La reconocida banda de rock progresivo, Mandarina, que sacudió los escenarios locales durante más de ocho años, se despide esta noche de una forma más que memorable: presentando su último disco y con un gran despliegue de músicos invitados en la sala mayor de la Ciudad. “Mandarina - Capítulo Final”, es el nombre de este espectáculo con el que Agustín Colom, Luca Moscetta, Natalio Leal, Lisandro Cerezal y Matías “Tute” La Spada despiden a la formación que rompió estructuras y acercó a las nuevas generaciones a un género que se destacó, en los años ‘70 y ‘80, por su gran impacto y elegancia dentro del rock. El encuentro es esta noche a las 21, en el Teatro Independencia, con entradas muy accesibles en la boletería del teatro.
Una despedida que marca el fin de una era
Mandarina cierra su capítulo en la escena del rock progresivo con un recital que quedará en el recuerdo de todos sus oyentes. Este show no será solo un concierto: se trata de la celebración de una trayectoria musical que conquistó a una audiencia fiel y dejó una marca imborrable en el género. Consultado acerca de los motivos de la separación, Luca Moscetta, bajista de la banda, explicó que “Son muchos años en los que algunas cosas se van desgastando. También los intereses individuales empiezan a ir en distintas direcciones, tanto musicalmente como en el aspecto humano. Lo más sano es separarse”.
Sin embargo, la banda que venía de un alejamiento reciente, decidió recu
perar parte de su historia para darle luz a un último trabajo que estaba en las etapas finales y que será presentado esta noche. “El año pasado, en noviembre, tuvimos nuestro último show, pero en febrero de este año, nos volvimos a reunir” explica el bajista, y añade: “Entre nosotros está todo bien, somos amigos, y esas amistades van a quedar. Entonces pensamos que, si íbamos a separarnos, debíamos terminar lo que habíamos empezado: un segundo disco que estaba en etapa de mezcla. Decidimos despedirnos de la mejor manera, con un último show que celebrara todo lo que hicimos juntos”.
La noche será el escenario perfecto para la presentación oficial del segundo álbum de la banda, en el que exploran nuevos sonidos sin perder su esencia progresiva. Además, como guiño a sus comienzos, también tocarán los temas de su primer disco, reinterpretándolos con la frescura y el estilo que los caracteriza, junto a invitados especiales que formaron parte de la banda y que los acompañarán en este final de etapa.
Los invitados especiales son Andrés González de la Concepción, como voz principal; Yair Cáceres, en percusión; Jero Paris y Germán Morales, en voz; Natalia Torres, Almendra Muñoz, Martina Cortegoso, Ary Rodríguez y Nazareno Tondini en coros; Alejandro Díaz, en un número de magia; Aldana Bari y Alejandra Tercero con intervenciones escénicas.
Cómo surgió Mandarina
Este proyecto artístico-musical empezó en 2016 y, a lo largo del tiempo, tanto los integrantes como la impronta de la banda fueron mutando. Desde sus inicios, Mandarina se destacó notablemente en la escena local. No sólo fueron las obras musicales complejas, sino también los despliegues escenográficos, las intervenciones teatrales y las letras con profundo contenido poético las que generaron un fuerte impacto en el público.
Uno de los aspectos más llamativos de la banda es la elección de un género difícil, pero que además nunca les fue contemporáneo. “Es cierto, no es para nada generacional, pero todos nosotros crecimos escuchando esa música por influencia de nuestros padres, y nos interpeló mucho. Cuando nos encontramos en 2016, siendo jóvenes de 19 años, vimos que compartíamos esa pasión. Fue emocionante encontrar a otras personas que también disfrutaban y querían tocar esas canciones, que no son fáciles de interpretar”, recuerda mientras enumera a bandas como Crucis, La Máquina de Hacer Pájaros de Charly García o los trabajos de Spinetta. “En vez de rebelarnos contra nuestros padres, fue al revés. Ellos nos han acompañado desde el principio, brindándonos un apoyo enorme”, asegura.
Otro aspecto superlativo es su nombre, Mandarina, ya que no tiene ningún punto de contacto conceptual con su música y sin embargo lograron imponerse, fusionando el color y la fruta al estilo de la banda. La explicación de la elección se remonta a los momentos fundacionales: “Como recién empezábamos a estudiar música en la facultad, todo era muy ñoño. Al buscar un nombre, lo lógico habría sido algo intelectual, con reminiscencias de bandas, mitología griega, o algo así. Pero de repente surgió Mandarina, y ya fue. Es algo simple y disruptivo, un contraste con lo que hacíamos musicalmente”, y la pegaron.
