Rodrigo Fernández Rumi fue ganador de Gran Hermano 2012, la edición siguiente en la que Cristian U marcó un antes y después en el formato televisivo. Tenía 18 años cuando entró y se inscribió gracias a Jorge Rial que anunció que en poco tiempo se definían los nuevos concursantes.
“A los 17 dejé Victoria, Entre Ríos, para instalarme en Buenos Aires a estudiar arquitectura. Ya a los 15 había viajado para hacer algunos castings, pero nunca quedaba. A GH me anoté con mucha ilusión y empecé a pasar de instancias, hasta que me notificaron que iba a entrar a la casa. Ahí fue cuando entendí que podía lograr algo por mí mismo”, contó Rodrigo.
Fernández Rumi aseguró que la experiencia fue increíble. “Es algo muy loco, como si el exterior se muriera. Por eso cuando alguien queda eliminado muchos lloran como si fuera un velorio. Realmente volvería a entrar, aunque salir no es nada fácil. Vi que a varios del último Gran Hermano les está costando con el tema de las expectativas, que no siempre es como uno se imagina”.
El 13 de abril de 2012, el joven se consagró frente a Walkiria D’Amato. “Creo que la gente me eligió porque era el gracioso, el más chico de la casa. Un personaje, siempre me gustó ser el payaso de la clase y eso fui en la casa también. Creo que varios de mis excompañeros podrían haber ganado, pero el público votó por mí”, rememoró el sucesor de Cristian U en el trono de Gran Hermano.
Al momento de la consagración, Rodrigo Fernández tenía pensado comprarse el tan soñado departamento de dos ambientes, pero cuando cobró los 750 mil pesos -dos meses después- solo le alcanzó para un monoambiente.
“Salí de Martínez y me subí al 60 con el cheque en el bolsillo. La verdad es que ahora esa plata no es nada, pero en aquel entonces significaba un gran monto. A mis 18 me convertí en propietario y fue muy loco”.
Rodrigo Fernández, de Gran Hermano a Disney
Luego de Gran Hermano, Rodrigo hizo teatro, un programa de radio y hasta una serie que se vendió a Israel. La misma la grabó en los estudios donde actualmente está la casa de Gran Hermano, y donde años atrás se hicieron las ficciones juveniles de Cris Morena.
Después de esa aventura llegó un viaje a Suiza por seis meses, donde trabajó en una granja y ayudando a la gente a mudarse, y posteriormente se trasladó a Los Ángeles. “Allí estuve tres años como mesero. También tomé clases de actuación y fue una experiencia increíble, hasta que me llamaron de Disney Latinoamérica”, contó emocionado.
Ahora forma parte de la serie L-POP, que gira en torno a una fanática del K-Pop. Allí da vida a Diego uno de los galanes. “Me crié en el mundo Cris Morena y esto es como tocar el cielo con las manos”, se sinceró.
Además, Rodrigo Rumi aclaró que la televisión y el streaming no son su única actividad. “También trabajo como mánager de influencers, haciendo campañas por internet. Estoy feliz. Los chicos me piden fotos en la calle, nunca pensé que iba a lograrlo”, cerró.