Felipe Staiti prepara un concierto histórico. Con dos únicas presentaciones, el domingo 29 y lunes 30 de octubre en el Teatro Independencia, el músico dará su primer Concierto Sinfónico de Guitarra Solista junto a la Orquesta Filarmónica de Mendoza. Las entradas se consiguen a través del sitio EntradaWeb y tienen un valor general de 7 mil pesos en preventa, y 8 mil, general.
El mítico integrante, y fundador, de Los Enanitos Verdes, estará acompañado por Natalio Staiti en batería y Gerardo Lucero en bajo, Juan Pablo Staiti en coral sitar, Walter Anselmi en bandoneón y Mario Galván en piano.
La prestigiosa Orquesta Filarmónica de Mendoza será dirigida por el Maestro Pablo Herrero Pondal y los arreglos estarán a cargo del Maestro Mario Galván, con un par de ellos a cargo del mismo Maestro Herrero Pondal.
¿El detalle? Felipe va a usar una guitarra que Fender le diseñó especialmente a él, modelo único en el mundo, conocida como la Staiticaster. Un espectáculo sin precedente en nuestra provincia. Una propuesta que sacude el mundo de Staiti y lo hace explorar nuevos sonidos.
Antes de su presentación, Felipe habló con Diario Los Andes sobre su presente, su relación con la música, el recuerdo de Marciano Cantero y su mirada profunda sobre la vida. Un hombre lleno de historias con el que daría gusto quedarse horas charlando.
Su forma apacible y respetuosa de hablar lo convierten en un ser hipnótico que prefiere, muchas veces, hablar mediante la música, y que cree que es ella quien une al mundo.
¿Cómo estas vos? ¿Cómo está la banda? Ya pasó más de un año de la partida de Marciano y el dolor se calma, ¿no?
Obviamente que el dolor es una cosa que no se va, pero también en un momento en la vida hay que elegir un lado. O te quedas en el dolor, o salís un poco adelante. Yo prefiero celebrar el tiempo compartido, prefiero esa opción para los que hemos perdido afectos profundos, como en mi caso mis padres. Uno no puede vivir duelando, uno tiene que agradecer el tiempo que uno pasó, y con Marciano aplica esa filosofía. Y bueno, entonces acá seguimos con la historia de Los Enanos, que también es una manera de tenerlos presente siempre, y, gracias a Dios, todos los shows que estamos haciendo y todo lo que está pasando es súper auspicioso y muy bueno. Es como un barrilete saliendo de una tormenta
Con tanta historia con Los Enanos y cuando mirás para atrás, ¿qué es lo primero que ves? ¿Haces algún balance?
Nunca he hecho balance, para mí la vida es una línea recta en la que uno va mirando para adelante, y obviamente que tengo el bagaje de haber hecho muchas cosas, pero siempre trato de mirar para adelante y a veces, claro, uno se pone en perspectiva, pero estoy mirando más lo que hay por hacer que lo que se hizo.
¿Y qué es lo que lo que hay por hacer?
Bueno, yo abracé la música desde muy chico y sigo abrazado a la música. Los enanitos son aparte de mi vida, obviamente, una parte muy importante porque tengo más años con los Enanitos que sin Los Enanitos, pero también, primero que nada, yo soy músico. A través de los enanitos desplegué mis alas, pero también tengo otros proyectos, siempre ligados con la música. La música es el motor de mi vida, y entonces ahora está el concierto en el Teatro Independencia, que es también un nuevo desafío, salir de una “zona de confort” para meterme en un repertorio netamente instrumental con la orquesta y es algo que me encanta, responde a lo que me moviliza a mí en la vida, que es la música en sí misma.
¿Cuándo nació ese amor por la música?
Mi mamá era profesora de piano. Ella siempre estaba tocando y la música fue algo permanente en mi vida. Cuando escuchaba el piano, yo me sentía muy atraído y automáticamente tuve el pensamiento de una guitarra, sin haber tenido referencia alguna. Mis padres, que siempre me apoyaron, me mandaron a aprender guitarra desde niño, entonces no sé cuándo fue nació ese amor, pero sí sé que siempre lo tuve cerca, hasta que quizás en la adolescencia, cuando empecé a escuchar rock, que escuché a Deep Purple a Led Zeppelin y dije, “yo quiero esto para mi vida, quiero la electricidad, quiero la guitarra eléctrica y quiero este género musical”. Cuando era chico íbamos al Teatro Independencia, a los conciertos de música clásica, o sea, vengo con esa formación también, pero cuando conocí el rock ahí dije, “esto es mi religión”.
Y como tu mamá fue tu faro, vos, tal vez, fuiste el faro de tus hijos con la música
Sí, igualmente si no está en vos, es muy difícil plantarlo porque nadie puede poner en el otro lo que en el otro no hay, pero si hay una llamita que se va a encender, se va a encender. En mi caso, por ejemplo con la guitarra, yo no tenía referencia, tenía referencia del piano y nunca toqué el piano. Por ahí me quedó dando vueltas de alguna vez que vi a alguien, pero creo que fue la manera de encontrarse con una razón para estar en este mundo, mi razón de ser.
Si no hubieses entrado al mundo de la música, ¿te imaginarías haciendo otra cosa?
Es muy difícil, te digo la verdad. Me la pasaría leyendo porque me gusta mucho leer, pero haciendo otra cosa no lo sé. No soy muy devoto del mundo de los “hubiera”. Es algo muy grande, no podés saber.
¿Cómo es compartir música con tus hijos?
Es algo muy lindo porque se establece un lenguaje distinto. Yo siempre digo que cuando se acaban las palabras empieza la música, y es como otro tipo de comunicación en la que la forma de expresión es otra. Y para mí, particularmente, que me encanta la música está buenísimo que así sea, y más si lo haces con tus hijos.
¿Cómo te llevas con los ritmos nuevos y toda esta camada de chicos jóvenes que han copado la escena?
Yo creo que hay cosas que están muy buenas, no conozco demasiado, y hay para todo. Me parece que la música es movimiento y está bueno que se renueven las cosas, pero siempre digo que las buenas canciones son las que van a siempre perdurar. Hay que ver, después en el filtro del tiempo, qué es lo que queda de todo eso cuando el tiempo hace ese zarandeo y decanta lo que queda realmente en la historia, pero también estamos en una época en donde hay una necesidad de una satisfacción inmediata. yo creo que la música, como diría Charly, es buena o es mala, no importa que sea, y hay música que está muy buena más allá del género que sea. Después, si nos metemos a intelectualizar puntualmente sobre el reguetón o el tipo de español que usan, bueno, eso es otra cosa, pero cumple una función de satisfacción inmediata que en algún punto hace que funcione esto que se llama industria, acordémonos que es el show bussiness, y es lo que te muestra. No sé cuánto te deja.
¿Y cuál es la música que a vos te deja algo, que te moviliza?
A mí me encanta escuchar a Nick Drake, es un referente al que siempre estoy volviendo, junto con John Martyn, Capitán Beefheart y Luis Alberto Spinetta. Esos son los referentes que están siempre en mi playlist, como un anclaje. Y también me gusta poner de las cosas nuevas que se hacen, que están muy buenas, que terminan velándose entre toda esta parafernalia de imposición, en algún punto, de la tendencia, en los medios de la música urbana o del reguetón, pero hay bandas que están buenísimas.
¿Qué hace que una banda sea buena? ¿El trabajo, el talento...?
No, yo creo que las canciones hacen que sean buenas, me parece que todo es parte de todo. El talento es fundamental y hay una parte del talento que también tiene que ver con aguantarse, muchas veces, las puertas cerradas y los no en la vida de la música. La música es un pasillo de puertas cerradas que hay que empezar a golpear y abrir, y algunas no abren, otras abren a medias y otras nunca van a abrir entonces, yo pienso que para eso también hay que tener un talento, una perseverancia. Lo otro es lo que dejás en el otro. Ahora me ha pasado de estar en muchos lugares escuchando música, pero me voy con la sensación de nada. Un vacío. No me llevo nada. Pero cuando la música te quedó dando vueltas en la cabeza, como esos libros que te dejan pensando, está buenísimo, sobre todo para los que no buscamos la satisfacción inmediata. Yo siempre necesito que me deje algo.
¿Y qué sentís que dejaron Los Enanos en la gente?
Yo creo que lo que dejamos, y lo que sembramos siempre, son las canciones y las historias que la gente hizo propias, o las hace propia entonces. Es algo, también, que trasciende las generaciones porque en nuestros conciertos la mayoría del público es muy joven. Hay canciones que tienen una vigencia que trasciende tiempo y espacio.