En un mundo en que todo aparece como permitido, resulta difícil encontrar palabras que indiquen aquello que no puede llevarse a cabo y cuya realización es, por consiguiente, motivo de castigo.
La primera voz que señala lo que no debe hacerse es el verbo ‘prohibir’: su concepto es “impedir el uso o la ejecución de algo”: “Han prohibido conducir un vehículo y hablar, al mismo tiempo, por celular”. Si buscamos el sustantivo que le corresponde, hallamos ‘prohibición’, que se entiende como “impedimento para llevar a cabo algo”: “Ya está en vigencia la prohibición de circular por esa arteria”. Además, el ‘prohibicionismo’ que no es otra cosa que la tendencia a imponer prohibiciones; sus partidarios son ‘prohibicionistas’: “Vemos aquí la acción negativa de esos prohibicionistas”. En cuanto a los adjetivos que se relacionan con la idea de prohibir, encontramos ‘prohibitivo’, que puede ser sinónimo de ‘coercitivo’, como en “medidas prohibitivas”; pero, además, si se aplica a un precio, equivale a “muy alto”: “Con estos aumentos, muchos productos resultan prohibitivos”. Ligado a ello y si se aplica a una cosa, se hablará de ‘precio prohibitivo’: “Las paltas, por la inflación, han alcanzado un precio prohibitivo”.
Dos verbos, muy similares en su significante, toman el significado de ‘prohibir’: se trata de ‘vedar’ y ‘vetar’. El primero se entiende como “prohibir alguna cosa o actividad mediante una norma legal”: “Se ha vedado la realización de ese tipo de transacciones”. Se relaciona con el sustantivo ‘veda’ que es el “impedimento o suspensión de alguna cosa o actividad”: “Rige la veda electoral”. “Esos cazadores ignoraron que la zona está en período de veda”. Por su parte, ‘vetar’ es usar el derecho a veto para anular una ley, una medida, un acuerdo; entonces, debemos preguntar qué se entiende por ‘veto’; ese sustantivo señala “la potestad que tienen algunas personas u organismos para impedir que se tomen determinadas decisiones”: “Ha ejercido su derecho a veto”.
Un verbo no demasiado conocido es ‘interdecir’, sinónimo de ‘vedar, prohibir’. En cambio, sí son usuales dos vocablos derivados de este verbo: su participio ‘interdicto, interdicta’ y el sustantivo ‘interdicción’; si al primero se lo toma como adjetivo, se lo aplica a una persona, lugar o cosa que están prohibidos; si ‘interdicto’ se toma con valor sustantivo, se define, según la Academia, como “entredicho” o “prohibición de hacer o decir algo”; es utilizado en el ámbito del derecho y significa, de acuerdo con el Diccionario integral del español de la Argentina, “acción procesal encaminada a obtener una resolución judicial rápida a efectos de evitar un peligro o de reconocer un derecho posesorio”. En cuanto a ‘interdicción’, se encuentra en la locución ‘interdicción civil’, que se entiende como “privación de derechos civiles definida por la ley”.
En poesía, nos agrada quedarnos con los versos de Eladia Blázquez, en su poema “Prohibido prohibir”:
“No se puede prohibir, ni se puede negar
el derecho a vivir, la razón de soñar...
No se puede prohibir, el creer ni el crear,
ni la tierra excluir, ni la luna ocultar... […]
No se puede prohibir, la elección de pensar
ni se puede impedir, la tormenta en el mar...
No se puede prohibir, que en un vuelo interior
un gorrión al partir, busque un cielo mejor... […]
Solo el hombre incapaz de entender, de sentir
ha logrado, al final, su grandeza prohibir,
y se niega el sabor y la simple verdad,
de vivir en amor y en total libertad...
Si tuviese el poder de poder decidir...
Dictaría una ley... ¡Es prohibido prohibir!”.
Si abandonamos la esfera de lo prohibido y nos ubicamos en el otro extremo, nos encontramos con la idea de aquello que se consiente: este concepto se da, sobre todo, en ‘permitir’, vocablo polisémico con diversas posibilidades de aplicación; en primer lugar, hablando de una autoridad, se quiere significar “dar el consentimiento para que otros puedan hacer algo”: “No les permiten, por reglamentación del consorcio, hacer ruidos en determinados horarios”. Pero, además, ‘permitir’ es “hacer posible algo”: “El clima otoñal permite las caminatas al aire libre”. Y, si nos referimos a una persona, ‘permitir’ se hace sinónimo de “atreverse, osar”, pues significa tomarse la libertad para hacer o decir algo: “Esta vez me permití decirle con sinceridad lo que pienso”.
¿Qué términos forman la familia semántica de ‘permitir’? En primer lugar, ‘permiso’, que es la licencia o consentimiento para hacer o decir algo: Tiene permiso para estacionar allí. También responde a este vocablo la noción de “período durante el cual alguien está autorizado para dejar su trabajo u otras obligaciones”: “Emilio está con permiso en la oficina porque prepara su última materia”. Otro sustantivo es ‘permisibilidad’ o ‘tolerabilidad’: “La permisibilidad ha llegado a un extremo exagerado”. Los que disfrutan de un permiso son ‘permisionarios’, mientras que si alguien es ‘permisivo’, significará que consiente o permite, incluso aquello que excede los límites: “Es demasiado permisivo y la disciplina se le va de las manos”.
Hay voces que dan también idea de permiso, como son ‘tolerar’ y ‘transigir’, ya que señalan que se puede llevar a cabo algo que no se tiene por lícito: “Las autoridades, finalmente, están tolerando algunas manifestaciones en el centro de la ciudad, con algunas condiciones”. “Para acabar con las diferencias, hemos transigido en ciertos aspectos”.
Como se trata de un concepto positivo para la conducta humana, encontramos varios verbos que nos dan la idea de permiso: ‘conceder’ (“Le he concedido el perdón”); ‘acceder’ (“Por allí, acceden también a las zonas restringidas”); ‘admitir’ (“Ahora admiten viajar con mascotas”); ‘posibilitar’ (“Estas medidas posibilitan el ingreso de extranjeros”); ‘propiciar’ (“El buen tiempo reinante propicia el paso al vecino país”).
En el marco de los refranes, hemos encontrado uno, en forma de consejo, que acota los ámbitos de los permitido: “Permite a tu espíritu el hábito de la duda, y a tu corazón, el de la tolerancia”.