A solo cuatro días del inicio de Gran Hermano, Keila vivió un momento de tensión que alarmó a sus compañeras dentro de la casa. La joven sufrió una crisis de llanto, que ella definió como un ataque de ansiedad, que la llevó a buscar consuelo en sus compañeras, quienes no dudaron en ofrecerle contención y apoyo emocional.
Según trascendió, Renato, el participante peruano, habría lanzado un comentario relacionado con la abuela de Keila, lo que habría desestabilizado emocionalmente a la joven.
“Preocupate que no estés en placa porque es una semana más sin tu abuela que la dejaste sola”, habría dicho Renato. Sin embargo, hasta el momento no se encontró un clip que confirme la frase en cuestión, dejando dudas sobre el contexto y la intención del comentario.
En diálogo con sus compañeras más cercanas, Keila explicó que su crisis se debe a las emociones que el encierro despierta. La falta de contacto con sus seres queridos y la intensidad del ambiente dentro de la casa habrían sido los factores principales detrás de su desborde emocional.
La contención de sus compañeras fue clave para Keila
Petrona, Sandra y Delfina fueron las primeras en acercarse para contener a Keila. Con abrazos y palabras de ánimo, intentaron calmarla y reforzar su confianza para continuar en la competencia.
“Ya está, mi amor. Llorá, te hace falta”, le decía Petrona mientras la acariciaba y besaba para contenerla. La tucumana vio en Keila a su hija y trató de contenerla como una madre. “Me vine sola para no angustiar a nadie”, reveló la joven, quien se levantó de la mesa y se recluyó en la habitación a llorar.
“Me agarró un ataque de ansiedad”, admitió y su compañera Delfina, quien es una de los nominados, intentó ayudarla a calmar su malestar. “Pensá en cinco cosas que puedas escuchar, cinco cosas que puedas ver, cinco cosas que puedas oler. Concentrate en eso”, le pidió la joven para ejercicio para poder traerla al “aquí y ahora”.
Ya cuando pudo calmarse, Keila explicó con la voz quebrada: “Me había dado una vez, pero nunca tan fuerte. No podía respirar”. Esta situación alertó a Delfina, quien fue corriendo a pedir ayuda psicológica para su compañera.