Máxima Zorreguieta y el rey Guillermo Alejandro de los Países Bajos tienen una historia de amor que parece sacada de un cuento de hadas. Si bien ella es argentina, nacida en Buenos Aires, fue en 1999 durante la Feria de Abril en Sevilla, España, donde se conocieron y desde ese momento cambiaron sus vidas para siempre.
Todo comenzó cuando Máxima viajó a España para visitar a una amiga argentina de su infancia, quien organizó una fiesta a la que asistió también el príncipe Guillermo y los presentó. Incluso, la actual reina consorte ya sabía que iban a presentarle a dos hombres de la realeza, pero nunca imaginó que uno de ellos se convertiría en su gran amor.
“Máxima venía de una separación y fue a España ya sabiendo que le querían presentar a dos hombres de la realeza: uno era Federico de Dinamarca, y el otro era Guillermo Alejandro”, contó en diálogo con La Nación la periodista Paula Galloni, quien es una coautora de Máxima, la construcción de una reina.
Sin embargo, y pese a las diferencias culturales y la vida que ambos llevaban, la conexión entre ellos fue inmediata y genuina. A tal punto que los encuentros continuaron hasta que decidieron dar un paso más en su relación y oficializarla, con todo lo que esto implica siendo él miembro de la realeza.
El compromiso de Máxima y Guillermo Alejandro de los Países Bajos
En 2001, la pareja anunció su compromiso, pero su historia no estuvo exenta de desafíos. La participación del padre de Máxima, Jorge Zorreguieta, en el gobierno militar argentino fue un tema controversial que generó debates en los Países Bajos.
A tal punto que Jorge Zorreguieta no asistió a la boda que tuvo lugar el 2 de febrero de 2002 en Ámsterdam, pero el evento fue un testimonio del amor y la unidad de Máxima y Guillermo Alejandro y se transmitió en directo para todo el mundo.
Desde entonces, Máxima se convirtió en una figura querida en los Países Bajos y logró ganarse el respeto y la admiración del pueblo neerlandés. Además, la argentina fue la segunda mujer de origen latinoamericano en convertirse en reina consorte de un país europeo.
Como reina consorte desde 2013, desempeñó un papel activo en causas sociales, y junto a Guillermo Alejandro, demostró una imagen moderna y accesible de la monarquía.