En la anticipación de la prestigiosa entrega del Balón de Oro en el majestuoso Teatro Chatelet de París, la expectación era máxima, y entre los asistentes más esperados se encontraba el astro del fútbol, Lionel Messi, quien acudía con la ilusión de recibir su octavo galardón, lo que lo consolidaría como el jugador más laureado en la historia.
El capitán de la selección argentina llegó al evento en compañía de su familia a las 20:20, todos elegantemente ataviados y con una sonrisa de esperanza ante la posibilidad de un nuevo reconocimiento.
Al momento de posar para las cámaras en familia, fue su hijo Mateo quien robó corazones y arrancó sonrisas a los presentes en el salón. Con una naturalidad y carisma sorprendentes, el pequeño Mateo se mostró desenfadado frente a los fotógrafos y, en un gesto pícaro, logró arrancar risas de aquellos que lo capturaron en sus lentes.
Por su parte, el capitán del Inter de Miami, como orgulloso padre, lució un traje idéntico al de sus tres hijos, Thiago, Mateo y Ciro: saco y pantalones de color negro, acompañados de camisas blancas.
No obstante, Messi portaba un elegante moño y calzado de gala en negro, mientras que los jóvenes futbolistas optaron por zapatillas blancas, un toque de juventud y desenfado.
Los problemas de Messi al ver a sus hijos jugar al fútbol
Lionel Messi, además de sus hazañas en el terreno de juego, ha demostrado una humildad que lo caracteriza. Un reciente gesto en la academia del Inter Miami, donde sus dos hijos menores, Ciro y Mateo, se forman como futbolistas, revela su lado más humano.
El capitán de la selección argentina mostró su respeto y consideración al saludar al equipo rival de sus hijos, una acción que conmovió a los presentes y evidenció su calidad como persona.
Tras una temporada en la que el Inter Miami no logró clasificarse para los playoffs de la Major League Soccer, el actual campeón del mundo aprovecha su tiempo libre para disfrutar con su familia y descansar antes de las nuevas oportunidades que el futuro le depara.
El regreso a la selección argentina para disputar la próxima doble fecha de Eliminatorias con miras al Mundial 2026 es uno de los compromisos que aguardan al astro.
Cuando finalizó el partido de los jóvenes futbolistas en la academia, el equipo rival se acercó a uno de los costados de la cancha, cerca de las tribunas.
En ese preciso instante, Lionel Messi comenzó a saludar a los rivales a la distancia. Su gesto de camaradería emocionó a los niños presentes en el campo y sus sonrisas radiantes reflejaron la alegría que experimentaron al recibir la atención de una leyenda viva del fútbol.