La Sole es una jugadora de toda la cancha, literal. De calzarse los botines y tirar magia en la despedida de Maxi Rodriguez, en el mismo equipo que Messi, ahora Soledad se puso el delantal y llegó a Masterchef a darlo todo, pero primero fue directo a enfrentarse con Rodolfo, que no tenía idea quién era “el huracán de Arequito”.
Este lunes, la Sole llegó Masterchef con un desafío muy particular. En su último disco, “Natural”, la Sole mezcló su pasión por la música con la gastronomía y lanzó un material, que según ella es “para todos los sentidos”. Con esta introducción y con las canastas sobre la mesa, los participantes tenían que unir tradición con innovación con sabores latinoamericanos.
Cuando entró la Sole, todas las miradas se posaron en Rodolfo, que apenas la vio lo supo, le iba a costar carísimo el desconocerla en uno de los programas más vistos de todo el país. Sin embargo, la Sole tuvo la mejor onda con el mexicano y se la perdonó.
Podría decirse que, en estas instancias finales del certamen en donde solo quedan los 8 mejores, fue la noche de Rodolfo porque con su medalla obtuvo un señor beneficio. El jurado le otorgó la primera estrella y subió al balcón, dejando su receta a la mitad. Germán Martitegui no pudo con su curiosidad y fue directo a la estación de Rodolfo. Probó directo de la cacerola y, sin filtro, le dijo que agradezca tener su estrella.
En su recorrida por las estaciones, la Sole se arremangó y no dudó en ayudar a Sol cuando la vio rallando el choclo. Con el rallador en la mano, la cantante soltó unas estrofas de su canción “La Paloma” y cautivó a todos en el estudios. Pese a la colaboración de la Sole, no fue la noche de Sol y el jurado la liquidó con su devolución.
La que sí tuvo una muy buena noche fue Daniela, quien con sus bocaditos del caribe, enamoró al jurado. Con una mezcla de sabores entre Colombia y Perú, la participante se ganó una estrella y subió al balcón con Rodolfo, lo que suma un montón en el camino a la final.
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