La muerte de Jorge Lanata, uno de los periodistas más influyentes de Argentina, dejó no solo un vacío en el ámbito periodístico, sino también una serie de interrogantes sobre su legado personal y familiar. A los 64 años, tras seis meses de complicaciones de salud que lo mantuvieron en una lucha constante, su caída expuso una compleja dinámica familiar marcada por tensiones y especulaciones sobre la división de sus bienes.
La relación entre Bárbara y Lola Lanata, hijas del periodista, y Elba Marcovecchio, su última esposa, ha sido objeto de atención mediática desde hace tiempo. La muerte de Lanata reavivó las especulaciones sobre posibles conflictos en torno a su herencia. En el programa A la Barbarossa , la periodista Natasha Niebieskikwiat reveló detalles inéditos sobre el tema:
“Desde el círculo familiar más íntimo, me informan que no existe un acuerdo prenupcial ni un testamento formal de Jorge Lanata”, señaló Niebieskikwiat. No obstante, aseguró que hubo una división de bienes anticipada a pedido de Marcovecchio, quien buscaba garantizar una porción específica de los bienes adquiridos durante su matrimonio.
¿Cómo se dividirán los bienes?
Según la información divulgada, la división de los bienes del periodista se realizará en partes iguales entre Bárbara, Lola y Elba. Entre las propiedades que se conocen figuran el departamento en el que vivía Lanata, una residencia en Punta del Este y una valiosa colección de obras de arte. Sin embargo, aún persisten dudas sobre posibles deudas que podrían afectar el reparto.
El abogado Mauricio D’Alessandro aportó un dato relevante: “Si existen deudas pendientes, primero deberán ser saldadas utilizando los bienes del periodista. Lo que quede, será dividido entre sus herederas legales y su viuda”.
El papel de Elba Marcovecchio
La abogada y última pareja de Lanata fue un elemento clave en la gestión de los bienes. Según las revelaciones, cuando Marcovecchio vendió su casa en un country de La Plata, decidió invertir en un departamento y solicitó que este quedara separado del patrimonio común, con el objetivo de destinarlo a sus dos hijos.
Este movimiento no solo reflejó su interés por proteger los intereses de sus hijos, sino también un intento de evitar futuros conflictos en la familia ensamblada. A pesar de esto, la falta de un testamento formal podría ser un elemento de discordia entre las partes involucradas.
Mientras tanto, las próximas semanas serán decisivas para determinar cómo se resolverán los aspectos legales y financieros de la herencia.