El consumo de hojas de coca no es ilegal en Argentina. Dicho esto, nos adentramos en las formas y beneficios que tiene el uso de la hoja de coca como infusión o como “acullicu”, una pequeña bola de hojas que se coloca entre la mejilla y las encías para extraer mediante la saliva (que actúa como disolvente) las propiedades de la hoja fresca. Además hay extractos, tintura y harina de coca, que son de venta libre en cualquier comercio naturista.
Pese a que en ciertos sectores la práctica del coqueo puede escandalizar o ser considerada solo perteneciente a ciertos sectores de la población con raigambre en los pueblos originarios del altiplano, lo cierto es que su consumo se ha generalizado, en cualquiera de las formas mencionadas, gracias a los beneficios probados por el uso y costumbre, pero también por la ciencia.
Comencemos por diferenciar algunas cuestiones que están más cerca de los tabúes y estigmas sociales que de la realidad: la hoja de coca no es cocaína. Si bien tiene un principio activo que genera mayor rendimiento físico y es un estimulante mental natural, no produce adicción y sus beneficios son, en comparación, mucho más importantes que las contraindicaciones que pueda tener.
Si bien es cierto que gran parte de los países ven esta hoja como la materia prima de uno de los productos de exportación más problemáticos de la historia contemporánea, culturalmente, la coca está arraigada a la sociedad boliviana, peruana, colombiana y del norte de Argentina. “Para nosotros es sagrada. Bolivia es un país con una fuerte cultura ligada a ella y, al mismo tiempo, vemos el conflicto que se ha desarrollado a su alrededor a nivel mundial. Por suerte en la gastronomía la hoja de coca cada vez está más presente. En nuestro restaurante la utilizamos para muchas preparaciones como mantequilla de coca, pan, cócteles, infusiones o helados”, explica Marsia Taha, chef del restaurante Gustu de La Paz, Bolivia en una entrevista realizada para el diario El País, de Colombia. También hay productos como el chocolate de coca, la harina y cerveza elaboradas en base a esta hoja milenaria originaria de Los Andes.
Historia
La evidencia arqueológica más antigua del uso de coca coincide con los orígenes de la agricultura en América del Sur y data de por lo menos unos 8000 años atrás. Se halló en el sitio Nanchoc, en Cajamarca, al norte del Perú.
Derivado del vocablo aymara khoka —el idioma de los descendientes de Tiwanaku, la civilización que precedió al Imperio Inca— esta planta es una generosa fuente de vitaminas, proteínas y minerales. Calcio, potasio, magnesio, hierro, sodio, vitaminas C, E, B1 y B2 son solo algunos de los beneficios que ofrecen estas hojas.
De hecho, hay registros que evidencian la concepción de la hoja de coca como un alimento divino destinado exclusivamente al consumo de la familia real del Imperio Inca, gracias a la gran cantidad de nutrientes -sobre todo proteínas vegetales- que contiene.
La llegada del español a América cambió estas leyes nativas, ya que pronto se dieron cuenta de los beneficios que tenía el consumo en los aborígenes, sobre todo en aquellos a quienes obligaban a trabajar en la extracción de oro de las minas, ya que les permitía permanecer más tiempo dentro de las cuevas y comer o descansar menos.
De este modo y con el tiempo se fue popularizando el consumo y dejó de ser exclusivo de la familia real.
La página de investigación de la Universidad Nacional de Río Negro destaca: “De su uso más al sur en los Andes se tienen evidencias bastante posteriores. Fueron encontradas en restos de las culturas Huari y Tiahuanaco, localizadas entre las alturas andinas y la costa del Pacífico en el Perú y Bolivia, y datan de los siglos I a XI de nuestra era. Las provenientes del norte argentino son excepcionales, por ejemplo las encontradas en un entierro ceremonial en la cumbre del volcán Llullaillaco, en Salta sobre la frontera con Chile, que datan del siglo XVI, en tiempos incaicos, o las excavadas en el sitio Huachichocana III, en Jujuy, que datan de hace unos 3400 años, o en La Puntilla, Catamarca”.
Una nota publicada por el diario El País, en 2023, explica: “En la cosmovisión indígena, la hoja de coca es la planta que sacraliza las actividades del hombre. Es la que bendice la tierra y los cultivos, el alimento que da energía y vitalidad para la realización de trabajos duros, el remedio al mal de altura y a problemas estomacales, una representación del agradecimiento y un alimento central de la dieta y la agricultura”, a la vez que agrega “Para muchos pueblos nativos es un símbolo de divinidad, de rol cultural, espiritual y medicinal con el que se ha construido la identidad de su territorio”.
El estigma de la droga
Si bien el consumo de la hoja de coca, que luego se fue sintetizando de diferentes maneras a medida que ganaba adeptos en los círculos más exclusivos de Europa y Estados Unidos, tenía libre circulación, pronto encontraron la forma de convertirla en lo que hoy se conoce como cocaína, que tiene uno de los más altos índices de adicción, que convierte la vida de millones de personas en un infierno del que es difícil salir y que le rinde miles de millones de dólares al narcotráfico.
“La prohibición de la cocaína, que en los Estados Unidos data de 1904, se fue generalizando en el mundo a partir de la década de 1920. En 1961 se aprobó en el marco de las Naciones Unidas la Convención Única sobre Estupefacientes a la que la Argentina adhirió. El texto de esa convención puso a la coca en la misma categoría que la amapola y el cáñamo o cannabis (Cannabis sativa), las plantas de origen del opio y la marihuana. La Argentina declaró ilegal el consumo de coca en 1977″, explica la publicación de la Universidad Nacional de Río Negro.
No obstante, la ley 23.737, en vigencia desde 1989, “estableció un compromiso entre el tratado internacional y las prácticas populares consuetudinarias de la región andina, como también hicieron otros países, entre ellos el Perú. Dicha ley puntualizó en su artículo 15 que ‘la tenencia y el consumo de hojas de coca en su estado natural destinado a la práctica del coqueo o masticación, o a su empleo como infusión, no será considerada como tenencia o consumo de estupefacientes’”, concluye el escrito.
De hecho, la Cámara de Diputados de la Nación, presentó un proyecto de Ley en 2022 cuyos tres primeros artículos reconocen a la hoja de coca como patrimonio cultural de los pueblos originarios y considera a la práctica del coqueo como un derecho de las personas a reafirmar su identidad cultural, por lo que se autoriza a la importación, distribución y venta minorista, como así también a la tenencia y consumo de las hojas de coca en estado natural.
Consumo y beneficios
La página Mundo Deportivo, destaca algunas de las cualidades y beneficios del consumo de la hoja en té, mate o harina.
-Las hojas de coca son una fuente natural en vitaminas A, B1, B2, B3, C y E y minerales como calcio, hierro, sodio, potasio y fósforo. Tienen 14 alcaloides y varios taninos, lo que ayuda a alcalinizar el organismo.
-Estimula la oxigenación y, en consecuencia, el sistema respiratorio y nervioso, y ayuda a regular la presión arterial, pero también ayuda a mejorar la memoria, la concentración y la atención.
-Combate la anemia ferropénica y contribuye a una buena digestión y a la expulsión de gases y refuerza la flora intestinal. Además, regula el metabolismo de los hidratos de carbono, lo que es ideal para las personas que no digieren bien los azúcares.
-Puede ayudar a aliviar dolores que provienen de la artritis o el reuma debido a que tiene propiedades analgésicas.
-Reduce los niveles altos de triglicéridos y de colesterol.
-Ayuda a regular el apetito, lo que ayuda en casos de trastornos alimentarios.
-Posee propiedades diuréticas por lo que ayuda a prevenir y a tratar la retención de líquidos y previene las infecciones de las vías urinarias. Por las mismas propiedades diuréticas y por su alcalinidad, elimina las toxinas acumuladas en la sangre y mejora el funcionamiento del hígado.
-Además de todo esto, el mate de coca ayuda a prevenir las caries y la osteoporosis debido a que son ricas en calcio.