La actriz Dolores Fonzi debuta como directora en Blondi, un film escrito y protagonizado por ella, en el que su personaje, una madre soltera con un hijo adolescente (Toto Rovito), sobrelleva la vida de la mejor manera, trabajando en lo que aparece y secundada por su propia madre (Rita Cortese) quien acompaña sus procesos y aprendizajes. En el film también trabajan Carla Peterson como Martina, hermana y contraparte de Blondi, y Leonardo Sbaraglia, en el papel de Horacio, esposo de Martina y cuñado de Blondi.
El film además de abordar temas familiares y cotidianos con una mirada fractal que multiplica la profundidad y colorimetría de cada uno de los personajes, plantea situaciones que denotan tanto heridas como raíces profundas, en las que cualquiera puede verse reflejado.
Con una liviandad sorprendente que por momentos parece no llevar a ningún lado, Fonzi logra plantear la complejidad de las relaciones humanas sin caer en lugares comunes ni en golpes bajos, proponiendo en diálogos cotidianos -que pueden darse en cualquier situación familiar- segundas y terceras lecturas, abriendo puertas a profundas interpretaciones de la intrincada trama inconsciente de cada uno ellos.
La película es un disfrute contínuo de principio a fin, pero también es un recorte de un momento en la vida de esta familia, en el que para algunos de los integrantes no pasa nada significativo y para otros su mundo cambia por completo, provocando interacciones que ponen de manifiesto aspectos no tan visibles del resto de los integrantes de esa familia. Así, cada uno es una pieza fundamental en la historia que tiene a Blondi como eje de todas estas situaciones, pero que a la vez es una mujer adulta que por diversas circunstancias quedó paralizada en su adolescencia, de la que parece no terminar de salir nunca.
Una película profundamente femenina y maternal en un sentido muy amplio, que destaca el rol de la mujer con sus múltiples facetas e individualidades pero que a la vez pone al hombre en un lugar de equivalencia desde su aporte.
Para analizar detalles, personajes y contar el proceso creativo, Dolores Fonzi habló con Los Andes.
¿Cómo fue el desafío de dirigir y protagonizar una misma película?
La idea surgió por una novela que me encantó con una idea ahí que me empezó a excitar, que era una madre y un hijo solos. Santiago Mitre me estimuló bastante para que le escriba, llamamos a Laura Paredes para que sea la coescritora, empezamos a trabajar sobre esa dinámica de actuar y dirigir. Es verdad que en algún momento me puse a pensar si era necesario hacer las dos cosas, pero era tan a la mano el personaje y tenía tantas ganas de experimentar esa nueva faceta en la dirección, que en 2017 empezamos a escribir el guión y la terminamos de filmar en 2022. Ahí sucedió lo que llamo el “embudo del cine” que es que de un momento al otro tenés que ponerte al servicio de la película y en tres meses filmas. Ahí ya no me quedaba otra, estaba en el baile.
Así que fui paso a paso. No fue que siempre tuviera la pretensión de dirigir y actuar, nunca se me había ocurrido que tuviera la capacidad. Pero ahora estoy muy contenta con haberlo vivido, haberme animado.
Creo igual que cuando uno actúa se autodirige, no es tan lejano el set, conoces la luz como viene y entras en conciencia de un montón de cosas que existen, y creo que dirigir es un poco eso de unir todas las partes y ponerlas al servicio del guión.
Los personajes tienen muchas capas, se los pueden interpretar de distintas maneras y tenés actores que son pesos pesados. ¿Cómo fue el trabajo de configurar y dirigir cada uno de estos personajes?
A Rita la conozco desde que tenía 20 años, en verano del 98. A Carla la conozco desde antes, yo tenía 17, con Leo he compartido más de cinco proyectos. Si bien son actores peso pesado en Argentina, ya los conocía y tenía confianza como para poder pedirle, por ejemplo a Leo, el favor de hacer ese personaje pequeño y que él en general no haría con tan pocas escenas. Carla desde el primer momento en que decimos el guión siempre fue ella la hermana. Rita, cuando se me ocurrió que tenía que ser ella, no sabía cómo no se me había ocurrido antes, y todo cerraba.
Después en el set lo fundamental fue no perder de vista lo que la película necesitaba expresar, lo que yo quería para que eso sucediese y ellos, que por supuesto estaban entregados y con ganas de comprender el camino que había que seguir, son actores muy profesionales que trabajan con mucha rigurosidad. Entonces nos divertimos y el encuentro fue amoroso.
Yo como actriz agradezco que me digan las cosas con claridad, entonces traté de ser lo más clara posible y lo más amorosa posible para que ellos se sientan en confianza y con un respaldo. Traté de ser la contención que hacía falta cuando nos gusta distraernos. Fue regular entre la buena onda y la exigencia, balancear en lo que hacía falta para cada escena y que ellos puedan dar lo máximo pero a que a la vez se sientan relajados.
Hace unos años, en una entrevista, dijiste que hacías casi todo fumada y eso generó gran revuelo. Contrastando esto con el personaje Blondi, ¿Pensás que hoy esa frase sería tomada de otra manera?
En esa época se armó una polémica porque yo era madre de niños pequeños y empezó una cosa muy fachistoide de acusaciones y juicios sobre mi maternidad. Ahora que pasó un tiempo y ya existe el REPROCAN, que te da permiso para portar, consumir, cultivar tu propio Cannabis, con las “Mami Cultiva” que trabajan para que la Ley se extienda, y la película que habla de las libertades individuales en esa manera, pienso que el tiempo me dio la razón a mí y no a todos los que juzgaron en su momento. Eso es lo que está bueno, que es increíble y que celebro muchísimo.
Me enorgullece que estemos en un país en donde vamos cada vez más hacia las libertades individuales no solo con el cannabis sino con la ley de aborto y con todas las leyes que entienden las libertades individuales como Derechos Humanos. Con respecto a Blondi, ahora está apañada por un permiso legal, así que pueden decir lo que quieran.
El coprotagonista de la historia es Mirko, hijo de Blondi, interpretado por el joven y talentoso Toto Rovelo, quien participó en “Argentina, 1985″ y actualmente es parte del staff de actores de “Argentina, tierra de amor y venganza”, en El Trece. Toto, nieto del actor Oscar Rovito -famoso por su interpretación como hijo de Tarzán en la radionovela homónima- y de Bárbara Mujica, viene de una familia de actores y productores cinematográficos que marcaron su camino “Ninguna cuota de rebeldía con la familia de mi parte”, señala.
¿Cómo fue tener a Dolores de madre y tener un rol tan importante en esta película?
Es la primera vez que me toca hacer un co protagónico, estar tan al mando de cómo contar la historia. La verdad es que hacerlo a la par de Dolo fue sumamente grato, para mí fue un trabajo que fluyó desde el minuto uno. Hubo una parte muy importante de lo que fue nuestro trabajo en la preparación de los personajes, que era caernos bien. Fue fácil compartir tiempo juntos y empezar a trabajar esa cotidianidad. Nos dimos mucha bola en cuanto a entender cuál era nuestro código, cómo nos íbamos a comunicar, tratar de que eso se vea en la pantalla y obviamente yo fui totalmente abierto a recibir toda la información que ella pudiese darme porque me pareció que era una oportunidad única para poder aprender de un montón de gente que saben muchísimo. Así que intenté aprovechar esa oportunidad al máximo posible para mí fue una experiencia única.
Por momentos haces de padre de tu propia madre ¿Crees que tu personaje se tuvo que sobre adaptar a la madre que tenía?
Creo que a Mirko todo lo que tiene que ver con ocupar ese lugar le sale muy natural. Ni siquiera sé si él piensa en que está ocupando un lugar de padre. Creo que él es una persona que se fue formando en una familia que le enseñó a ser responsable, ocuparse de sus cosas, aprendió a convivir con una madre que en algunas cosas no le da tanta bola y entonces se tuvo que ocupar él esos espacios, pero no es una persona que lo viva como algo trascendental, sino que él es así y es parte de su personalidad. Es algo que surge naturalmente por el vínculo que él forjó con su madre, igual que con sus sobrinos y el resto de la familia. La película analiza eso o te muestra una familia de esa forma como algo liviano que no se enjuicia, no se vive como un drama, simplemente ocupan esos lugares son felices con lo que tienen para dar.
Por su parte, Rita Cortese habla de su personaje de madre de Blondi y Martina pero que a la vez representa a muchas madres y formas diferentes de maternar.
“Creo que todas las mujeres tenemos esa capacidad de maternar y fundamentalmente en el camino de la libertad para acceder a los deseos, aunque no sean los que uno quiere, como en el caso de Martina (Carla Peterson) que se toma su tiempo para reorganizar su familia”.
Consultada acerca de si había recurrido a algún personaje que la inspirara, la experimentadísima actriz expresó: “Me inspiré en mí misma”.
En el film tenés dos hijas completamente distintas, por momentos da la sensación de que la madre empatiza más con la segunda ¿Cuál es tu análisis?
Yo creo que tiene alianzas con las dos, porque con Martina hace la alianza para que el nieto pueda volar. Y Blondi, aunque parece un personaje más débil o con más cosas para resolver, por momentos me da la sensación de que es a quien ella cuida más, porque necesita una estructura que Martina se la armó a su manera y que la sostiene hasta que la rompe. Yo tengo dos hijas muy fuertes en la película.
¿Creés que está soslayada la figura paterna?
Es una película que tiene que ver con el mundo femenino, pero no es un problema de las mujeres sino de lo que ocurre con los varones.
Carla Peterson, quien también participó de la entrevista, consideró, en relación a la figura paterna de la película (interpretadas por Leonardo Sbaraglia como su esposo y Toto Rovito como su sobrino) que “el personaje de Mirko habla de este hombre nuevo que crece y acompaña a las mujeres a la par, no estando adelante y la mujer atrás. Me parece que Mirko es un gran compañero, si bien la relación de madre e hijo está un poco desdibujada porque parece la relación de dos amigos, en las cosas fundamentales donde una madre tiene que ser una madre y un hijo, hijo, están”, destaca. “Es un hijo fuerte, sensible, que puede tomar una decisión a pesar del dolor” subrayó y agregó “me parece que la película también mira al hombre de un lugar más suave, más amorosa desde la mirada femenina. Si bien en algunos lugares lo invisibiliza, la luz y hacia donde todas miramos es a este nuevo hombre que es el hijo de Blondi”.
Por otro lado puso de relevancia el papel de las mujeres no solo en escena sino también en la creación de la historia. “Siendo escrita por dos mujeres y dirigida por una mujer, nos hace ocuparnos de nuestros personajes femeninos y buscarles más capas, hablar de nuestros problemas”.