Del 15 al 18 de noviembre, una nueva edición del Mendoza Sax Fest se llevará a cabo con la participación estelar de una figura mundialmente reconocida en el género del jazz. Paquito D’Rivera, el músico cubano radicado en Estados Unidos, ganador de 16 premios Grammy y considerado uno de los mejores saxofonistas y clarinetistas del mundo desembarcará por primera vez en la provincia.
El artista, que ya lleva recorridos 70 años de carrera, dará dos shows: el viernes 15 de noviembre tocará en el Teatro Independencia junto a la Orquesta Filarmónica de Mendoza, algo inédito en la carrera de Paquito, ya que suele presentarse junto a su banda de músicos. Por otro lado, se presentará el domingo 17 en el Teatro Plaza de Godoy Cruz, en un concierto con obras para octeto de saxofón.
D’Rivera ha obtenido un total de 16 premios Grammy y Latin Grammy (cinco Grammy y 11 Latin Grammy) y es reconocido por su maestría en el jazz latino, así como por sus logros como compositor clásico. Con una discografía que supera los 30 álbumes en solitario, su obra refleja una profunda pasión por el jazz y la música latina. Además, ha realizado notables aportaciones a la música clásica, actuando como solista con prestigiosas orquestas como la Filarmónica de Londres, la Orquesta Sinfónica de Londres, la Orquesta Filarmónica de Varsovia, la Orquesta Sinfónica Nacional, la Sinfónica de Baltimore, la Orquesta Filarmónica de Florida y la Filarmónica de Brooklyn.
En una entrevista con Los Andes, el artista develó cuáles son sus expectativas ante estos shows en la provincia; además de confesar qué opina sobre las formas digitales de escuchar música, cómo se lleva con la tecnología y cuáles son sus gustos culposos en la música.
La vida de un prodigio latinoamericano
Paquito D’Rivera, un talentoso prodigio musical desde muy pequeño, nació en Cuba en 1948. Comenzó a estudiar música a los cinco años bajo la tutela de su padre, Tito D’Rivera, un destacado saxofonista y director cubano. A los seis años ya se presentaba en escenarios y con solo siete, se convirtió en el miembro más joven en integrarse a la reconocida compañía Selmer.
A la edad de diez años, deslumbró al público en el Teatro Nacional de La Habana. Luego, ingresó al Conservatorio de La Habana a los doce para perfeccionarse en clarinete y composición. A los diecinueve años, y ya con gran destreza en el clarinete y saxofón, debutó como solista con la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba en un concierto que se transmitió a nivel nacional.
Ese mismo año, en conjunto con el pianista Chucho Valdés, fundó la reconocida Orquesta Cubana de Música Moderna, en la que fue director durante más de dos años. Más adelante, algunos de los músicos de esta orquesta darían origen a Irakere, un grupo que fusionaba jazz, rock, música clásica y tradicional cubana, revolucionando la escena musical internacional.
Al trasladarse a Estados Unidos, fue respaldado por músicos de renombre como Dizzy Gillespie, lo que le permitió colaborar con otros grandes como Arturo Sandoval, Claudio Roditi y Michel Camilo. Grabó con la Orquesta Sinfónica de Londres bajo la batuta de Lalo Schifrin, y en 1995 ganó su primer Grammy con el álbum Portraits of Cuba. Ha colaborado también con figuras icónicas como Eddie Gómez, McCoy Tyner, Herbie Mann, Tito Puente y Ástor Piazzolla, y ha relatado su vida en su autobiografía Mi vida saxual.
Mano a mano con Paquito D’Rivera
- ¿Cómo te sentís para tu llegada ha Mendoza?
- Muy emocionado. Nunca he estado en Mendoza, he estado en Rosario, San Juan, Jujuy y Buenos Aires por supuesto, pero nunca en Mendoza. Me han dicho que es muy bonito, con la Cordillera de Los Andes ahí. Quiero conocer el Aconcagua.
- Esta vuelta vas a tocar con una sinfónica pero sé que estás más acostumbrado a tocar con banda… ¿Cómo te sentís ante esta experiencia?
- Bueno, justo estoy con shows en los que toco con orquesta, así que estoy en eso. Pero se que en Argentina hay músicos muy buenos. Me ha tocado trabajar con excelentes profesionales argentinos que han venido para acá o también cuando yo he ido para allá.
- Y si tuvieras que elegir, ¿Con cual de los dos formatos te quedas?
- Y, es como comer comida brasilera y mediterránea, me encantan ambas cosas. Me gusta la variedad, ir cambiando, no por nada soy de Géminis. He estado trabajando en este último tiempo con proyectos variados: desde conciertos acá (estuve a punto de hacer uno tocando una pieza de un compositor porteño) hasta viajes a Puerto Rico y otros países como Argentina también.
- ¿Sentís que ese cambio contante te ayuda a mantener la chispa de la música encendida?
- Sí, por supuesto. Eso me ayuda a no aburrirme, no hacer lo mismo de siempre.
- ¿Crees que la música en vivo está bajo amenaza? Con las nuevas formas que existen de escuchar música, todo digital dejando de lado los instrumentos.
- No hay nada que se pueda comparar a la música en vivo. No hay ninguna plataforma ni nada que le pueda ganar a eso. Es como todo ¿no? No hay nada como el factor humano, la calidez humana, el comunicarse unos con otros. No puedo quejarme de la tecnología ni criticarla porque eso vino para quedarse. Es muy útil tener un teléfono inteligente, pero si nosotros lo usamos como unos tontos, no nos va a servir de nada. Es increíble como hay gente que está sentada con otras personas y todos tienen el teléfono en la cara.
Lo mismo sucede con la música en vivo. No hay nada que vaya a suplir eso. El factor humano es algo ineludible, gracias a Dios. Y yo acepto todas las cosas contemporáneas, los grandes avances tecnológicos, pero siempre hay que tener en cuenta el factor humano, es muy importante eso. Utilizar los aparatos tecnológicos a nuestro favor y no nosotros a favor de ellos.
- ¿Cómo era escuchar música en tus tiempos cuando vos iniciaste?
- Yo empecé en la época de los long play, los vinilos que ahora se han puesto de moda otra vez. Ya nadie quiere tener CDs, todo el mundo quiere los vinilos porque son más vintage. De todos modos, no se puede decir que el vinilo suena mejor que el CD digital porque eso es absurdo. El CD se creó justamente porque en el vinilo se escuchaba ese “shhh” de fondo.
Se cree hoy en día que el tiempo pasado siempre fue mejor pero eso no es cierto, ¿Por qué el tiempo futuro no puede ser mejor? Tenemos que cuidar nuestros propios valores. En la época en la que yo nací había más contacto personal obvio, pero la tecnología ha hecho mucho por el ser humano creo yo. Imagínate que mi papá tenía un fonógrafo y yo me acuerdo cuando llegaron los vinilos, y después inventaron el estéreo, pero en mis 70 años de carrera no he conocido nada que se compare con la música en vivo.
- ¿Qué género musical te gusta escuchar en vivo? Digamos, tu placer culposo.
- Me encanta la música brasileña. Es una manifestación humana tan cálida. He trabajado mucho con músicos brasileños y con gente que le gusta la música brasileña tanto así, que cuando vienen los grupos de música brasileña y les falta una pata del equipo me llaman a mi. Es mi mundo adoptado.
Cuando yo era chico, mi papá tocaba el saxofón tenor y tocaba una canción que se llama Tico Tico. Y yo, muchos años después, grabé un disco al que le puse ese mismo nombre. También le dediqué una canción a mi madre con influencias brasileras que se llama “Song for Maura” o “Canción para Maura”; a ella le gustaba mucho esta música también. Yo estoy muy orgulloso de ser cubano, pero la verdad es que no me hubiese molestado ser brasileño. Yo siempre digo “metade do meu coração é brasileiro”.
- ¿Te gustaría algún día volver a tocar en tu país?
- Claro que sí, me encantaría pero cuando no haya una dictadura en ese país. 65 años de dictadura es demasiado tiempo y cada vez están encarcelando a más gente por hablar, colegas míos incluso. Hay artistas plásticos que tienen condenas de 5 y 10 años por manifestar hasta cuándo va a seguir la dictadura.
- Por último te quería preguntar por tu público: Cuando haces shows, ¿Qué generaciones ves en las butacas? Hay muchos jóvenes hoy en día apasionados por el jazz.
- Mi público es muy variado al igual que mi música. A mis shows en vivo viene gente de todas las edades y nacionalidades; gente que sabe mucho de música y gente equivocada también. Me pasa que por ahí hay personas que llegan al teatro esperando escuchar cierta cosa y no es así. Me acuerdo que una vez grabamos un disco con una variedad de cosas: música brasileña, un poco de tango y algunas piezas mías. En una demostración, como había mucha música latinoamericana, jazz y música clásica, una persona gritó “¡salsa!”. Tuve que decirle mira, nos olvidamos las maracas en el hotel. Así que mi público es tan variado que hasta se puede colar gente despistada.
Sobre Mendoza Sax Fest
Esta será la quinta edición del festival que reúne a varias estrellas del mundo del jazz y otros géneros. Además, la propuesta incluye exposiciones y clínicas a cargo de concertistas internacionales de renombre. Mauricio Agüero y Emilio Spitz son los organizadores y productores del Mendoza Sax Fest, que tiene como objetivo consolidar un espacio único para la música de saxofón desde Mendoza hacia el país y Latinoamérica.
El Dr. Mauricio Agüero, saxofonista argentino, ha dedicado su carrera al desarrollo del saxofón en el país, realizando investigaciones que exploran la evolución y enseñanza del instrumento. Entre sus trabajos destacan “Proyecto para la creación de la cátedra de saxofón de la Universidad Nacional de Cuyo”, “Panorama argentino del saxofón” y “Hacia una redefinición de la enseñanza musical en las cátedras de saxofón en la Argentina.
Emilio Spitz es licenciado en Economía y, desde hace más de 10 años, estudia saxofón con reconocidos profesores como Walter Casciani, Mauricio Agüero, Bernardo Monk, Carlos Michelini y Mariano Campanella, entre otros. Como músico, ha participado en diversos festivales de la provincia, como Jazz en el Lago, San Vicente Jazz, el Club del Jazz y la Fiesta de la Cerveza, entre otros.