Mónica María del Carmen Ramos Yañez ha dejado una huella imborrable en el ingreso a Gran Hermano Chile. A sus 77 años, se convirtió en la participante de mayor edad en la historia del reality a nivel mundial.
Desde el momento en que ingresó a la casa, capturó la atención de todos con su estilo particular y su vitalidad. La mujer, quien solía trabajar en ferias ambulantes, reveló su pasión por el tango y defendió con orgullo su cabello violeta, riéndose de aquellos que la criticaron llamándola “vieja ridícula” por su cambio de look.
“Me siento bien, estoy conforme con lo que soy. Me gusta participar en esto porque es una oportunidad que no se da dos veces en la vida y menos a mi edad”, afirmó con seguridad.
Poco después de su presentación en el programa, los medios chilenos comenzaron a revelar algunos aspectos desconocidos de la vida personal de Mónica.
A pesar de recibir una pensión, la mujer enfrentó dificultades económicas que la llevaron a trabajar en las ferias sin los permisos correspondientes, lo que la llevó a tener problemas con los carabineros en más de una ocasión.
Sin embargo, lo que más conmovió al público fue descubrir las actividades solidarias que Mónica realizaba en favor de los niños enfermos de su país.
Antes de ingresar al reality, solía visitar el Hospital Sótero del Río, donde tejía junto a los niños con cáncer que estaban internados. Tanto los médicos como los familiares de los pacientes extrañan su presencia, ya que era conocida por ser “el alma de la fiesta” y contagiar alegría a quienes la rodeaban.
Mónica reside en La Florida, una comuna en la Región Metropolitana de Santiago de Chile. Durante su infancia, trabajó ayudando a su madre y luego fue ascensorista en un edificio, donde conoció a su esposo.
El marido de Mónica Ramos la trató de ridícula por entrar al programa
Después de casarse y tener tres hijos, se dedicó a ser ama de casa, pero nunca perdió su espíritu aventurero. A pesar de eso, su decisión de participar en el reality en esta etapa de su vida enfureció a su esposo.
“Cuando se enteró de que fui seleccionada, golpeó una mesa en el comedor, le dio una patada. Me dijo: ‘¿Cómo se te ocurre participar, vieja ridícula, con el pelo morado’”, reveló Mónica sobre la reacción de su marido.
Sin embargo, ella no se dejó intimidar y respondió con determinación: “También encontré fuerza y golpeé fuertemente la puerta de mi habitación. Le dije: ‘¿Qué te has imaginado? Nadie me manda. Mi padre era el único que me mandaba y murió hace años. Si tú dices que no, mala suerte. Iré de todos modos’”.
Después de la entrada de Ramos, se vivió un momento especial cuando la conductora del programa, Diana Bolocco, convocó a los participantes a saludar, pero les pidió que no despertaran a Mónica, quien se había quedado dormida.
“¿Cómo están? ¡Qué gusto saludarlos! Sé que la señora Mónica está durmiendo, no la despierten, pero el resto venga aquí para saludarlos”, expresó Bolocco. Y reiteró su solicitud, velando por el descanso de la mujer: “Me gustaría que vengan todos, excepto Mónica, para no despertarla”.