En épocas distantes en el tiempo, una figura en el aula la constituía el ‘semanero’: ¿quién era este personaje? Era el alumno que, por su conducta ejemplar, colaboraba con el o la docente del grado para mantener, durante toda la semana, aspectos que hacían al buen funcionamiento de aspectos rutinarios, como la limpieza del pizarrón, la provisión de tizas, la atención de los registros de asistencia y de cualquier papel documental necesario para que todo se desenvolviera en forma normal. Esas funciones eran efímeras pues duraban los días de clases. El cargo totalmente honorífico se designaba como ‘semanería’.
Pero, ¿qué es una ‘semana’? Es la “serie de siete días naturales consecutivos, del lunes al domingo”. Entre las locuciones formadas con esta palabra, nos llama la atención ‘entre semana’ (también, ‘entresemana’), que se refiere, adverbialmente, a cualquier día de la ella, menos sábado y domingo. Además, ‘semana inglesa’ alude al régimen de trabajo que termina a mediodía del sábado. En cambio, la ‘semana litúrgica’ abarca siete días consecutivos, desde el domingo al sábado. En Bolivia y Chile, la expresión ‘semana corrida’ se refiere a aquella que, a los efectos del pago del salario de los obreros, incluye los feriados intermedios. La última semana de la cuaresma, desde el Domingo de Ramos hasta la Resurrección, se puede denominar ‘Semana Santa’ o ‘Semana Mayor’.
La expresión coloquial ‘la semana que no tenga viernes’ se usa para despedir a alguien, negándole lo que pretende, o para significar la imposibilidad de que algo se realice. Y la frase ‘hambre de tres semanas’ se aplica cuando alguien, por puro melindre, muestra repugnancia a ciertos alimentos, o no quiere comer a sus horas, por estar ya satisfecho.
¿Posee sinónimos el término ‘semana’? Hay un vocablo, de origen griego, casi en desuso: se trata de ‘hebdómada’. En relación con él, se da el adjetivo ‘hebdomadario’, poco conocido, definido como la “persona que se destina cada semana para oficiar en el coro o en el altar en los cabildos eclesiásticos y comunidades regulares”. El sinónimo de origen latino es ‘septenario’ o tiempo de siete días.
Veamos cómo aparecen los siete días de la semana en expresiones varias: con ‘lunes’ encontramos la paremia ‘No hay lunes sin su tarea’, que nos dice que, tras el día festivo, comienza la semana laboral; ‘Incluso las mejores semanas comienzan con lunes’ nos indica que, cualquiera sea su desarrollo posterior, todas las semanas comienzan de igual forma. La locución ‘cada lunes y cada martes’, coloquial, significa “con frecuencia, a cada momento, todos los días”.
Por su parte, ‘dar a alguien con la del martes’ posee también carácter coloquial y significa que se le produce daño físico y moral. En general, se asocia este día con creencias supersticiosas. Ejemplos son ‘En martes, ni te cases ni te embarques ni de tu familia te apartes’, ‘Para quien no tiene fortuna de su parte, todos los días son martes’; el Refranero multilingüe del Centro Virtual Cervantes nos da la siguiente explicación de esta mala fama del martes: “Como el martes estaba consagrado a Marte, el dios de la guerra en la mitología latina, se consideraba día de mal agüero para emprender algo importante. A esa superstición aluden también los refranes ‘En todas partes tiene cada semana su martes’ y ‘Para un hombre desgraciado, todos los días son martes’. En otras culturas, como la egipcia o la turca, era considerado asimismo día aciago. Algunos historiadores españoles relacionaban esta superstición con el hecho de que en martes se produjeron algunas importantes derrotas de los moros a las tropas cristianas”.
Con respecto al miércoles, la Academia registra en su diccionario ‘miércoles de Ceniza’, equivalente a ‘miércoles corvillo’, que alude al primer día de la Cuaresma y es el cuadragésimo sexto día anterior al Domingo de la Resurrección. También la locución ‘ponerse al medio como miércoles’ representa el carácter molesto de las personas que son siempre un estorbo para los demás. Recogemos dos paremias, ilustrativa la primera, de la ubicación de este día en el contexto semanal: ‘El miércoles es el día de la joroba, los días de antes vas de subida y los días después, de bajada’. La segunda, ‘Miércoles de ceniza, empieza la penitencia y termina la risa’, señala el carácter religioso de esta fecha estratégica.
Del cuarto día de la semana, el jueves, tenemos varias locuciones: ‘jueves de comadres’ es el penúltimo antes del carnaval, mientras que el ‘de compadres’ se sitúa una semana antes que el de comadres. También, ‘jueves gordo/ lardero’ es el inmediatamente anterior al carnaval. Una frase en sentido negativo es ‘cosa del otro jueves’ que, coloquialmente, puede aludir a un hecho extraordinario o a algo que pasó hace mucho tiempo. Para un cristiano, ha quedado acuñada la expresión ‘Jueves Santo’, que se escribe, según la RAE, con mayúsculas iniciales por tratarse de una festividad.
En relación con el viernes, además de usarlo en la liturgia cristiana en las locuciones ‘viernes de indulgencias’ y ‘viernes de la cruz’, para nombrar el Viernes Santo, encontramos la locución ‘comer como de viernes’, aplicable a la comida que parece ser de vigilia; también, ‘haber aprendido/oído (alguien) en viernes algo’ significa “repetir mucho lo que aprendió u oyó una vez, venga o no venga a cuento”. Y si alguien está triste y con rostro macilento, se habla de ‘cara de viernes’.
Con respecto al sábado, además de las conocidas expresiones ‘Sábado Santo’ o ‘de Gloria’, podemos verificar ‘hacer sábado’, referida a la limpieza en ese día, más esmerada que en el resto de la semana. Además, ‘chorizo de sábado’ es el embutido hecho con asadura y carne del cerdo, de inferior calidad.
Por fin, el domingo, además de dar lugar a una serie de denominaciones religiosas (de Resurrección, de Piñata, de Ramos, de Pasión), genera para América la expresión ‘domingo siete’, para aludir a una salida disparatada o fuera de tono; también, ‘hacer domingo’ equivalente a “hacer fiesta”.