Varios son los personajes de películas de terror que han provocado pesadillas a aquellos inocentes que cayeron en sus tramas. Algunos de ellos son Jason, Freddy Krueger, Chucky, Anabelle, Valak y Leatherface, pero pocos de ellos tienen una historia real que les dio el empujón a ser creados en el cine.
En esta ocasión, hablamos de Leatherface, también conocido como “El loco de la motosierra” o “Cara de cuero”. Este personaje es el protagonista de muchas películas del género de slasher que ya son un clásico del terror, pero poco se sabe sobre la historia que dio inspiración al director de “La masacre de Texas”.
Actualmente hay más de cinco entregas que giran en torno a este personaje y son: La masacre de Texas (1974), La masacre de Texas 2 (1986), Leatherface (1990), La nueva generación (1995) y El Origen (2006), entre otras tantas.
Más allá de las víctimas que cambian en cada film, quien no deja de figurar es Cara de cuero. Este personaje ficticio fue creado por Kim Henkel y tiene como características principales una discapacidad intelectual y una deformidad facial que lo obliga a usar piel humana para taparse.
La historia real tras “Leatherface”
El director, Tobe Hooper, expresó que el concepto de ‘La matanza de Texas’ nació de los impactantes crímenes reales que surgieron en una América de posguerra junto con el auge de los noticieros sensacionalistas a nivel nacional.
Este icónico personaje que porta una máscara de piel y una gran motosierra para destrozar a sus víctimas, tuvo una inspiración tan real como la sangre. Se trata del caso de Ed Gein, un asesino en serie que heló la sangre de todo Wisconsin en la década de 1950.
En 1957, Gein enfrentó acusaciones por profanación de tumbas en el cementerio local, así como por la confección de trofeos con huesos y piel humana. Paralelamente, también fue sometido a juicio por el presunto asesinato de dos mujeres, según su propia confesión.
Entre los hallazgos más macabros en su hogar se encontraron cinturones, lámparas y asientos elaborados con piel humana, así como tazas hechas a partir de cráneos. Su práctica de taxidermia evocó inmediatamente los peores experimentos llevados a cabo por los nazis en los campos de concentración con los judíos.
Precisamente, debido a sus problemas mentales, se determinó que no era imputable y fue recluido en varios hospitales psiquiátricos. Falleció en 1974 en el Instituto de Salud Mental de Mendota, donde sufrió una insuficiencia respiratoria.