El Teatro Colón programó en 1972 dos noches dedicadas a la música popular, una al tango y otra al folclore: de la primera de ellas acaba de restaurar algunos registros en los que se escucha la Orquesta de Horacio Salgán -acompañada por los cantores Roberto Goyeneche y Edmundo Rivero, y al Conjunto 9 dirigido por Astor Piazzolla, que ofreció en aquella función una versión -nunca grabada en estudio y diferente a las conocidas- del célebre “Adiós Nonino”.
“Se escucha a las Orquestas de Salgán y Piazzolla con un enorme poder expresivo, con contrastes y matices que uno no está acostumbrado a escuchar. Los dos estaban en lo más alto de sus carreras”, expresó Diego Fischerman, responsable del proyecto de restauración denominado Heritage Collection, respaldado por los especialistas Roberto Sarfati y Diego Vila.
“El arreglo de ‘Adiós Nonino’ que se tocó esa noche, que en la variación toca lo que luego fue ‘Los pájaros perdidos’, nunca se grabó en estudio, sólo aparece en este material”, explicó Fischerman.
La singular versión de “Adios Nonino”, de 11 minutos y 54 segundos de duración, sin embargo, no fue elogiada por la prensa. “(...) se ha alejado muy peligrosamente de la punzante emoción que conocimos en años anteriores”, dictaminó la crítica del diario Clarín publicada el 19 de agosto de 1972 sobre aquella interpretación en el concierto realizado dos días antes.
Las reseñas del periodismo, en líneas generales, fueron desparejas sobre aquella noche del tango en la que tocaron la Orquesta de Florindo Sassone (reemplazó a último momento a Osvaldo Pugliese), la Orquesta de Salgán, el Sexteto Tango, el Conjunto 9 de Piazzolla, y la Orquesta de Aníbal Troilo. Los registros de Troilo y el Sexteto Tango -también abarcados por el trabajo de restauración del Colón- serán difundidos en 2024.
La Prensa tituló “Hubo tangos en el Colón con algunas inhibiciones”. Destacó las “delicadezas” de Salgán, el oficio de Goyeneche, que cantó resfriado, y rescató al Sexteto Tango (“por su ajuste impecable y su sonoridad, tal vez haya sido el que mejor aprovechó las posibilidades de las gran sala”).
La Nación y La Razón ofrecieron crónicas austeras de adjetivos en lo musical y con notorio espacio dedicado a la presencia en la sala del presidente de facto, Alejandro Lanusse. El crítico Napoléon Cabrera, desde las páginas de Clarín, fue el más duro: cuestionó “los desniveles de calidad” del espectáculo.
“Un cantor de tangos debe responder a las mismas exigencias que un cantante lírico cuando ambos son músicos. Tan deplorable es silabear defectuosamente un texto de Homero Manzi como uno de Metastasio y para un porteño más deplorable todavía. Y si el compositor ha escrito un ‘la’ o un ‘mi bemol’, las notas debe ser respetadas, se trate de Ravel o de Vicente Greco. Si el músico popular cree que ‘su’ música tiene otras leyes, no se ve para qué quiera hacerla en el mismo recinto cuyo prestigio nace de que allí se consideran severamente las transgresiones a la buena lectura del pentagrama. El cantor popular puede contar con cierto margen de tolerancia auditiva, pero anteanoche en el Colón esos márgenes fueron caudalosamente excedidos”, apuntó Cabrera, con tono sentencioso, en una nota que se tituló “El pensamiento triste que no se baila”.
La segunda función “popular” del Teatro Colón, celebrada el 19 de agosto y dedicada al folklore, también tuvo trascendencia histórica.
Fue la primera vez que Mercedes Sosa subió a ese escenario en un concierto también protagonizado por Eduardo Falú y Los Chalchaleros.
Los testigos recuerdan el efecto que causó esa tucumana que le cantaba a los humildes de su tierra cuando le clavó la mirada al dictador Lanusse, bien acomodado en su palco, mientras entonaba “Canción con todos”.
La grabación recuperada ahora por el Colón permite reconstruir -en parte- la primera noche tanguera. “Se pueden escuchar, por ejemplo, los nueve instrumentos del Conjunto de Piazzolla”, destacó Fischerman, sobre el resultado sonoro conseguido en la restauración. El crítico es coautor -junto a Abel Gilbert- de “El mal entendido”, una notable biografía musical sobre la obra de Astor.
El proyecto “Heritage Collection”, ya difundió un concierto de la pianista Martha Argerich, en 1965; la versión de “El barbero de Sevilla” de Giaochino Rossini, de 1969; el recital de la soprano sueca Birgit Nilsson, en 1967, con la Orquesta Estable y dirección de Roberto Kinsky; y fragmentos del protagónico de la soprano María Callas en la ópera “Norma”, de 1949.