En las comunicaciones de cada día, escuchamos expresiones como ‘estar de cogote cruzado’, ‘ahí está el cuello de la botella’ o ‘hay que poner el pecho a las balas’: ¿cómo explicarle a un hablante no nativo el valor significativo de estas expresiones?
En primer lugar, debemos recurrir al diccionario académico, ya al que tenemos arrinconado en nuestra biblioteca, ya al que espera, en la página web de la RAE, solamente un clic para abrirse y mostrarnos su riqueza. Ese hábito de recurrir al diccionario se ha ido perdiendo en la enseñanza escolar y también en los hábitos lingüísticos de los hablantes. Recuperar esa costumbre debería ser un objetivo en el aula y en la vida diaria.
Si tratamos de explicar la primera locución, debemos, primero, recurrir al significado denotativo de ‘cogote’: encontramos su definición como “parte superior y posterior del cuello”; hallamos también locuciones formadas con el término, como ‘estar hasta el cogote’, equivalente a ‘estar hasta la coronilla’: su explicación es “estar cansado y harto de sufrir alguna pretensión o exigencia”: “Se encuentra hasta el cogote de reclamos de sus acreedores”.
También, al que es presuntuoso y altanero se le dice que ‘es tieso de cogote’: “Es un tipo orgulloso y tieso de cogote”. En este sentido, se da el adjetivo ‘cogotudo’, que se dice de una persona muy altiva y orgullosa: “Es un cogotudo insoportable”. Si vamos a la locución ‘estar de cogote cruzado’,ellase explica como una expresión que indica que, entre dos o más personas, existe una relación de profunda amistad. Se trata de una metáfora del reino animal pues, según el ideario colectivo, en algunas especies de aves, el rito de apareamiento en el cortejo nupcial incluye un entrecruzamiento de cuellos (los “cogotes”), hasta el punto de parecer fundidos en uno solo, como anudados.
Cuando una persona sufre un golpe en el cogote, dado con la mano abierta, se dice que recibió un ‘cogotazo’; y si alguien lleva puesto una ‘cogotera’, entendemos que se ha colocado una prenda, prendida con botones en la parte posterior de la cabeza para resguardar la nuca del sol o de la lluvia. Por otro lado, se nos da también el verbo ‘acogotar’: con este término podemos, denotativamente, indicar que se mata con una herida o golpe dado en el cogote; pero, en forma connotativa y coloquialmente, equivale a “reducir a la impotencia a alguien, sujetándolo por el cogote”.
Y si vamos al término ‘cuello’, además de “parte del cuerpo que une la cabeza con el tronco”, también lo encontramos en locuciones varias; destacamos la planteada arriba: ‘cuello de botella’. La explicación para esta expresión es doble: metafóricamente, podemos aludir al estrechamiento que hace más lento el paso por algún lugar: “El arreglo del pavimento ha provocado un cuello de botella en esa zona de acceso a la ciudad”. La segunda interpretación se basa también en una metáfora, puesto que se señala que hay un impedimento que detiene el curso normal en un proceso, por concentración de excesivos elementos en una sola de sus fases: “Las fallas contables fueron el cuello de botella para que el trámite se agilizara”.
¿Y cuándo se afirma que alguien ‘se escapa/se sale por el cuello de la camisa? Se dice cuando la persona ha adelgazado excesivamente y se encuentra muy flaca de carnes: “No es la dieta, sino las preocupaciones que han influido para que Miguel adelgazara tanto que ya se sale por el cuello de la camisa”.
Doble lectura podemos también hacer para la locución ‘levantar el cuello’; equivalente a ‘levantar cabeza’, podemos querer significar, coloquialmente, que una persona sale de una situación desgraciada: “Finalmente, después de tantos inconvenientes, mi querida amiga va levantando el cuello”. Pero, además, se usa para señalar que una persona se ha restablecido de una enfermedad: “Después de un período de convalecencia que pareció eterno, mi querido José ha levantado el cuello”.
Cuando en forma coloquial deseamos expresar que, en determinada situación, alguien se ha involucrado o se ha comprometido del todo, usaremos connotativamente ‘hasta el cuello’: “No pudo escapar del rigor de la ley porque estaba hasta el cuello en el proceso de defraudación”.
Cuello y camisa aparecen también asociados en la locución coloquial ‘hablar (alguien) para el cuello de su camisa’, que en forma connotativa nos ilustra acerca del hablar tan bajo de una persona que nadie la oye: “Era imposible entender lo que decía pues largaba incoherencias y solamente hablaba para el cuello de su camisa”.
Dos locuciones expresan accionar violento sobre el cuello de alguien: una nos dice que ‘se lo tiene cogido por el cuello’, con lo cual se indica que se lo domina absolutamente, como en “No tiene alternativa ni escapatoria pues las autoridades lo tienen cogido por el cuello”.La otra es ‘bofetada de cuello vuelto’, que ya hoy resulta desusada y que no significa otra cosa que una bofetada dada con gran violencia: “En esa riña, más de uno recibió una bofetada de cuello vuelto”.
Resulta común escuchar que una persona se encuentra ‘con la soga al cuello’: ello nos recuerda la figura del ahorcado y alude, en forma alegórica, a un estado grave de apretura o amenaza por grandes riesgos: “Nos daba pena ver cómo se encontraba con la soga al cuello por la situación financiera”.Análoga es la expresión ‘estar con el agua al cuello’, que da a entender el agobio extremo.
Para contrastar el buen vestir y el mal vivir u obrar de alguien, suele usarse la locución ‘de cuello y corbata’: en otra época, la distinción en la vestimenta se advertía en el uso de cuello duro y corbata; esa manera de vestir disimulaba muchas veces el accionar deshonesto de algunos personajes: “Nunca sospecharías de ellos, tan de cuello y corbata y tan sinvergüenzas en su proceder”.
‘Collar’ es el adorno que rodea el cuello y, si ‘descollamos’ en algo, será porque, más allá del cuello, sobresalimos y nos destacamos.