El rock, en sus muchas variantes, suele ser una especie de banda sonora de la vida de muchos de nosotros. Quien no tiene dudas de ello es Iñaki Rojas, artista polifacético para el que esta música es un combustible vital y creativo. Y lo demuestra con creces: por ejemplo, este sábado 18 de mayo, a las 21.30, en Da Casa (Buenos Aires 273, Ciudad) estrena su nuevo unipersonal, que lleva por título el de una canción de la banda Divididos: Spaghetti del rock.
Escritor, actor, director, videasta, youtuber y músico, Rojas ha tenido una relación intermitente con el teatro, materia en la que hizo irrupción en los 90 con el estreno de una obra propia que se desarrollaba tanto en una pantalla como en las tablas del escenario.
El también último ganador del Premio Vendimia en la categoría de novela se apresta en esta charla a compartir esas múltiples pasiones, a las puertas de un estreno como quien remonta un barrilete en la tempestad.
–Empecemos por lo obvio: ¿de qué se trata y qué características tiene Spaghetti del rock?
–Es un espectáculo narrativo-rockero donde vuelvo a emplear una disciplina que experimenté con mi primer stand-up, donde contaba una historia con una canción de fondo. Era un cuento de suspenso del escritor yanqui Spencer Holst, una especie de thriller, sincronizado con un tema de los Smashing Pumpkins. Esta vez vengo a contar una historia personal, una anécdota muy rockera, sincronizada con cinco canciones, dos de los Redonditos de Ricota y tres de AC/DC. Para el cierre haré, precisamente, la historia de Spencer Holst con los Smashing, porque es la madre de esta movida.
–El rock parece ser una inspiración constante en vos, ¿qué encontrás en esa “fuente” para tus creaciones literarias, musicales y teatrales?
–El rock no sólo es una cantera de historias ideales para cualquier plataforma, sino que, encima, te permite musicalizarlas. Eso encuentro: la pareja perfecta para contar una buena historia. Si tenés una buena historia rockera con una banda X, y encontrás una linda canción de esa banda para que acompañe, de manera coherente, el tono del relato, es imposible que el resultado sea flojo. Confío en que va a gustar. Más a las generaciones rockeras.
–Llevás casi 30 años con labor sobre las tablas, si pensamos en el estreno de la obra de videatro Cuentos cortos de Zacarías Dandy. ¿Qué balance hacés de toda esa trayectoria y cómo sentís tu relación con el teatro?
–Como andar en bicicleta: la podés usar con gusto hasta que, por determinada razón, la abandonás un tiempo en el garaje. Y cuando la volvés a necesitar, el reencuentro es siempre placentero. Tengo una relación inconstante con el teatro porque le he dedicado mucho tiempo a la escritura. Y en los últimos años he estado escribiendo mucho, o editando videos para YouTube, tanto para mi canal personal como para Pop Secret, el canal que producimos con Roberto Mons. Aun así, mi balance teatral es más que positivo: hicimos cosas con Plaza Dandy que siempre quedarán en mi mejor recuerdo, así como mi paso por el stand-up, o como narrador y músico con Algo por el estilo (2007), o cuando dirigí a Jessica Echegaray y a Willy Olarte en Jinete en la tormenta (2018). Creo que, en el escenario, me di todos los gustos. No puedo quejarme.
–Tu serie de videos dedicados al disco de Charly García Clics modernos tuvo mucha repercusión y terminó, de alguna manera, en un escenario. ¿Se vienen proyectos en esa línea?
–En realidad, la serie Modern Clix Super Powers tuvo como primer destino las tablas, pero nunca se concretó gracias a la sabia recomendación de mi amigo el comediante Joe López, que sugirió “hacela para YouTube”. Ahí cambió de plataforma y empezamos a producirla con Roberto. Y los proyectos que se vienen son por esa línea: estamos produciendo la nueva serie de Pop Secret, una ficción llamada Almendra, ojos de papel, y después, un “what if” (”qué pasaría si...”) sobre la posibilidad de que John Lennon no hubiese muerto. Esos son los proyectos 2024 del canal, que ha tenido un arranque de año en ultra slow-motion.
–Para este año está prevista la publicación de tu novela Siempre mira el lado brillante de la vida. ¿Qué expectativas tenés para su publicación y qué se puede conocer de ella?
–Estoy ansioso por verla en la vidriera de las librerías locales: tiene una hermosa foto de portada (hecha por Rubén Gatica) de un detalle de las ruinas del viejo Cine Lavalle. Puedo contar que es un homenaje a los viejos cines del centro. Es una novela que bien podría ser una antología de cuentos, porque son historias independientes que no tienen nada que ver entre sí, lo único que comparten es que suceden en los viejos cines del centro de una ciudad que se parece mucho a Mendoza, en distintas épocas, desde los 70 hasta acá. Y en cierta medida, son pequeñas películas. El primer cuento es una comedia negra. Después hay algo de acción y fantasía; hay una historia de desamor, hay dramas familiares y hasta terror clase B. Pero eso sí: todas confluyen en el último capítulo. Allí cierran todas las historias. Confieso que es uno de los trabajos que más he disfrutado hacer. Espero que a la gente le guste.