Mauricio Dayub vuelve con una de sus obras más emblemáticas, “El Equilibrista”, para despedirse de los escenarios locales luego de casi seis años de éxito en distintas ciudades del mundo. La cita es esta noche en el Teatro Mendoza, de Ciudad, con entradas que se pueden adquirir a través de entradaweb.com.ar, con valores que van de 9.000 pesos el pullman, 10.000 pesos la platea alta, 11.000 pesos los palcos altos y platea baja de la fila 24 a la 15, en tanto que los palcos bajos y la platea baja en las filas 15 a 1 el valor es de 12.000 pesos.
Dayub hace años que no aparece por la pantalla chica y tiene sus motivos. El éxito de la obra con la que ahora se despide de Mendoza y su otra creación, “El Amateur”, lo mantiene activo seis días a la semana con dos presentaciones en Buenos Aires y giras todos los fines de semana. Pero sobre todo, muy entusiasmado con la respuesta del público.
La obra está inspirada en una experiencia personal y familiar del actor. “Cuando llegué a ser adulto me di cuenta que estaba en un problema: No me gusta la vida de los adultos. No me gusta la resignación, los cumplidos, los bancos, ni los remedios. Me gusta la ilusión, la euforia, la posibilidad. En eso ando. Por eso este espectáculo”, reza la sinopsis en primera persona.
El hilo conductor de “El Equilibrista” está fundado en las experiencias en común que tenemos todos, desde el punto de vista de nuestras infancias. “Es la historia que cada uno de nosotros podría contar si pudiera volver a ser niño. Es una forma soñada de compartir parte de nuestra vida, deleitando, ilusionando. Sin tristezas, con euforia y emoción. Para salir con el ímpetu necesario y demostrar que el mundo es de los que se animan a perder el equilibrio”, asegura la presentación.
En entrevista con Los Andes, Mauricio Dayub cuenta algunos secretos de la obra, cómo hace para mantener vigente el formato y cuál es el secreto del éxito, en tanto que se confiesa “Emocionado con mi regreso a Mendoza, no salgo de mi asombro de la enorme continuidad y repercusión que tiene este espectáculo que me hace muy feliz. La coincidencia con el público me parece bárbaro”.
-¿La obra se estrenó en 2018?
Sí, llevamos cinco años completos empezando el sexto con el parate de los meses de la pandemia, pero también trabajando el 30, el 50, y el 70 por ciento del público en esa época. Fuimos los últimos en irnos de Mar del Plata y los primeros en abrir en Buenos Aires.
-¿Qué crees que es lo que se lleva la gente que sale emocionada del teatro?
Yo creo que es un espectáculo que tiene la enorme posibilidad de hacer reír y de emocionar al mismo tiempo. Me lo ha dicho el público: que van con la risa hasta el precipicio de la emoción y vuelven, y se vuelven a reír hasta que en un momento la emoción los hace caer en una conmoción muy hermosa, sino de reconocimiento propio y personal.
-¿De qué se trata la obra?
Es una historia real que conmueve muchísimo, es algo que cambió mi vida y la de mi familia, pero que representa a la mayoría de las personas. Yo nunca pensé que la historia y la vida de mis abuelos, anónimos y humildes, iba a representar a tanta gente.
Y lo digo habiéndola hecho no solo en Argentina sino también en Montevideo, en Punta del Este, en Caracas, en Miami, en Madrid. Y en todos estos lugares, la gente esperó en el hall un abrazo para contarme la historia de su familia, con una fuerte identificación pero sobre todo sensorial, no emocional.
-Entonces hilvana millones de historias a lo largo del continente
Sí, está en escena la historia de una familia y todos, -mal lo bien, grande o pequeña- venimos de una. Aparece la vida de cada uno en la juventud y en la finitud, aparece lo que nos llega, la sangre, esos tíos que cuando éramos chicos nos decían que eran de un modo y después de grande, pensamos que eran de otro, esa cercanía enorme que teníamos con los primos que cuando vamos creciendo se distancia y no entendemos por qué con algunos más y con algunos menos. Todo eso está en el espectáculo.
La obra tiene mucho trabajo físico ¿Cómo te mantenés y cómo hiciste mientras no estabas en escena?
Todo el tiempo digo que voy a hacer la obra hasta que el cuerpo me diga que no. Porque te diría que semana a semana sigo comprobando que la puedo hacer, que estoy a la altura del reto físico. Mis espectáculos siempre fueron un poco atléticos. En “El Amateur”, que la sigo haciendo y la estrené hace 25 años cuando tenía 30 y pico, se bate un récord en escena de permanencia en bicicleta, es un espectáculo altamente deportivo.
Pero tengo que decirte que en la pandemia yo hacía el espectáculo solo en la terraza de mi casa, porque tenía miedo de perderlo (el estado físico). La pandemia me tocó en la cresta de la ola del éxito del espectáculo, en el Teatro La Plaza donde llegué a una sala de 300 butacas que me quedaba grande, y al final de la temporada me quedaba chica. Fui a hacer cuatro funciones y hacía siete y ocho por semana, pasé de estar último en la tabla a estar entre los primeros peleando con Moldavsky el primer lugar en cantidades espectadores. En ese momento se cortó y yo tenía terror de no poder volver a hacerla, de olvidarmela, de no poder disfrutar lo que había logrado.
Entonces una vez por semana la hacía solo en la terraza para mantenerla, hasta que se permitió el cupo del 30 por ciento en salas. Por eso fuimos uno de los primeros que estrenó en Buenos Aires pues yo tengo la sala a tres cuadras de mi casa.
¿Tenés un recuento de cuántas funciones lleva?
Sí, son ochocientas funciones, más de 300 mil espectadores. Bueno, también hice 2.753 de Toc Toc en 9 años y medio.
¿Pero también estás con El Amateur en escena?
Sí, la estoy haciendo a la par en Buenos Aires, hago los miércoles El Equilibrista, el jueves El Amateur y los fines de semana salgo de gira nuevamente. Los dos fines de semana anteriores hice Rosario y Córdoba. Esta semana nos dieron un premio al Mejor Espectáculo Nacional en el Festival del Mercosur, en Córdoba. Vamos alternando las giras con una y con otra.
-¿Por qué decidiste despedirte de El Equilibrista?
La despido de Mendoza porque supongo que ya no tendré más espectadores, es la tercera vez que vengo.
-Pero el público se renueva
A veces dudo en poner “Despedida” porque ya me pasó en Rosario que me despedí, me tiraron rosas de los balcones como me había despedido Lino Patalano en el Maipo, y ahora estoy volviendo en mayo a hacer la función número 19. Pero es como una intuición, no hay otros espectáculos que hayan hecho tantas funciones, es una sala de 800 localidades como el Teatro Mendoza, que es grande. Suponemos que no hay más público. Pero la verdad siempre la tiene el espectador.
-Además de estas dos obras, ¿Tenés algún otro proyecto en danza?
Tengo ofrecimientos, pero no los puedo tomar porque mis espectáculos aún no tienen final. Tengo la gira programada hasta fin de agosto, en septiembre y octubre tengo Chile, y no sigo programando con tanta anticipación porque el país va a otro ritmo. Cuando digo que tengo tantas funciones previstas no se puede creer. Lo que tengo que intentar compartir es la ficción televisiva, que lo vengo postergando porque como soy autor, actor, productor y dueño de sala ya tengo mucha actividad. Entonces postergo un poco salir a trabajar a la ficción porque me vería muy limitado en todo lo que hago.
-Claro, pero si no venís a Mendoza tampoco te podemos ver en ficción
Sí, es cierto, y también porque la ficción no está atravesando un buen momento. Ha habido un cambio enorme también a nivel cinematográfico, está muy parada la industria, se están haciendo muy pocas cosas. Y yo espero una oportunidad que justifique dejar lo que hago que me gusta tanto.
Además por una cuestión de tiempos, los lunes estoy llegando a Buenos Aires después de la gira del fin de semana, los miércoles y jueves tengo funciones, y el viernes vuelvo a salir de gira. Entonces estar rodando el martes que es el único día disponible que tengo, no. Prefiero llevar a mi hijo al colegio y compartir la vida familiar porque es un momento en el que el teatro me reclama muy bien, me hace feliz hacerlo y las dos propuestas que tengo son muy bien recibidas por el público.