Ana Rosenfeld, la abogada que no le teme a los gigantes y le ganó a “Gran Hermano”

Fue la única letrada argentina en demandar al popular reality show, en sus primeras ediciones. Su experiencia con estos casos y su visión sobre cómo afectó a los jóvenes participantes que entraron. “Una cosa es ser popular y otra cosa es ser famoso”, sostiene.

Ana Rosenfeld habló de su litigio con Gran Hermano
Ana Rosenfeld habló de su litigio con Gran Hermano

Ana Rosenfeld es, tal vez, la abogada más conocida de la Argentina. Ha estado al frente de causas que han tenido un profundo tenor mediático y gran controversia.

Es una mujer con una seguridad apabullante y escucharla hablar es hipnótico. En esta oportunidad, Diario Los Andes habló con ella sobre el fenómeno “Gran Hermano” y su experiencia al enfrentarse un gigante para defender los intereses de chicos inocentes que, en pos de un juego que nadie conocía, cedieron los derechos de su vida sin saberlo.

Ana Rosenfeld
Ana Rosenfeld

Era el año 2001 y se promocionaba en la Argentina una mega producción:Gran Hermano. Doce personas encerradas en una casa, con cámaras que iban a registrar la vida de estas personas las 24 horas del día. El premio era millonario, para la época, y la gente, sobre todo jóvenes, corrieron a anotarse.

El 10 de marzo debutó “Gran Hermano” con Soledad Silveyra como la conductora: “¡Adelante mis valientes!Sí, imposible no recordar la famosa frase.

Tres meses duró ese reality. Hubo participantes que abandonaron el ciclo por la presión del encierro y hubo otros que lograron perdurar, hasta hoy, en el “ambiente artístico”. Uno de ellos es Gastón Trezeguet, que terminó siendo productor de televisión y actualmente participa del debate de la actual edición de “Gran Hermano”. El ganador de la primera edición fue Marcelo Corazza.

La otra persona es Tamara Paganini. Ella no corrió con la misma suerte que su amigo. Su popularidad se vio teñida de polémica por la difusión de un video “hot” de la participante. Ella es un de las que accionó legalmente con “Gran Hermano” y acá es donde entra Ana Rosenfeld en acción.

21 años después,Gran Hermano” sigue más vigente que nunca. Rompió el rating de una televisión que se creía agonizante y, en época de redes sociales, es el tema del que todos hablan. Luces y sombras de una experiencia que, sin dudas, marca a todos los que pasan por ella.

-¿Vos fuiste la primera abogada en enfrentarse con “Gran Hermano” en Argentina?

-La única. Los únicos casos que hubo fueron los que yo representé: Lorena González, Tamara Paganini, Alejandro Restuccia, Verónica Zanzul (GH1), y Máximo Sacca (GH2).

-¿Cómo fue enfrentarse a un gigante como este que, imagino, en cuestiones legales debe estar muy armado?

-Siempre me enfrenté a gente poderosa. Yo siempre defiendo los derechos de las personas que tienen razón y muchas veces te encontrás ante esa situación en donde una persona que no tiene todas las herramientas, desde los equipos profesionales y los asesores, me contrata para que luche contra algo, que obviamente me pareció absolutamente justo.

Lo mío vino exclusivamente por lo contractual, porque hay empresas que son multinacionales gigantes, con miles de asesores, y muchas veces los contratos, que son fundamentalmente donde se hizo epicentro esta crisis, es que no están redactados conforme a las normas, ni a las reglas de los usos y costumbres. Por lo tanto, lo que realmente se me pidió acá fue la nulidad de los contratos.

-¿Cómo fue eso?

-Podés tener empresas del otro lado que son monstruos millonarios y económicamente muy bien estructurados, pero a veces la cuestión legal, por complacer al cliente, se les va de la mano a los asesores, porque los contratos adolecían de todas las fases jurídicas habidas y por haber. Esos contratos se extralimitaron en los derechos que pretendían. Eran contratos de adhesión y las personas ni siquiera tenían abogado cuando firmaron, porque lo hicieron en el encierro. Te estoy hablando del 2001, el primer “Gran Hermano”.

-¿Qué detalles nos podés dar de esos contratos?

-Lo más grave era la vigencia. Además, no era solo lo temporal sino lo espacial, porque decía que era para el mundo entero. Era un contrato que realmente tenía la pretensión de ser un contrato de adhesión y sin asesoramiento letrado de la otra parte. Uno tenía todos los derechos y el otro tenía cero derechos, el más vulnerable no tenía derecho jurídico.

-¿El participante se convertía en propiedad del reality?

-Sí, su vida, su todo.

-¿Y por cuánto tiempo?

-Eterno. Te convertías en un súbdito contractual del programa, pero supongo que con el tiempo eso se cambió y se mejoró, porque obviamente se dieron cuenta de que esos contratos no tenían, primero que nada, el respaldo de haber sido los chicos asesorados por un abogado que les dijera qué estaba bien firmar y qué no. Lo firmaron durante el encierro, con lo cual ya estaban verdaderamente metidos en el juego y ya era tarde para dar un paso atrás, en términos de asesoramiento. Y segundo, la lectura, por supuesto. No era una lectura fácil porque los contratos eran libros.

-Era imposible que los chicos leyeran una cosa así, y menos con la jerga legal.

-Más allá de la jerga técnica, los chicos ya estaban inmersos en el juego y, obviamente, la adrenalina no les dejaba pensar si lo que firmaban tenía valor o si vendías tu persona, tu vida, tu todo, a un grande a cambio de nada.

-¿Cuál fue la resolución de estas causas?

-Cuando estaba por salir sentencia se firmaron pactos de confidencialidad y cada uno cobró lo que acordó. Por esa confidencialidad no puedo hablar de montos.

-Vos también demandaste a la primera psicóloga del reality, María Inés Chávez Paz

-Sí, correcto. Todavía está el juicio pendiente, todavía no salió sentencia. Mucha vuelta, mucha prueba, y a la persona que la demandó se la revictimizó todo el tiempo porque constantemente había que actualizar la pericial psicológica y, lamentablemente, se volvía a revitalizar a la víctima porque tenía que volver a someterse a estudios psicológicos en donde tenía que volver a contar lo que había vivido durante su participación en el reality.

-Chávez Paz terminó accionando legalmente contra “Gran Hermano” por no respetar su criterio profesional, según ella, y dejar entrar participantes que ella expresamente había desaconsejado, algo que desde la producción del programa niegan rotundamente.

-Si ella dijo eso, siguió demasiado tiempo siendo la psicóloga para el reality. De hecho, siguió atendiendo a los chicos. En definitiva, tan en desacuerdo no estuvo porque si vos estás en desacuerdo con algo das un paso al costado.

Qué es la nominación espontánea de Gran Hermano.
Qué es la nominación espontánea de Gran Hermano.

-¿Cómo ves a “Gran Hermano”, desde tu mirada profesional?

-El contrato actual no lo vi, así que supongo que mejoraron la redacción principal, Pero la realidad es que este tipo de juegos tienen una doble mirada. Es el programa de más rating de la televisión argentina, en este momento, y los chicos ya no son jugadores inocentes que no saben a dónde entran. Después de tantos “Gran Hermano”, ya deben saber que entrás siendo un desconocido y te convertís en una persona popular, con los pro y los contras que eso representa.

-¿Has estado mirando el programa?

No, no lo miro.

-Si alguno de los chicos te fuera a buscar, ¿lo representarías?

-Depende para qué. Si el contrato sigue adoleciendo de los mismos errores, obviamente sería un tema jurídico. Ahora, el tema psicológico, social o moral por el cual entran no lo puedo evaluar porque no tengo experiencia en la materia. Cada uno a lo suyo. Los primeros “Gran Hermano” eran un juego inocente donde entraban y no sabían en qué consistía. Mirá la gravedad de la situación, que la gente votaba sin darse cuenta que estaba votando para expulsar al que querían que se quede.

-Ahora es así, la gente vota de manera negativa. El más votado es el que se va.

-En ese momento no estaba claro que votabas negativo. Mucha gente me llamaba para quejarse de esto. Doy por entendido que después de 20 años se entendió el juego y que los participantes entendieron a dónde entraban y saben qué juegan, siendo conscientes que no es un juego. Traman y especulan, pero desde otro lugar diferente a los chicos que yo representé en el 2001.

-¿Volviste a tener contacto con estos chicos?

-Me hablo cada tanto...

-¿Cómo los ves? ¿Cómo quedaron después de esta experiencia?

-Cada uno maduró su experiencia desde distintos lugares. Salieron débiles, sabiendo que eran personas que no sabían que habían tenido la repercusión nacional que tuvieron. Pasaron de caminar por la calle como perfectos desconocidos a convertirse en súper populares y famosos.

-Tuvieron que aprender a manejar la fama de golpe.

-Es un tema. Una cosa es ser popular y otra cosa es ser famoso. Una cosa es ser popular porque te conoce todo el mundo por el rating de un programa y otra cosa es ser famoso o prestigioso por lo que hiciste. El tiempo tiene que haber curado muchas cosas.

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