Connie Ballarini: “Soy muy distinta abajo del escenario”

Una de las humoristas más exitosas del país se presenta esta noche en el Teatro Mendoza, con entradas agotadas. Connie Ballarini se anima a todo y asegura que cuando está en un show no juzga a nadie

Connie Ballarini: “Soy muy distinta abajo del escenario”

Connie Ballarini no es solo comediate, es actriz, youtuber, instagramer, tiktoker y una creadora de contenido inigualable. Esta polifacética artista lleva el humor a nuevos límites con su show en constante evolución, que mezcla diálogos interactivos con el público y un stand up afilado y desopilante. Esta noche se presenta en el Teatro Mendoza, con entradas agotadas, al igual que las últimas veces que visitó la provincia.

No hay escenario que le quede grande a Connie. Ha brillado en tres especiales para Comedy Central, emitidos también por Telefé y participó en “La culpa es de Colón, Edición Mujeres” y “Drunk History”. En 2022, celebró el éxito de “Las Chicas de la Culpa” con tres funciones agotadas en el Gran Rex.

Su humor viajo más allá de Argentina, conquistando público en Madrid, Barcelona, Ciudad de México, Santiago de Chile, Caracas y Montevideo entre otras ciudades. Su éxito es tal que los tickets para sus shows suelen agotarse con meses de anticipación.

Además, es una humorista que acumula más de 1.5 millones de seguidores en TikTok, más de 700k en Instagram y más de 150k en YouTube, donde comparte fragmentos de sus shows y charlas con el público. También puedes escucharla junto a Malena Guinzburg en el podcast “Correo no deseado” en Spotify.

Increíblemente, esta mujer que se dedicó al humor en uno de los géneros (dicho por ella misma) más subestimado, logra que el público no solo se enganche con su estilo sino también que se sumen a participar en temas complejos, como las relaciones sexuales en la pareja, contanto en una sala repleta situaciones inverosímiles y que, muchas veces, no se lo contarían ni a sus mejores amigos.

El show llega a la provincia a través de Jugo Cultural, una comunidad de productores y prensa cuya nutrida agenda de espectáculos se puede consultar a través de su perfil en Instagram @jugo.cultural

Connie Ballarini posó divertida con una espectacular malla negra / Instagram
Connie Ballarini posó divertida con una espectacular malla negra / Instagram

En esta charla con Los Andes, Connie Ballarini, quien estudió y se recibió de farmacéutica pero que nunca ejerció por dedicarse al humor, cuenta insólitas historias, analiza el humor y se ríe de sí misma y de su propia anatomía.

¿El show sos vos, es decir, no tiene nombre?

-Exacto, en realidad no tiene nombre porque lo voy cambiando todo el tiempo. Me pasa que yo me voy cansando del material. Voy sacando cosas, agarrando otras, y esto es muy personal porque cada comediante va generando el material de diferentes maneras, y me pasaba que justo mi novio, que también es comediante, me decía, “pero esto guardalo para el próximo,” y digo, “no, porque lo siento ahora, ahora tengo ganas de contar esto con la gente”.  Entonces así decidí que no tiene nombre, aunque empecé a joder con que se llama “Or-di-na-ria”, así, separado en sílabas.

-¿Te lo han dicho en algún momento?

Me lo han dicho, porque típico que una mujer hablando de sexo y eso, aparecen tipos diciendo “¿Quién es esta grosera, esta ordinaria?” Entonces como yo les empecé a bloquear las palabras para que no me puedan poner ni pelotuda ni ordinaria, me empezaron a poner “¿quién es esta or-di-na-ria?” separado en sílabas, entonces ahí me cagaron. Y decidí ponerle ese nombre al nombre del show.

-Eso es darle la vuelta a la adversidad.

Absolutamente (se ríe)

-Es que en tus shows tocas temáticas íntimas en tono de humor. Eso es fuerte encima del escenario

Es muy loco que se genere un grado de intimidad con el público donde hay ochocientas, mil personas y eso a mí me sorprende y me parece maravilloso. Creo que la gente está súper predispuesta y se siente cómoda, se sienten parte, sienten que soy una amiga y que están ahí para divertirse, ¿no? Yo siempre juego y les digo “no se juzga acá”.

-¿Eso es lo que te genera tanto enganche con el público?

Yo tengo los momentos que hablo con la gente y me encanta, porque siento que son los momentos que generan comedia con la gente, generándose hasta chistes internos de ese momento. Eso hace que sea único y que cada función sea única. Eso es material que se empieza a generar solo y es único e irrepetible y a mí me parece hermoso.

-Pero debe ser difícil romper el hielo o que no sea forzado

Súper difícil también. Yo me dedico a esto hace más de 15 años, y es muy difícil pasar de esa charla con el público a tu material de manera orgánica porque son dos formas de humor que van en paralelo y que a veces es mucho más fuerte uno que otro. Entonces también estás todo el tiempo viendo cómo está el público hoy, para ver qué quiere.

-El mendocino tiene fama de “pudoroso” ¿Te cuesta abordar esos temas en estos escenarios?

A mí me causa mucha gracia porque siempre cuando voy a algún lugar, la gente me dice “es un pueblo, nos conocemos todos”. Y es muy loco porque al principio hay una pequeña resistencia y después terminan contando cada cosa que no lo puedo creer. En San Juan, me acuerdo, que en un show me contaron que un pibe le chupó la cesárea pensando que era la concha. Todo pasó a un nivel que llorábamos de la risa. También hay noches más tranquilas.

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-En la gacetilla tu presentación habla de “culo de queso” ¿A qué se refiere?

Fue por una vez, en un programa en Venezuela que me preguntaron cosas que hubiera hecho y de las que me hubiera arrepentido. Entonces conté que en un streaming dije que tengo culo de queso, me bajé los pantalones, apreté los glúteos mostrando se pone ondulado por la celulitis. Entonces, en ese programa de Venezuela que se grababa acá, agarré como para explicar lo estaba diciendo y lo hice de vuelta. Después empezaron a venir a las funciones y me decían, “¿Podés hacer el culo de queso?” Y yo decía, “No, no lo puedo hacer, no da.” Pero sí quedó como una anécdota, una cosa graciosa.  Hay cosas que en un momento decís, “esto no lo hago más,” y te piden siempre lo mismo, “hacé el culo de queso”. O sea, soy yo, es parte de mi personalidad, así que lo tomo con humor y lo disfruto.

-Pero estás muy entrenada, no creo que sea por flaccidez

Es que me agarró el viejazo mal. Tengo 42 y estoy entrenando más que nunca (se ríe) Pero sobre todo es para la ansiedad, para nivel mental porque necesito parar mi cabeza.

-¿Lo del queso tuvo repercusiones?

Sí, cuando aparece el canal de difusión de Instagram yo dije “¿Qué le pongo? Le pongo culo de queso” y por eso a los seguidores los llamo “culudos”, y me mandan emojis de quesitos. Es como nuestra palabra secreta.

-¿Estás haciendo algo con Dani la Chepi?

En realidad  yo voy a ir de invitada porque “Las Lorenzas” es algo que se formó durante la pandemia, en la cuarentena.  Nosotros los artistas nos quedamos sin laburo y cada uno encontró nuevas formas de hacer humor, porque nos quedamos sin teatro. Creo que nunca hice tantos vivos como en esa época y ahí entre otras cosas estaban Las Lorenzas, que lo empezó Dani la Chepi donde leían historias que mandaba la gente y nosotros lo representamos. Entonces yo estaba ahí dos veces por semana y nos íbamos rotando. Eso generó gran fidelidad en Youtube, durante la pandemia porque era una compañía para la gente en ese momento es muy difícil. Me di cuenta cómo la risa es salud y me cayó la ficha en ese momento.

-El humor siempre es necesario pero durante las crisis, más.

Exacto, y el stand up es un género infravalorado por los de otros tipos de humor. Pero es muy difícil pararse a hablar y que el show termine de estar cerrado, que sea gracioso. Por eso hay lugares para probar material, que parezca espontáneo aunque no lo es, pero subestiman al género y me da mucha bronca. Pero cuando lo hacen se dan cuenta lo difícil que es, porque además tenés el feedback en el momento y debés tomar decisiones al instante. No estoy diciendo que esto es mejor que lo otro, sino que son cosas diferentes. Contruir un personaje también es muy difícil porque una cosa es el actor dramático que hace llorar, y parece que eso fuera más profundo, pero en realidad la comedia es recontra difícil también.

Connie Ballarini
Connie Ballarini

Volviendo a Las Lorenzas, ¿Estás ahí o no?

Bueno, ahí me di cuenta de lo importante que es reírse y que hay veces hay gente que no tiene esos momentos para reirse porque en su trabajo o en su vida no tiene humor. Me di cuenta de lo importante, lo sagrado y necesario que es.

Pero actualmente no estoy en Las Lorenzas por una cuestión de disponibilidad,  yo te estoy viajando y haciendo un montón de cosas y no me puedo meter en un compromiso diario de dos horas. Así que dije “voy de vez en cuando porque amo el proyecto”.

-¿Te pasaron cosas desopilantes en el escenario?

Con mi productor decimos claro, tenemos la vara tan alta que te cuentan es un montón de cosas. Pero más allá de esas de esas anécdotas de situaciones sexuales o cosas que les haya pasado que que nos llamó la atención, hubo dos que me parece que fueron desopilantes:

Estábamos hablando de bombachas y una piba me cuenta que había ido con unas amigas a comprar bombachas. La cosa es que mientras contaba, termina diciendo “porque en realidad empezamos a garchar con mi amiga”, y las amigas, que estaban ahí, se enteraron en ese momento que ellas estaban juntas. Es un montón, pero imaginate el grado de intimidad o comodidad que podés llegar a sentir para abrirte así durante un show. Me parece fabuloso y agradezco que cuenten algo tan íntimo.

Por otra parte me pasa que yo entro en una libertad arriba del escenario que no la tengo abajo y yo lo hablo mucho en terapia. A mí me encantaría hacer la Connie que está ahí arriba, me animo a irme a la mierda pero no sé si lo hago abajo, eh? Porque hay un tabú que obvio yo también lo tengo, vivo en esta sociedad y estoy atravesada por un montón de prejuicios que tengo que ir rompiendo de a poquito. Eso es súper sanador.

Me pasó otra situación en el Sur. Estaba hablando de las parejas y una chica empieza a contar que el novio o marido la engañaba y en un momento dice “con la que me engañaba está sentada acá atrás”.  La gente empezó a decir “que diga nombre y apellido”, y se armó. Había mil personas, una situación difícil porque era fuerte lo que estaba pasando, orgánico, espontáneo y real.

Yo pensaba que en esa situación, el que se había agachado era el marido, pero eran tantas cosas rápidas pasando, con la gente opinando y juzgando a la chica como la “robamaridos”, aunque el que rompió el pacto fue el hombre y eso fue lo que le dije.

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