La cara de felicidad de Gisela Campos no tiene comparación, desde el momento que anunció en vivo, durante la Edición Central de Noticiero 7, que será mamá, tras un largo proceso de espera y de crecimiento personal que la llevó (casi) a pensar que ese proyecto no iba a estar incluído en su vida. “Para mí fue tan esperado y tan ansiado tan soñado, que me emociono siempre, así que perdón, pero para mí es estar viviendo un sueño” Dice al comenzar la entrevista con Los Andes. Y agrega “Esta vez me despierto y digo ‘no estoy soñando, no? Esto es parte de mi realidad’. Porque te juro que tuve muchas veces ese sueño muy vívido y al despertar, no era”.
La repercusión de su embarazo ha calado hondo en los mendocinos que la siguen en la pantalla desde sus comienzos. “Estoy muy agradecida por todo el cariño de la gente, todavía no termino de leer mensajes”, sostiene.
Durante la charla, contó que pese a las adversidades y los pronósticos sombríos acerca de las posibilidades de maternar, siempre mantuvo la fe y asegura: “Nunca la perdí. Escucho a muchas chicas que por ahí me dicen que perdieron las esperanzas. Pero, si perdés la fe ¿Qué te queda? La fe es lo que nos mantiene de pie”.
A lo largo de su vida, además de la exposición televisiva, de los escenarios vendimiales como virreina primero y luego como conductora de Fiestas Nacionales, y de la radio, Gisela ha debido sortear las curvas inesperadas del destino, que finalmente hoy evalúa como “aprendizajes” que la llevaron al lugar desde donde actualmente se siente firme para comenzar la recorrer el camino que se presenta delante suyo.
Sin embargo, en los momentos de mayor incertidumbre, cuando la ciencia no le daba respuestas, siguió buscándolas en otros horizontes. “Yo consulté un montón de cosas, me encanta el Tarot y siempre mi consulta era ‘por qué no puedo tener hijos’ y todos me decían ‘vos podés tener hijos, lo que pasa que hay un miedo’. Y empecé a trabajar eso, buscando qué había en mí que no estaba bien, o qué era lo que pasaba y por qué”.
-En el momento del anuncio público en el noticiero, que además es algo muy fuerte, mencionaste que era un bebé muy buscado, ¿Cómo fue eso?
Y a ver a lo largo de mis 19 años (lo comparo con el canal porque justo cuando yo me caso había recién entrado al Canal 7 en el 2006, después de ser virreina), lo que quería era la casa, el perro, mi marido, y un hijo. Re Susanita. Pero siempre tuve un tema con la maternidad, porque desde chica tuve miedo de no poder ser mamá. Cuando me casé tenía 25 a 24 años. Después me separó, formo pareja de nuevo, también busqué pero no hubo caso. Ya después como que dije “bueno, está bien, no puedo tener hijos” y nunca más me cuidé. Siempre pensé “si llega, llega” y era lo que más ansiaba, pero nunca llegó.
-¿Cómo lo tomaste en ese momento?
A raíz de todo esto y de todas las distintas experiencias que tuve, empecé un trabajo personal muy grande para encontrarme conmigo misma y ese trabajo creo que fue lo que me lleva a estar en este momento. A veces las cosas no llegan porque uno quizás tampoco está disponible para que eso llegue o quizás porque hay un miedo de que eso llegue. Entonces solo trabajé muchísimo. Después, cuando cumplí 41 dije, “bueno, ya está, me dedicaré a viajar, me dedicaré a otras cosas. Tengo a mis tres sobrinos que amo con mi vida, les daré el amor que tengo desde lo maternal a ellos, y otra cosa”.
-¿Cómo fue ese proceso para renunciar a un gran proyecto de vida?
No fue fácil. Hoy hay muchas chicas que no quieren ser mamá y la tienen clarísima. Pero yo sí quería y no venía. Me acuerdo que en el 2017 lo habíamos hablado con mi pareja de ese momento, pero después me tuve que hacer una intervención y me dijeron que solamente por un tratamiento podría quedar embarazada. Ese año, justo cae mi cuñada con su embarazo y tres de mis primas quedan embarazadas, eran cuatro embarazadas en la familia. Me acuerdo patente que cuando nos juntábamos era aguantarme, salir afuera a llorar, volver a entrar. O tratar quizás de no ir a algún evento para no arruinarlo, justamente para que nadie se sintiera mal por mí, porque todos sabían lo que me estaba pasando.
-Los bebés llegan cuando ellos quieren venir.
Evidentemente. Una vez me dijeron que los hijos eligen a sus padres “Todavía no te has encontrado con el padre que ha elegido tu hijo”. Y ahora con Gaby…
-Esa es la gran pregunta: ¿Quién es Gaby?
Me dan mucha risa porque en los buscadores aparece “Quien es Gaby el padre del hijo de Gisela Campos”. Nos conocemos hace muchísimos años, cuando yo tenía 15 años, él tenía más de 20. Yo era muy chica y no pasó nunca nada. Es una persona enorme, generosa, noble, que me ha tenido y me tiene una paciencia que no te puedo explicar. Aunque el embarazo no me agarró por vomitar, ni mareo, ni descompostura, ninguno de esos síntomas típicos del embarazo.
-¿Entonces, es un varón?
Bueno, yo tengo esa esa firme convicción, o tenía, mejor dicho. Pero el ecógrafo me dijo que el 70% es la probabilidad de que sea nena.
-Me decías que no tenés los síntomas típicos
No, pero sí me pegó en lo emocional, sacada, sin filtro, irritable. Cuando todavía no sabía que estaba embarazada pensaba “¿qué me pasa, porque me siento así?” como enajenada. Después, había un retraso y yo lo llevé para otro lado: cambio hormonal de la mujer, puede suceder que se te adelante todo el ciclo de la menopausia. Pero me hice un test de embarazo para sacarme el tema de la cabeza, y ahí estaban las dos rayitas. Entendí un montón los cambios que sentía en el cuerpo, y Gaby ahí estaba al pie del cañón. Está siempre y tratando de sostener.
-¿Cómo fue el paso de los 15 años a los 40 con Gaby?
Nosotros tenemos una familia en común, cuyos hijos son nuestros mejores amigos, por eso yo lo conozco desde hace muchos años. Siempre por distintos motivos nos volvimos a encontrar, pero nunca nada. Él tenía su vida, ya se había casado, fue papá. Y nada, cada uno con sus historias. Y hace poco nos empezamos a escribir por Instagram. Pero imagínate, empezamos a salir y ahí nomás quedé embarazada. Para los dos fue un impacto, porque lo teníamos fuera del radar. Pero estamos muy bien, con las familias unidas, que me han recibido y están felices compartiendo la noticia con nosotros.
-Más allá de la alegría ¿Cómo es tu futuro en el noticiero?
Todos los proyectos televisivos terminan en diciembre, así que como tengo fecha para mediados de enero, me queda justo para volver a encarar de nuevo un ciclo a fines de marzo. Si todo va bien ahora, trabajaré hasta último momento, mientras entre en la lente de la cámara, seguiré.
-¿Empezaron a comprarle cosas al bebé?
Nada, todavía no. Está recibiendo muchos regalos de los tíos, tías y todo y gente que no me conoce, me escribe y me dice “¿le puedo tejer una una cosita?” ¡Claro!, ¿cómo voy a rechazar algo así? Por eso te digo que me ha desbordado y quiero agradecer a toda la gente, porque no es que te ponen “Felicitaciones”, te ponen un texto enorme con tantas cosas bonitas que no puedes dejar de leerlo, y no puedo ponerle un corazón solamente, sin decirle “gracias por tomarte el tiempo y dedicarme todas estas palabras tan bonitas para para mi bebé y para conmigo”. Entonces los tres estamos agradecidos, porque es mucho amor y eso se siente.
-¿Ya tienen elegido un nombre?
No, todavía no están los nombres elegidos. Sí tenemos opciones, tanto para varón como para mujer, pero viste que dicen que por ahí te lo pueden susurrar los bebés en un sueño. Yo le digo, “si estás ahí, dame una señal”. Y por supuesto le hablo cuando me levanto, cuando vamos en el auto, en la calle, todo el tiempo.
-¿Cómo te imaginás como mamá?
Me veo medio pesada, (se ríe). Tengo que tener cuidado porque solo he experimentado con mi sobrinos, que no es lo mismo, pero soy muy densa. En esto del trabajo personal que hice para aprender cómo me hablaba a mí misma, porque es tan fundamental como uno se habla a sí mismo, que con mi sobrino -que es mi gran discípulo- siempre le digo “vos acordate que sos abundante”. A ellos siempre traté de inculcarles lo importantes, fuertes e inteligentes que son. Me lo imagino así con una bebé desde la panza. Entonces creo que voy a ser una mamá muy de empoderarlo desde chiquito, desde la personalidad, la seguridad, la confianza en sí mismo. Cosas que quizás nuestros padres o nuestros abuelos no tuvieron. También me veo medio sargentona, porque algunos límites son sanos, pero cuando tenga que hacer un mea culpa, también lo haré y se lo diré.