El Flaco Pailos llega a Mendoza y habla de todo: “Hemos sido muy machirulos”, reflexiona sobre el humor

El cordobés se presenta en el Teatro Mendoza hoy, en el marco de una temporada que verá pasar otros humoristas de primer nivel.

El humorista inicia la temporada de humor en Mendoza
El humorista inicia la temporada de humor en Mendoza

Nuestra provincia tiene por primera vez una temporada de humor, encabezada por Fernando “El Flaco” Pailos, que se presenta esta noche en el Teatro Mendoza, a las 21.30, con entradas que se pueden adquirir en entradaweb.com o en la boletería de la sala ubicada en calle San Juan al 1427. 

Pailos vuelve, pero esta vez con el unipersonal “El bufón del pueblo”, con el que plantea una manera de reírse de uno mismo, proponiendo una mirada sobre las similitudes y las diferencias. “Aunque seamos iguales, somos distintos e imperfectos, y el humor nos reconforta ante nuestras imperfecciones. Chistes e historias actúan como espejos que nos  permiten encontrarnos y disfrutar”, anuncia el humorista cordobés.

Fernando «El Flaco» Pailos llega el domingo 4 de febrero
Fernando «El Flaco» Pailos llega el domingo 4 de febrero

Los precios de las entradas van desde 11.000 pesos para los palcos bajos (platea baja entre las filas 1 y 12), 10.000 pesos para los asientos ubicados entre las filas 13 y 24; 11.000 pesos para los palcos altos; 9.000 pesos para la platea alta y 8.000 pesos el pullman.

En una charla con Los Andes, el Flaco Pailos cuenta algunas anécdotas que forman parte del show, pero “sin spoilear”, aclara. Además, se explaya sobre cuál es la realidad que están viviendo los espectáculos en las temporadas de Carlos Paz y Mar del Plata.

-¿Cómo viene la temporada de verano?

-Por ahora yo hago temporada nada más que en Mina Clavero. viernes y sábado. pero ya cortamos los viernes, vamos a quedar los sábados nomás. Recién hablo con el productor Miguel Pardo, que produce “Mamma Mia!”, somos muy amigos, y coincidimos los dos en que debe ser la peor temporada de la historia. Hablo con muchos artistas, productores... Imagínate, hace 30 años que estoy haciendo humor, más de 20 y pico de temporadas, ¡los conozco a todos! Yo decidí hace un par de años no hacer más Carlos Paz y decidí hacer el año pasado Mar del Plata, Mina Clavero y algunos eventos. Este año decidí hacer solo Mina Clavero y nada más, porque aparte la familia de mi mujer tiene casa ahí, entonces estamos tranquilos, conozco a todo el mundo, soy como del pueblo. Y acá tenía cinco festivales, de los cuales quedó uno solo, todos los demás se suspendieron. Está durísimo.

Flaco Pailos
Flaco Pailos

-¿Tenés expectativas con Mendoza?

-Mirá, todo el mundo sabe que Mendoza es como una segunda casa para mí porque yo siempre cuento la anécdota de que una vez jugaban los Pumas ahí (yo soy fanático del rugby), me fui a la casa de Luis Pérez Galeone [NdR: histórico productor teatral mendocino] y llevé a un amigo que es periodista, que iba a cubrir eso para Córdoba, y como yo iba en el auto y aparte actué para Los Pumas también. Cuando bajé del auto era peor que en Córdoba: “¡Eh, Flaco!”, “Hola, Flaco”, todo el mundo me saludaba… Entonces yo voy muy tranquilo. Me gusta, tengo un montón de amigos. El año pasado fui al Teatro Plaza de Godoy Cruz, que hacía mucho tiempo que no iba, y lo llenamos con el espectáculo “40 años”. Ahora creo que venía bastante bien la venta, a pesar de que no tenemos muchas pretensiones porque la gente no tiene guita, le cuesta. Con que haya un setenta u ochenta por ciento del teatro ya es una maravilla. Mendoza es diferente a todas las otras provincias a las que voy: me siento en mi casa.

-Hablemos del show que presentás esta noche...

-Es diferente al del año pasado. Le puse “El bufón del pueblo” porque había tenido un par de show de fiestas privadas donde vi que había problemas con el tema de las malas palabras, algunos temas de no tocar con el humor. Y hablando con la gente en los shows me decía: “Porque somos todos iguales y somos todos distintos al mismo tiempo, y somos más que todo distintos físicamente”, y ahí cuento una historia que es verdad. Yo nací muy lindo, era la alegría y la locura de mis tías, pero después cuando empecé a crecer empecé a usar lentes y me estiré (de ahí viene lo de Flaco). Era tan flaco que tomaba la sopa y se me calentaba la ropa. Después me empecé a juntar con mis amigos del barrio, como yo digo entre comillas los “otros deformes”, porque estaba el gordo Nelson, el enano Gustavo, el que tenía ojo de vidrio, uno que tenía pata de palo, uno que le faltaba un brazo y nos inscribimos a un torneo de fútbol. Le pregunto a mi padre, que tenía un humor muy ácido, qué nombre le podía poner al equipo y me dice: “Ponele Terapia Intensiva”. Entonces empiezo a contar esas historias en algunos shows privados y la gente se moría de risa. Entonces me dije: “Nos tenemos que identificar todos porque todos somos distintos y somos iguales”.

-La clave es reírse de uno mismo.

Flaco Pailos
Flaco Pailos

-Nosotros nos reíamos de nosotros mismos. Yo cuento en este show esta historia, como dice el tema de Charlie: “Bancate ese defecto”. Si nos reímos de nosotros mismos es como que abrimos un poco más la cabeza y nos bancamos todo lo que viene en la vida.

Anecdotario Pailos

A partir de ahí, el Flaco Pailos comienza una seguidilla de historias de sus amigos (sospecho que no todos son reales) pero antes advierte que “no te lo quiero spoilear porque es parte del espectáculo”. Y termina con una pequeña anécdota que da pie a una reflexión.

”El amigo mío que era manco, tenía un brazo y dice: ‘Yo tengo pileta, pero no los invito a nadar conmigo porque vamos a nadar en círculos’. Eso lo decía él, entonces yo aprendí de muy chico, y creo que por eso después me hice humorista. Siempre me junto con gente especial”, y agrega: “Tengo yo a mi único ahijado, que es ciego, y todos los chistes de ciegos que yo hago me los contó él”.

-¿Esto te ayudó a armar el show?

-Sí, esto me ha pasado siempre, por eso yo digo (sin faltar el respeto a la palabra) que tengo “cotolengos” por todos lados: el grupo de la radio, el grupo de los amigos, los del gimnasio, los artistas... Y son todos especiales. Me armé este show que se llama “El bufón del pueblo” y la consigna es que aprendamos a reírnos de nosotros mismos, pasar todas las inclemencias que nos trae la vida y más en este país.

-Los cambios de paradigmas también se dieron en el humor. ¿Te afectó eso?

-Sí, siempre cuento que yo me aggiorné con el tema de las malas palabras porque actuaba en los bares y los pubs, donde hay gente tomando, charlando y podés decir cualquier barbaridad y la gente se ríe lo mismo. Pero cuando pasé al teatro, no tenía gente con un vaso en la mano, ni con comida, ni charlando y riéndose, ni borracho, sino que tenía gente sentada en una butaca que había pagado para ir a verme a mí. Me di cuenta que por ahí en algunos chistes usaba una mala palabra que no hacía falta usarla, y esa fue mi primera forma. Después mi hija, la más grande, me decía: “Papá, no podés decir esas cosas, fijate”, y mi mujer, que es psicóloga, ¡imagínate! Así que me puse a pensar muchas cosas y lo hablé mucho con mi mujer, con amigos y con la gente. Eso me llevó a cambiar algunas cosas que, por supuesto, las quise cambiar.

Flaco Pailos
Flaco Pailos

-Antes era distinto...

-Nosotros hemos pertenecido más de 40 años a una sociedad patriarcal: un tipo se levantaba en la mañana, se bañaba, tomaba el desayuno hecho por la mujer, que también hacía el desayuno de los chicos, se iba, el tipo llevaba a los chicos a la escuela y a veces volvía a comer y otra vez no. Entonces, yo digo, ¡la cantidad de gorreos que ha habido en esa época al macho argentino ha sido descomunal! Es la verdad: estaba el jardinero, el sodero… Yo cuento la historia del sodero Beto de mi barrio, al que he visto en acción. Y tengo amigos que son muy parecidos al Beto, viste, así que miramos cómo también esa sociedad machista tiene su contradicción, porque hemos sido muy muy machirulos.

-¿Alguna vez alguien del público se molestó por tu humor?

-La única vez que me pasó fue porque el productor me dice: “Che, hay un enano en la sala”. Entonces, no quiero que me digan. Una vez fui a un teatro que era del huerto de monjas y yo hacía un show que se llamaba “Flaquito feo casi un ángel”, que era de Dios y del cielo y las monjas, que fueron a hablar con el productor. “Dígale a Pailos que tenga cuidado con lo diga”, le dijeron. Después yo veía que las monjas estaban arriba en el Pullman, y se morían de risa con los chistes de Dios y de Jesús, que claro yo contaba con respeto.

-¿Y con la política?

-Sí, me pasó con la política. Era la época de Macri y contaba el chiste de que Macri va al norte a una escuela muy pobre cerca de Bolivia y les da un un discurso diciendo: “Porque en Argentina no hay hambre, en la Argentina no hay corrupción, hay salud, hay educación, hay trabajo”, y los chicos le gritaban: “¡Llévenos a Argentina!”. Y saltó un tipo diciendo: “Vos estás contra Macri”, entonces yo paré y le digo: “Maestro, con todo respeto, este chiste lo vengo contando desde la época de Alfonsín, hermano, y lamentablemente se vuelve a repetir”. Pero creo que fue el único problema. Pero volviendo al tema del enano, me dijo que quería verme después de la función. “Me hiciste morir de risa porque es la forma que nosotros tenemos, nos reímos primero de nosotros y después aprendemos a reírnos de lo que nos dicen los demás y con eso vamos curando nuestra heridas”, me dijo. Y yo creo que hay que ser sincero con las cosas que se dicen. Cuando es natural y con respeto, la gente se divierte mucho.

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