El 13 de junio se celebra anualmente en Argentina el “Día del escritor”, en conmemoración del natalicio de Leopoldo Lugones. El poeta cordobés nació en Villa María del Río Seco en 1874 (“En la Villa María del Río Seco / al pie del Cerro del Romero nací / y esto es todo cuanto diré de mí / porque no soy más que un eco / del canto natal que traigo aquí”, dirá en sus Poemas solariegos de 1927). Falleció por su propia mano en 1938, en un recreo del delta.
Su trayectoria intelectual ha sido reseñada abundantemente; hombre de vasta cultura, fue el máximo exponente del modernismo argentino y una de las figuras más influyentes de la literatura hispanoamericana, tal como reconoce tardíamente Jorge Luis Borges, al afirmar, por ejemplo, que “la obra de los poetas de Martín Fierro y Proa, toda la obra anterior a la dispersión que nos dejó ensayar o ejecutar obra personal, está prefigurada, absolutamente, en algunas páginas del Lunario (...) Fuimos los herederos tardíos de un solo perfil de Lugones” (Jorge Luis Borges (1983). Obras completas en colaboración, vol. 2, con Bettina Edelberg, “Leopoldo Lugones”, Madrid, Alianza Editorial-Emecé, pp. 5 2
Su obra es vastísima y comprende diversos géneros literarios (poesía, ensayo, narrativa…); fue uno de los precursores de la literatura fantástica, del mismo modo que fue inaugurando distintos rumbos para la poesía argentina, a través de títulos como Lunario sentimental (1905), Odas seculares (1910); El libro de los paisajes (1917) y Romances del Río Seco (1938), entre otros.
Lugones fue asimismo fundador de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE). Igualmente, su trayectoria ideológica es sumamente rica y compleja, y lo lleva desde una etapa socialista (1893–1903), hasta una etapa de nacionalismo derechista (1921–1938), pasado un período liberal (1903-1920) (Cf. Caturelli, Alberto. El itinerario espiritual de Leopoldo Lugones, 1981).
En esta ocasión quiero recordar las visitas que Lugones realizó a Mendoza en 1903 y 1908 primero y luego en 1923, las primeras probablemente motivadas por su amistad con el poeta Eduardo Ruiz.
Eduardo Ruiz (1866 -1908) nació en Mendoza. Desde muy joven se distinguió por sus aficiones literarias y periodísticas. Fue parte de la redacción de El Debate, a partir de 1891, y colaboró, con el seudónimo de Julio Mayo, en periódicos de Mendoza y Buenos Aires, como El Porvenir y Los Andes, donde llegó a ser secretario de Redacción. Su casa fue Salón Literario al que concurrían, entre otros, Carlos Ponce, Juan de Rosas, Julio Leónidas Aguirre, Rodolfo Zapata, Sebastián Samper, Alfredo Herrera… En 1906 publicó en Buenos Aires un volumen de poemas titulado Versos. Sin embargo, la mayor parte de su producción ha quedado dispersa en diarios mendocinos. Compartió con Lugones el gusto por el verso cuidado, de raigambre modernista y estas aficiones literarias sirvieron para cimentar una sólida amistad.
Lugones regresó a Mendoza en 1923 y esta visita es comentada ampliamente por Patricia Barrio de Villanueva y José Tello en “Lugones en Mendoza: La recepción de su obra e ideas en el Diario Los Andes entre 1987 y 1930″ (Revista de Literaturas Modernas, Vol. 47, Nº 1, ene-jun 2017, pp. 27-46). Leemos allí que “Cuando llegó a Mendoza, en marzo de 1923, Lugones ya había realizado su giro copernicano hacia el nacionalismo [Zuleta Álvarez, 1975: 103-164]; aunque su visita fue anterior a la oficialización de su conversión, hecha explícita en las famosas conferencias que dictó a mediados de ese año en Buenos Aires” (217, p. 34).
Su visita obedeció a una invitación del gobernador Carlos W. Lencinas para que dictara algunas conferencias a su elección. Los autores del artículo citado apuntan que “No está clara la causa de la convocatoria; pero muy probablemente, en el marco de la conflictiva relación que el lencinismo tenía con los maestros [Richard-Jorba, 2013; Barrio y Rodríguez Vázquez, 2016)” (2017, p. 34).
Recordemos que Lugones, según recuerda Pedro Luis Barcia en Lugones y la educación, desempeñó distintas funciones en el campo educativo, entre las que pueden mencionarse las de Delegado argentino al Congreso de Educación de Montevideo; Visitador de la Inspección General de Enseñanza Secundaria y Normal; Inspector General, “con una notabilísima producción de proyectos y bases de decretos de verdadero adelantado en el campo educativo” (Barcia, 2018. Recuperado de http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/libros/lugones-y-la-educacion.pdf) y director de la Biblioteca Nacional de Maestros.
Además, podemos suponer que “las disertaciones del más destacado poeta argentino constituían para el gobierno [lencinista] una legitimación en el campo de la cultura” (Barrio, Tello, 2017, p. 34). Así, Lugones fue recibido por una comisión integrada por varios destacados intelectuales como Juan Agustín Moyano, Cicerón Aguirre, Ataliva Herrera, Manuel Zuloaga, Carlos Saá Zarandón, Alfredo Goldsack Guiñazú, Severo Gutiérrez del Castillo, Ricardo Ciro Higginson, Luis Orduña y Moral, Manuel Lugones, Antonio García Pintos, René Zapata Quesada y Juan Carlos Lucero, junto con el presidente del Círculo de la Prensa y los directores de los diarios locales.
La comisión estaba presidida por Carlos M. Puebla, ministro de Gobierno de Lencinas y también poeta, quien en 1953 incluye un poema laudatorio dedicado a Lugones en su libro Resonancias de epopeya, precisamente en la segunda parte titulada “Glorias y figuras ilustres de la Argentinidad”.
Las conferencias pronunciadas por el poeta cordobés en el Museo Educacional de la Provincia (actual Museo Cornelio Moyano, según se lee en las páginas de Diario Los Andes, los días 9, 11 y 13 de marzo, versaron sobre “Educación libre del pueblo; Bibliotecas infantiles de carácter popular; formación de una verdadera democracia”; “Conceptos de relatividad, conclusiones filosóficas de la revolución efectuada en la física, las matemáticas y la cosmografía por Einstein y sus predecesores; organización del pensamiento contemporáneo” y, finalmente, “La viña virgiliana, la poesía de la viña en las geórgicas; lectura comentada de los trozos pertinentes puestos en verso castellano por el autor y hasta ahora inéditos” (cf. Barrio y Tello, 2027, p. 35).
Además, se rindieron a Lugones numerosos homenajes y fue invitado a numerosas reuniones sociales, hasta el momento de su partida, el 16 de marzo: “Los dos más destacados fueron en el Club Gimnasia y Esgrima [14 de marzo] y en el Jockey Club [15 de marzo], y a ellos concurrió la elite política, social y económica de la provincia y no solo miembros del partido gobernante. Lencinas, por su parte, ofreció un almuerzo en las tomas del río Mendoza, visitando las obras del dique [seguramente el Cipoletti]” (Barrio y Tello, 2017, p. 36).
En suma, esta visita constituyó un acontecimiento inolvidable para la cultura mendocina.