Reunidos por primera vez para co-dirigir la serie “El amor después del amor” sobre los primeros 30 años de vida de Fito Páez, Felipe Gómez Aparicio y Gonzalo Tobal destacaron que en la biopic que Netflix estrenó el miércoles pasado “el gran desafío fue generar algo que funcione como historia y no que pudiera leerse en Wikipedia”.
Según asegura Gómez Aparicio a Télam, “más allá de las limitaciones narrativas que pueda imponer el formato serie, nos sentimos muy apoyados por Mandarina, Juan Pablo Kolodzjek, Mariano Chiade y Fito Páez. Y Netflix siempre estuvo a favor de contar la mejor historia creíble y posible”.
En el mismo sentido, Tobal repasa que “cualquier narración de una vida, una autobiografía, ya de por sí implica una reducción al texto. A la hora de hacer un guion en base a una autobiografía, como es este caso, tenés otra reducción. Y a la hora de producirlo ni te cuento y eso genera ciertas tensiones y por ahí hay que darles una vuelta de tuerca en función de la narración”.
“Nosotros cuando empezamos a trabajar estuvimos tres semanas encerrados con Fito repasando y re-trabajando los guiones y buena parte de las charlas tenían que ver con esa tensión entre cómo él recordaba las cosas y cómo hacer que eso funcione a nivel narrativo sin perder la esencia o traicionar a la verdad”, se explaya con Télam el autor de los filmes “Villegas” y “Acusada”.
En ocho capítulos la historia irrumpe en el mundo del rock argentinogracias a una producción del propio artista rosarino junto a Juan Pablo Kolodziej y Mariano Chihade, de Mandarina Televisión.
Con protagónicos de Ivos Hochman (en la piel de Páez) y Micaela Riera (como Fabiana Cantilo), la historia incluye a otros artistas como Charly García (Andy Chango), Luis Alberto Spinetta (Julián Kartun), Juan Carlos Baglietto (a cargo de su hijo Joaquín) y Cecilia Roth (Daryna Butryk).
Del relato toman parte, además, Manuel Fanego en el papel del mánager del compositor, Gaspar Offenhenden como Fito en su infancia, Martín “Campi” Campilongo, Eugenia Guerty y Mirella Pascual como Rodolfo, Charito y Belia -el padre, la tía y la abuela del protagonista, respectivamente-.
Ambos directores fueron convocados con el proyecto ya encaminado. “Estaba de vacaciones en el verano español, lugar donde vivo. Y me llegó un llamado de Juan Pablo Kolodzjek. Yo ya estaba al tanto del proyecto y me daba mucho vértigo la temática por el respeto que me generan los músicos que aparecen en la serie”, recuerda Gómez Aparicio .
“Ese mismo día me mandaron los guiones y los leí todos en una misma noche mientras mis hijos dormían al lado mío. Me generó una emoción muy fuerte esa historia, que en parte ya conocía, pero que ahora podía ser contada y que se conozca porque merece quedar registrada”, abunda el director de la película “El perfecto David”.
Tobal aporta a esa invitación que “sabiendo que íbamos a trabajar juntos, empezamos a definir la dinámica de trabajo que comenzó por hacer juntos toda la parte de diseño previa, casting, trabajo con las áreas creativas y técnicas”.
“Luego - se explaya- a la hora de rodar nos dividimos por semanas primero, y ya más avanzado el proceso, por jornadas. Pero habíamos llegado a un entendimiento tal que sea quien fuera el que le tocara filmar los dos estábamos tranquilos con lo que iba a hacer por elpunto de entendimiento en el que nos potenciamos entre los dos”.
-¿Cuánto sabían sobre Fito Páez al momento de encarar la dirección?
-Gonzalo Tobal: Yo fui muy fan de Fito en la infancia y primera adolescencia. “Tercer mundo” fue uno de los primeros cd’s que me compré, y “El amor después del amor” marcó a fuego mis últimos años de primaria. Siempre tuve muchísimo cariño por Fito, así que cuando apareció la posibilidad de la serie eso me motivaba un montón. Conocía menos sobre su historia de tragedia y dolor. Sabía de lo de las tías pero no en profundidad. Sobre eso y todos los aspectos más profundos de su historia investigamos mucho una vez que entramos al proyecto. En principio a partir de la autobiografía que estaba escribiendo Fito que todavía era un borrador que él nos compartió. Y también de otras lecturas y materiales.
-Felipe Gómez Aparicio: Me pasa lo mismo que a Gonzalo. Siempre fui muy fan de Fito y de toda la cultura rock y pop argentina. Y tener la posibilidad de mostrar a estos grandes artistas a nuevas generaciones fue un gran motivador para mí. Siento, desde mi punto de vista, que les debemos mucho a Fito, Charly, el Flaco, Fabi y muchos más que cambiaron al rock argentino y latinoamericana para siempre.
-¿Qué cosas los sorprendieron y cuáles reafirmaron?
-GT: Me sorprendió la capacidad de resiliencia de Fito, cómo su vida es una constante insistencia del dolor por imponerse y como él lo combatió siempre a fuerza de amor. Tiene un corazón enorme, cosa que se puede intuir en sus canciones pero se reafirma al conocer más su historia y a él como persona.
-FGA: A mí me sorprendió mucho y para bien la gran sensibilidad y el amor de Fito siguiendo adelante ante circunstancias muy fuertes de su vida personal. Pero en lo artístico cuando lo conocimos me di cuenta que él no hacía nada de nada por plata y que toda su obra está motivada en el arte y una necesidad que le sale del alma. Y su búsqueda pasa por ahí. Sentarme con un artista como Fito, que me baje línea sobre lo que él considera ser un artista fue algo que me va a quedar grabado a fuego. Mientras leíamos los guiones con él fue como un acto de pisco-magia. Lloramos, nos reímos, nos abrazamos y terminamos todos metidos en un universo del cual vamos a estar eternamente agradecidos de formar parte.
-¿Cuáles logros reconocen en haber podido captar el color y el espíritu de una época?
-GT: Se hizo un trabajo de altísimo nivel en todas la áreas creativas: la ambientación, el vestuario, las caracterizaciones, el casting, todo el equipo hizo un trabajo tremendo que está a la altura de producciones de primer nivel mundial. Es algo que hay que destacar. Personalmente creo que logramos captar ese espíritu y eso para los que lo tenemos marcado a fuego en la memoria es muy disfrutable de ver.
-FGA: Estar parado frente a la banda de “Clics Modernos” entera armada por nosotros y decirles “acción” a mí me hacia sentir que estaba con ellos realmente. Esa sensación nos daba la pauta de que íbamos por buen camino. Fue como estar en un sueño hecho realidad.