Alejandro Frías se está dedicando, en los últimos días, a la publicación de una serie de capítulos de lo que finalmente se convertirá en una novela por entregas, llamada “Un mil” cuya particularidad es que cada una de las entregas tiene exactamente mil palabras. Tarea más que puntual para los que se dedican a las letras, ya que en la práctica los escritores no suelen ajustarse a la cantidad de palabras sino al relato y la construcción de los personajes.
“En realidad son breves, porque hay una cuestión lúdica ahí con el nombre de ‘Un mil’, porque cada uno de los capítulos aunque funcionan independientemente, son una novela, digamos por entrega”, explica Frías en entrevista con Los Andes.
Este escritor mendocino, que además es editor independiente, es columnista en el programa “El buen salvaje”, de Radio Andina, y conductor del programa “Canas al Aire”, de Radio Noticias Mendoza. En su haber, cuenta con dos novelas (Los mataperros, editado en 20156 y 2020), y Barro de domingo (en coautoría con Daniel Fermani, del 2021), además de tres cuentos publicados: “Serie B”, del 2004 (Ediciones Culturales), “Todos los chicos” de 2007 (Editorial Diógenes) y “Habitación 945″, de 2019 (Ediciones Desde la Gente).
En esta última novela, que ya tiene tres capítulos en su página www.alejandro-frias.com, narra los hechos “ficcionales” de un país -según el autor- inexistente llamado Argentina.
En cuanto a la cantidad de capítulos, el autor no tiene definido aún cuántos serán ya que por el momento se centra en el desarrollo de la historia en solo mil palabras por entrega, en la construcción de los personajes y sobre todo en el “juego” de la escritura.
El compromiso es hacer una entrega semanal que además se replica en redes sociales. “Las publicó todas las semanas, y ahí las redes sociales juegan un papel importante en esto porque las comparto en redes y en listas de WhatsApp”, detalla.
La trama tiene interesantes ribetes de actualidad con personajes claramente reconocibles pero caricaturizados en una historia que se mezcla con una narración paralela protagonizada por algunos personajes ficticios.
“Lo planteé desde el lado del humor porque te da la posibilidad de moverse en un montón de aspectos. Además fue utilizado desde siempre el humor como una forma de analizar la realidad y generar una crítica. Por eso los personajes son tan histriónicos, salvo Pablo que tiene esa relación con ‘El pollo”, su amigo fallecido”, explica.
La novela ocurre en Argentina, con un presidente que recién asume -esa es una de las historias- y por otro lado, Pablo recibe la noticia de la muerte de su amigo. En principio estos personajes no tienen nada que ver entre sí. “La idea es mantener la distancia narrativa entre ellos. La de Pablo se echa a rodar a partir de un sueño que tiene con ‘El Pollo’ y esta leyenda que empieza a llenar las paredes, que también tiene su su doble interpretación”, detalla Frías y agrega “Digamos que ahí también está el juego dual”.
Es importante destacar que el autor no recibe aportes económicos de ningún organismo por la realización de estos textos.
Así como en la realidad, en la novela también se juegan los tantos en las redes sociales, en cuanto a que, así como Frías publica y comparte en sus redes, los personajes de la ficción lo hacen en las suyas, iniciando un camino difícil de prever. “Pablo que está en un extremo del país y echa a rodar esta leyenda. Por otro lado está la situación del presidente. Son dos personajes que van conviviendo en el tiempo y que todavía no sabemos si se van a encontrar o no” recalca Frías imprimiendo más incertidumbre en la progresión de la novela.
“Todo aquello que haga el presidente va a influir sobre Pablo y de alguna manera lo que hace Pablo va a ir influyendo en lo que hace el presidente”, deja entrever, a la vez que reitera “La historia está planteada desde la ficción total, humorística y absurda. No pertenece a un humor agresivo”, recalca.
En cuanto a la posibilidad de llevar la novela al papel una vez terminadas las entregas, Alejandro Frías no descarta la posibilidad, aunque tampoco está seguro de hacerlo ya que el medio natural de esta publicación es digital. Ante la consulta puntual de imprimirlo una vez terminado, asegura: “Uno nunca sabe cómo se van a desarrollar las cosas, ya me están pidiendo que lo haga en formato audiolibro, cosas en la que ya estamos de alguna manera trabajando”, concluye.