Payana Ediciones presenta “Antología de la literatura nunca escrita”, primer libro de Maximiliano Rodriguez, con ilustraciones internas de Andrés Casciani.
El texto es una compilación ficticia de bocetos de autores caídos en desgracia, antes de publicar. Mediante cierta mirada irónica, el libro aborda los variopintos personajes de los mundillos artísticos, y se atreve a jugar con diferentes formatos de narración, como el borrador, la novela inconclusa o el comentario epistolar.
Los puntos de venta son: Librería D´Accurzio, Av. España 1260, Mendoza. Frente a la Plaza San Martín; y también conectándose a @payana.libros y @maximiliano.rodriguez.ko.
A continuación, un adelanto del libro:
Acerca de Las Inferistas - Parte 1
El primero de junio de 2022, las librerías de varias capitales argentinas ofrecían sobre sus mostradores, de forma gratuita, el “Manifiesto del Inferismo”. A lo largo de cuatro páginas, el documento prometía el advenimiento de un nuevo movimiento literario a presentarse en los próximos meses.
En el manifiesto se dejaba asentado que se trataba de un movimiento exclusivamente narrativo y que la cualidad diferencial de sus textos residía en que “...los elementos que ocupan las páginas del texto son apenas indicios a través de los cuales uno debe encontrar la verdadera historia”, y destacaba esta expresión, porque habría veces en que en los indicios serían otras historias, pero no las historias que interesan.
La determinación de su propuesta, tanto por entusiasmo real o por ironía, pero sobre todo por el infinito hastío en el ámbito cultural, despertó las expectativas en el circuito.
Sin embargo, los meses transcurrieron y nunca hubo una presentación oficial. Nadie se adjudicó la pertenencia al Inferismo. Al día de hoy, se desconoce quienes estuvieron detrás de ese manifiesto.
El 15 de octubre de aquel año, se publicaron en algunas provincias donde el manifiesto había sido presentado, al menos tres libros que contenían obras coincidentes con el estilo prometido por el Inferismo: “Unos minutos detrás”, de Felicitas Rivadavia, de Mar del Plata, “Complementarias”, de Vico Asecas, de San Carlos de Bariloche, y “¿Dónde está Dolores?”, de Guillermina Salvador, de Jujuy.
Las tres autoras niegan, con innecesario énfasis, pertenecer al Inferismo y, sobre todo, conocerse entre ellas.
Fiel a la reconstrucción de imposibles que se ha planteado esta “Antología de la literatura nunca escrita”, me parece oportuno entregar una compilación de un movimiento que nunca llegó a existir, mediante una serie de textos que encarnan muy bien los valores que el Inferismo prometió.
“¿Dónde está Dolores?”, de Guillermina Salvador
(Cuento inferista)
Vicky
— No podés estar con esa muñeca acá, Vicky, es un hospital, hay gente que está triste y vos jugando.
— Pero a la abuela le gusta que la traiga. Desde que la traje se pone contenta. La vi moverse.
— No puede moverse hija.
— Te juro que la vi moverse.
— Si vos decís, pero de ahí a que esté contenta...
— Sé que está contenta. Es su forma de decírmelo.
— ¿Por qué decís eso?
— Hace unos meses, antes de que le diera esto, la abuela guiñaba un ojo y después el otro y me decía que tenía una bolita celeste y que la movía de un lado a otro. Y lo hizo el otro día.
— ¿Y vos la viste hacer eso?
— Si...
— ¿Acá en el hospital?
— Si, mami.
— ¿La extrañás mucho a la abuelita no, mi amor?
— Si...
Iturrieta
— ¿Tiene idea de qué le pasó a Dolores antes de desmayarse?
— No estábamos con ella, vive sola. Pero sí, los últimos días estaba un poco quejosa, no queríamos internarla porque no ocurría todo el tiempo.
— ¿Y qué era específicamente lo que le pasaba?
— Decía que se estaba quedando ciega, pero cuando le pedía que me describiera la ropa que yo traía puesta o le preguntaba cuántos dedos levantaba, lo hacía a la perfección. Decía que era como si pudiera verme, pero desde otro lado. Estaba senil ¿verdad? tendría que haberla internado antes...
— Mire, los estudios no muestran ninguna clase de daño neurológico. Sin embargo, pareciera no estar.
— ¿Me quiere decir que no sabe lo que tiene?
— No podemos dar ningún diagnóstico aún.
— ¿Y usted qué cree?
— No me corresponde...
— Por favor... Nos conocemos hace años, doctor.
— Mire, desde mi punto de vista...parecería que no está en su cuerpo.
Doli
Es increíble pero pasa así, la Roxi es hija del Marcelo, pero la crio el Ramón, y vivió toda su vida con él. Y te juro que se parece más al Ramón. Una podría decir que es su hija, tiene la nariz y las ojeras como él, tiene una forma de pararse como él, y eso es por imitarlo, por el contacto, vaya a saber por qué, nunca fui muy sabionda para esas cosas de la ciencia. Pero pareciera que vos, ahora que sólo somos las dos, tenés cada día más mi mirada. Será eso o que yo no puedo ver bien. Cada día, veo menos pero, juraría que tenés mi mirada. Aunque una nunca se mira la mirada. Pero esos ojitos celestes curiosos son como los míos. Estoy casi segura de que no eran celestes, pero deben ser los años. Esos ojos de plástico se deben decolorar. Eso sí, a vos te funcionan mejor las rodillas que a mí, lo sé. Ojalá la Vicky hubiera sacado mis ojos azules, pero salió al papá, pobrecita.