Los libreros mendocinos reconocen que el 2024 ha sido un año difícil en el tema ventas, para algunos incluso el peor en mucho tiempo. Ni siquiera acontecimientos de promoción de la lectura como la Feria del Libro o La Noche de las Librerías han conseguido repuntar una tendencia en general declinante. Se coincide en que “no hay poder adquisitivo en la gente” y en que inusualmente los libros resultan más caros acá que en Chile, pese a que aquí están exentos de pagar IVA. Como es más o menos habitual, el rubro que más se vende es el de la Autoayuda o Desarrollo personal y hay un filón relativamente nuevo que es el de los libros de neurociencias.
Así lo reconoce Pilar Santos, de García Santos, la librería más antigua y tradicional de Mendoza. Según Pilar, libros como “Zensorialmente”, de Estanislao Bachrach y “Este dolor no es mío”, de Mark Wolynn, están primeros entre las preferencias de los lectores mendocinos. Se agregan a esa lista, los libros del psicólogo argentino Gabriel Rolón, en especial su última producción “La Felicidad”, y también un autor clásico, ubicado a medio camino entre la neurociencia y la inteligencia artificial, como es Yuval Noah Harari con su reciente “Nexus”. Una autora y un libro que Pilar Santos destaca como “más vendido” y recomienda (“mucha gente lo compra para regalar”, acota) es “El infinito en un junco” de la española Irene Vallejo. Mientras que hay géneros y autores que “siempre venden”, como es el caso de la novela histórica de corte romántico y dentro de ella, especialmente, las autoras Florencia Bonelli y Viviana Rivero. En cuanto a la ficción, Pilar menciona la vigencia de Arturo Pérez Reverte, al parecer aun best seller incombustible, y el fenómeno de las escritoras argentinas como Mariana Enríquez, Selva Almada y Dolores Reyes, con “Cometierra”. Dos sorpresas: el ensayo político definitivamente a la baja en cuanto a ventas y el curioso boom de la literatura oriental, con libros como “El Gato que amaba los libros” de Sösuke Natsukawa, “Las deliciosas historias de la taberna Kamogawa” de Hisashi Kashiwai y “Mis días en la librería Morisaki”, de Satoshi Yagisawa. Se podría agregar en este apartado, el interés que despertaron los libros de la coreana Hang Kang, luego de que en octubre obtuviera el Nobel. En cuanto a los autores mendocinos, Pilar opina que “el problema es que tienen poco marketing”, aunque destaca con buenas ventas a autores como Martín Rumbo con “Mendoza tiembla” y los poetas Dionisio Salas Astorga y Rubén Valle.
En librería Cúspide, Eduardo Pasini y Cecilia Tarrazo, no dudan en reafirmar que, en Mendoza, Autoayuda es lo que más vende. Y a los ya mencionados “Este dolor no es mío” de Wolyn y “Zensorialmente” de Bachrach, le agregan los libros de la española Marian Rojas Estapé: “Cómo hacer que te pasen cosas buenas” y “Encuentra tu persona vitamina”. También ponen en el podio de los más vendidos a Gabriel Rolón con “La felicidad” y el libro Nexus de Yuval Harari, que Pasini menciona para señalar, también, un creciente interés en todo lo que tenga que ver con la Inteligencia Artificial. Los chicos de Cúspide coinciden en que el interés por los libros de política viene en franco derrumbe, “a no ser, dice Pasini, que lleven el apellido Milei en el título, tanto para bien como para mal”. En cuanto a la ficción es variado y destacan también, aunque cada una en su rubro, a Florencia Bonelli, Camila Sosa Villada, Agustina Bazterrica (Cadáver exquisito), Dolores Reyes (Cometierra), Leila Guerriero y Mariana Enríquez. Entre los autores mendocinos más vendidos, en Cúspide destacan a Mercedes Araujo con “La hija de la cabra” y “El hombre que tenía un reloj en el pecho”, de Charly Chisio, publicado por Dunken.
Los títulos y los autores “más vendidos” más o menos se repiten en el Centro Internacional del Libro, otra de las librerías mendocinas tradicionales, orientada más bien a la venta de libros de estudio e idiomas, aunque allí señalan especialmente la enorme caída en las ventas durante 2024 y recuerdan épocas más felices cuando en diarios y revistas solían publicarse los rankings de los libros más vendidos. “Si no hay para comprar las cosas de primera necesidad en el supermercado, imaginate con los libros”, dicen. Y destacan que, en el caso de los libros de estudio, la gente una vez más está recurriendo al fotocopiado.
Mientras que Mara y Adrián Mignani, de AMLibros, una de las más grandes orientada a la venta de usados y nuevos, coinciden con el resto en señalar que lo que se vende más son los libros de autoayuda, y a los ya mencionados agregan autores como Brian Tracy con “Si lo crees, lo creas”, y Joe Dispenza con “Deja de ser tú”. Mara pondera la literatura juvenil romántica, a la que ve teniendo un gran auge y menciona a la española Alice Kellen con obras como “El chico que dibujaba constelaciones” o “Sigue mi voz” de Ariana Godoy, una autora venezolana. Entre los autores mendocinos, en AMLibros destacan a Martín Rumbo con “Mendoza tiembla” y “Un trip en el bocho” de Gabriel Lagiglia.
Finalmente, Christian Luddita, de Ludditas Librería, reconoce que “hace 8 años que tengo la librería y 2024 ha sido el peor. Una caída del 30 al 60 por ciento en las ventas” y que “si bien ha habido un estancamiento en los precios, la gente no compra porque no hay poder adquisitivo”. Christian tiene una librería orientada a un público de lectores exigentes y los libros que más vende son los de autores nacionales como Mariana Enríquez, Samantha Schweblin, Selva Almada o Dolores Reyes, cuyo libro “Cometierra” se convirtió en fenómeno de ventas gracias en gran medida a la polémica que suscitó recientemente al ser vetado como lectura en los planes de estudio.