“No quiero que nadie se queje de la duración, cuando se sientan y ven atracones de televisión durante ocho horas”, dijo a Empire Magazine, fiel a su estilo provocador e iracundo, el director James Cameron. Directo al hueso y sin anestesia, advertía así que “Avatar 2: El camino del agua” (“Avatar: The Way of Water”) es también una loa al gran cine, ese que se ve en pantalla grande y tiene la intención de dejarnos boquiabiertos, o al menos arrancarnos algunos suspiros.
Después de 13 años de espera, esta secuela de “Avatar” (2009) viene para copar la cartelera y ser la favorita de acá a marzo, en el período de mayor ocio del año. Para ello se vale, como decíamos en el párrafo anterior, de una sesión extraordinaria de largo aliento: tres horas y 12 minutos de épica visual en 3D. ¿Resucitará este formato, en los últimos años desterrado al género infantil? ¿Despertará el interés de la gente, que le dio el favor en 2009? A la espera del veredicto, hay algo que ya sabemos: el público adora a James Cameron.
El director de “Terminator” (1 y 2) y “Titanic” sabía muy bien el reto que iba a implicar reanudar la historia del planeta Pandora, y más aún equipararse a la antecesora, convertida con el correr de los años en la película que más recaudó en la historia, con una taquilla global que asciende a los casi tres mil millones de dólares (recordemos que en 2021, en un insólito repechaje, “Avatar” volvió a los cines solo para quitarle el margen de diferencia a “Avengers: Endgame”, que iba a sacarle el lugar).
En la industria del cine, las secuelas son cada vez más comunes, pero funcionan a los dos o tres años de la original, aprovechando el impacto (aunque él dirigió “Aliens” y “Terminator 2″, secuelas muy famosas que llegaron con siete años de retraso).
Pero ahora es distinto. Pese a que Fox le ofreció en esos años continuarla, Cameron se negó rotundamente. La película tenía que decantar, pero sobre todo tenía que engarzarse con una saga que resultara orgánica y resuelta en la cabeza del director, que hoy tiene 68 años. Sin ningún tipo de prisa, de hecho, viene adelantando desde hace algunos años que su plan es hacer una saga de siete películas. En algún momento sintió la incertidumbre de si podría funcionar, pero la subsanó cuando el trailer de esta nueva película sumó 148 millones de reproducciones en las primeras 24 horas. Nuevamente, el público le dijo que sí.
Pero volvamos a “Avatar 2″. Como primera diferencia sustancial respecto a la original, está el hecho de que ahora el eje de la acción, y por ende de la batalla colosal anunciada, se mueve a los océanos de Pandora. Después de vencer y echar a los humanos, que pretendían expoliar las riquezas minerales de su mundo, los Na’Vi (esas altas y azules criaturas, interpretadas -digitalización mediante- por Zoe Saldaña, Sam Worthington y Sigourney Weaver) ven nuevamente una amenaza sobre ellos. Han pasado varios años y los protagonistas han crecido y han tenido sus hijos, como se encarga de explicarnos un prólogo.
Sin embargo, la ferocidad humana sigue al acecho. En un último intento por escapar a la colonización que quieren hacer de los Na’Vi y salvar a su familia, Jake (Worthington) se escapa hacia el mar, que es donde viven las tribus del agua (entre ellos están Kate Winslet y Cliff Curtis, quienes se suman a la saga).
La historia, pese al complejo contexto bélico, ofrece vínculos más profundos entre personajes. Ese desarrollo fue reconocido por algunos críticos. Pero aunque todos alaban los impresionantes efectos (concentrados en la última parte de la película), han acusado al guion de endeble y al metraje de excesivo.
Hay que decir que el paisaje submarino desveló a James Cameron durante años. Sabido es que para cada una de sus películas tuvo que contar con los últimos desarrollos tecnológicos, y algunas veces incluso los impulsó él mismo, como en “Titanic” (para hacer la película primero tuvo que bajar hasta el fondo del océano para lograr las que serían las primeras imágenes del transatlántico hundido). Y “Avatar 2″ no fue menos.
De hecho, sus últimos años han sido de conquistas tecnológicas vinculadas a la exploración oceánica. Desde el momento en que liberó “Avatar” en las salas, hace 13 años, ha puesto todo su empeño y fortuna en este campo de la ciencia, además del activismo a favor de la ecología, algo que en 2009 podía parecer el eje de un buen argumento para un blockbuster, pero que ahora es una cuestión acuciante a nivel mundial.
Junto a Nat Geo, Cameron diseñó un submarino que lo llevó a casi 11 kilómetros bajo el nivel del mar, en el punto más profundo de la fosa de las Marianas. Se convirtió así en el primer hombre en el mundo en explorar ese abismo. Después, impulsó toda una tecnología para que se pudiera filmar bajo el agua. De esta forma, sostuvo el director, se obtienen imágenes más reales que si estuvieran filmando en un entorno “seco” al que se le añade después un escenario acuático.
Ese nivel de presión, de conquistar lo imposible, llevó incluso a que Kate Winslet, siempre fiel a los requerimientos de Cameron, estuviera a punto de conquistar el récord de apnea entre los actores. Estuvo 7 minutos y 14 segundos actuando bajo el agua, aguantando la respiración.
Pero hay más: “Avatar 2″ despliega una fauna y flora submarina totalmente ficticia, con una apabullante variedad de colores y animales de formas extrañas. Un mundo nutrido por la propia experiencia de Cameron en esos entornos.
Independientemente de cuál sea su desempeño en las salas, “Avatar 2″ ya empezó su recorrido bien arriba. Por ejemplo, la apuesta es total en Cinemark o Cinépolis, con 23 funciones diarias en cada una de estas multisalas.
Los bosquejos de una saga
Las intenciones de Cameron son lanzar “Avatar 3″ el 20 de diciembre de 2024, “Avatar 4″ el 18 de diciembre de 2026 y “Avatar 5″ el 22 de diciembre de 2028. La inversión total de esta saga superaría los mil millones de dólares. Y como para la sexta parte Cameron avizora que tendrá unos 80 años, ya ha dicho que en ese punto delegará la dirección, al igual que para la séptima y última parte.