Anda con las barbas por el piso

Nos detendremos en un término que alude a una parte del cuerpo humano y que connota realidades varias: la palabra ‘barba’.

Anda con las barbas por el piso
Un grupo de hombres hizo la cadena de barbas más larga del mundo.

Nos detendremos hoy en la consideración de un término que alude a una parte del cuerpo humano y que, en locuciones diversas, connota realidades varias: se trata de la palabra ‘barba’.

Denotativamente, este vocablo alude a la parte de la cara ubicada debajo de la boca y también al pelo, que nace en la cara, desde la zona situada ante las orejas hasta el arranque del cuello. Pero lo que reviste mayor interés para nuestra tarea es la lista de locuciones, que aluden a aspectos varios. Así, ‘a barba regada’ funciona como un adverbio y da a entender “con mucha abundancia”: “Había recursos a barba regada”.

El título de la columna de hoy reza ‘anda con la barba por el suelo’: se trata de una locución verbal, hoy desusada y de carácter coloquial, para referirse a alguien que es muy anciano o que está decrépito: “Daba pena verlo porque andaba con la barba por el suelo”. Y cuando se quiere señalar que dos personas se enfrentan cara a cara, en presencia, de manera descubierta, puede usarse ‘barba a barba’: “Era interesante ver las reacciones de cada uno porque estaban barba a barba”. Es similar el sentido que posee la locución ‘en las barbas de alguien’, que da a entender que el acto se verifica en su presencia, a su vista, en su cara: “Aprovechamos para hacer la recriminación en las barbas del implicado en el asunto”. Cuando una persona procede con vigilancia y cuidado, se puede usar la expresión ‘con la barba sobre el hombro’, precedida por los verbos ‘estar’, ‘andar’ o ‘vivir’: “Se trata de alguien que siempre anda con la barba sobre el hombro”.

En las reuniones grupales, si se consume comida o se bebe algo, puede suceder que alguno de los comensales intente retirarse de la reunión sin abonar el importe que le corresponde por la ingesta de alimento o de bebida; en ese caso, ‘echar a la buena barba’ resulta el modo de indicar a esa persona que debe pagar lo que él y sus compañeros han consumido: “Ante una evidente fuga de ese asistente al ágape, fue preciso echarle a la buena barba para que abonara su parte”.

Todos hemos sentido, alguna vez, cómo alguien de nuestro entorno nos adula y obsequia con interés; se puede aludir a ello diciendo, coloquialmente, que ‘nos hace la barba’; pero esa locución también puede indicar que alguien nos incomoda y fastidia: “¡Qué triste la actitud de aquellos que, para lograr un ascenso, hacen la barba a sus superiores!”.

El sustantivo ‘barba’ se usa en locuciones contrapuestas por su sentido: así, si se le quiere dar credibilidad a una aseveración, se puede decir ‘por mis barbas’, como una fórmula de juramento: “Por mis barbas, no he omitido nada en mi declaración de los hechos”. En cambio, si se ha mentido descaradamente, aparece la locución ‘mentir por la barba’: “Desvergonzadamente, mintió por la barba pues inventó un relato absolutamente inverosímil”. Además, alguien puede haber perdido el respeto hacia su superior o lo ha querido igualar: ello se evidencia en la expresión ‘subirse a las barbas (de otra persona)’: “Con el mayor desenfado, Luis trató de mostrar desprecio por su jefe e intentó subírsele a sus barbas”.

Si alguien, por su edad, es un novato o un principiante inexperto, se dirá de él que es ‘imberbe’, en alusión, en sentido figurado, a la carencia de barba, tomada como experiencia: “No se enfade porque son unos imberbes cuyos reclamos carecen de fuerza”; lo mismo puede indicarse a través de la locución ‘tener pocas barbas’, ya por sus pocos años, ya por su falta de experiencia.

La honestidad y probidad de alguien quedan patentes en dos expresiones muy castizas: ‘barba complida’ y ‘barba honrada; no olvidemos en la figura del Cid Campeador aquel epíteto que alude a sus cualidades de héroe, a su virilidad, honra y autoridad: ‘barba tan complida’ y ‘de luenga barba’.

Hay verbos asociados a la idea de quitar las barbas: al consabido ‘afeitar’, se suman ‘rasurar’, ‘rapar’, ‘desbarbillar’, ‘desbarbar’; también, poco usado como sinónimo de los anteriores es ‘arrasar’ y, en Argentina, Bolivia, Uruguay y otros países se da el verbo ‘tusar’, definido como “cortar el pelo a alguien”. Asimismo, también ‘mesar’ equivale a “arrancar el cabello o la barba con las manos, o tirar con fuerza de ellos”. Esta acción se cumplía como signo de furia o de tristeza.

En el campo adjetivo, al que tiene una barba tupida se lo puede nombrar como ‘barbón’, ‘barbudo’, ‘barbado’; en cambio, la carencia de barba se refleja en ‘imberbe’, ‘barbilampiño’, ‘lampiño’ y ‘desbarbado’.

Si exploramos el mundo de los refranes, encontramos en el Refranero multilingüe del Instituto Cervantes ‘Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”’. La ficha explicativa que lo acompaña lo da como de uso actual y nos indica que las ideas clave son la precaución, la desgracia y el escarmiento. En efecto, si a alguien conocido lo aqueja una desgracia, podemos pensar que algo similar puede alcanzarnos a nosotros y, por lo tanto, más vale tomar los recaudos de prevención a fin de evitar que el golpe tenga tanto impacto. Como observación léxica, figura ‘pelarse las barbas’, que significa, según este refranero, sentir y mostrar dolor. Es interesante conocer que esta paremia es de larga tradición española, pues se encuentra registrada, entre otras obras, en La Celestina.

También esta colección multilingüe incluye ‘En la barba del necio, todos aprenden a rapar’ que presenta como idea clave la necedad y los inconvenientes que ella puede acarrear; hoy está en desuso.

Como tercer refrán relacionado con la barba, nuestra fuente consigna ‘A poca barba, poca vergüenza’: en este caso, la expresión ‘poca barba’ alude a la barba incipiente, modo indirecto de mencionar la corta edad de los jóvenes y su escasa experiencia, la que contrasta (o debería hacerlo) con la sensatez de los hombres maduros.

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