media voz” y “Deslizó, a media voz, esa otra posibilidad”.
Por el contrario, ‘a voces’ es sinónimo de “a los gritos”: “Ya es un secreto a voces que va a renunciar”.
Asociada a esta última locución mencionada, se da ‘correr la voz’, que señala la divulgación de una noticia o de algo que se ignoraba: “Se corre la voz de un inminente cambio de funciones”.
Dos paremias cierran esta nota y nos dejan pensando: “El cielo escucha las plegarias del corazón, no de la voz” y “Da los cumplidos en alta voz y los reproches, despacio”.