Cuando Diego Armando Maradona cobró su primer sueldo como jugador en Argentinos Juniors le dijo a su mamá, Dalma Salvadora Franco Cariolichi (la querida y recordada Doña Tota) por sorpresa: “Vamos a comer pizza”.
Un joven Maradona de 17 años, ya prodigioso con la pelota, estaba dando sus primeros pasos en el mundo del fútbol profesional en el club de Paternal y un día especial marcó su historia y la de su madre, Doña Tota: su primer sueldo como jugador de fútbol a nivel profesional.
Diego no dudó en llevar a su la que fue la mujer más importante de su vida y que tanto dejó de lado por su sueño a celebrar el logro en un lugar que se convertiría en un punto de referencia en la historia del fútbol y la gastronomía porteña: La Rumba, una modesta pizzería ubicada en Nueva Pompeya.
“Me fui a una pizzería de Pompeya y me gasté todo el sueldo con mi vieja. Nos comimos y nos tomamos todo”, relató orgulloso un Diego mucho más maduro recordando la hazaña con su característica humildad y devoción por Doña Tota.
La historia se volvió legendaria, no solo por el gesto conmovedor de Maradona hacia su madre, sino también porque La Rumba se convirtió en un punto de referencia para los aficionados al fútbol. El lugar fue recibiendo a fanáticos que buscaban sentir la cercanía con su ídolo y compartir el mismo sabor de la victoria desde aquel 1977, dos años antes de ser campeón mundial sub 20 y saltar definitivamente al estrellato.
Dónde queda La Rumba, la pizzería en la que Maradona gastó su primer sueldo
La Rumba sigue abierta en el mismo lugar de entonces, Av. Sáenz 963. Con nuevos colores, con nuevos muebles, pero con la historia intacta: siempre será conocida como el lugar en el que Diego y Doña Tota festejaron ese primer salario, la primera prueba sorteada de aquel pibe de Fiorito que soñaba con ser campeón del mundo.