Amelita Baltar llega a Mendoza: del día que la insultaron en el Luna Park a su relación tortuosa con Piazzolla

La excepcional cantante y musa de Astor Piazzolla vuelve a la provincia para abrir Tango por los Caminos del Vino, esta noche en el Independencia, junto a la Filarmónica. Su vida y la historia de amor que marcó el tango de vanguardia.

Amelita Baltar llega a Mendoza: del día que la insultaron en el Luna Park a su relación tortuosa con Piazzolla
Amelita Baltar, un mito del tango argentino.

Que la XIV edición de Tango por los Caminos del Vino abra hoy con Amelita Baltar es un lujo que ningún amante de la música ciudadana se puede perder. Su poderosa presencia pasará esta noche como una tormenta, fiel a su estilo, por el teatro Independencia, y será acompañada por la Filarmónica de Mendoza (detalles más abajo en la nota).

Carismática, vehemente, activísima a sus 82 años, y verdadera protagonista del tango en el último medio siglo, Amelita Baltar nos ofrecerá las canciones de su vida. “Adiós Nonino”, “Fuga y Misterio”, “Milonga de la Anunciación” (de “María de Buenos Aires”), “Chiquilín de Bachín”, “Oblivion”, “Yuyo verde”, “Preludio para el año 3001″, “Balada para un loco”, “La última grela”, “Los mareados”, “Balada para mi muerte”, “Uno”, “Amelitango”, y quizás alguna yapa, van a iluminar el recuerdo del público más memorioso.

Es que el lector ya lo sabe: Sí, Amelita Baltar (Buenos Aires, 1940) es una cantante que, con más de sesenta años de carrera, tiene un nombre propio en la historia del género. Pero también fue ese envión divino que inspiró a Astor Piazzolla algunas de sus mejores melodías. Como “Milonga en ay menor”, compuesta poco después de que se conocieran, durante una mañana en la que, mientras ella se duchaba, él sintió un chispazo de creatividad que no era otra cosa que la resaca del éxtasis en la que ella lo inducía.

Junto a Piazzolla en Canal 7. Foto: Gentileza Archivo General de la Nación
Junto a Piazzolla en Canal 7. Foto: Gentileza Archivo General de la Nación

Hablaron por primera vez en 1968 a la salida de un café concert donde ella cantaba con el Quinteto Sombras. Había empezado a hacer carrera en 1962, y sobre todo se dedicaba al folklore. Por eso se entiende que “Piazzolla”, como dijo alguna vez, fuera un apellido que había oído por ahí pero que apenas le sonaba.

Su voz de contralto ya era por entonces un portento. Y quizás él viera en esa ronquera los mismos orígenes barrosos del tango. Así lo enamoró y él pensó que esa era la mujer que estaba buscando para sus canciones. Pero también, hay que decirlo, Baltar era una artista fina y esbelta que entendía la moda de la época e hipnotizaba cuanta “boite” pisaba. El periodista Mariano del Mazo alguna vez la llamó “la Jane Birkin del tango”. Y no sin razón. Su figura siempre tuvo la esbeltez de una diosa; su voz, una extraña síntesis de aristocracia y arrabal.

Piazzolla y ella se conquistaron mutuamente y, desde entonces, Baltar fue quien popularizó todos los clásicos del marplatense, hoy patrimonio de la música universal.

Por ejemplo, “Balada para un loco”, una canción que ella misma estrenó en el Primer Festival Iberoamericano de la Danza y la Canción de 1969, ante un Luna Park repleto que le ocasionó uno de los traumas de su vida. Subió al escenario y recibió una catarata de gritos con los peores agravios e incluso le tiraron monedazos, como recordó alguna vez. Las tardecitas de Buenos Aires y su “no sé qué” no valieron de nada para la mayoría del público, cuya porción más tradicionalista las vio como un atentado difícil de digerir. Pero Vinicius de Moraes y Chabuca Granda, quienes la miraban desde sus sillas de jurado, abrazaron el valor de la canción, que fue consagrada como finalista. Aunque después, la historia dorada de la canción enterró justamente esta anécdota: el LP que contenía “Balada para un loco” y “Chiquilín de Bachín” salió a la venta un lunes y para el viernes había vendido 200 mil copias.

Pero Amelita fue quien grabó, también en 1969, “María de Buenos Aires”, esa operita suburbana y surrealista que, aunque nunca gozó del aplauso del gran público, es un hito indiscutido de la vanguardia rioplatense. Aunque antes que ella la cantaba Egle Martin, la famosa pieza “Milonga de la Anunciación” (que en su versión más popular pasó a llamarse, en un bastardeo incomprensible, “Yo soy María”, perdiendo también los espesos versos de Horacio Ferrer), es quizás su canción cabecera. Y seguirán para siempre asociadas, de eso no hay dudas. En YouTube abundan los registros que dan cuenta de que, con el paso de las décadas, la interpretación se ha vuelto más firme, sincera y personal (en uno la canta con Fernando Ruíz Díaz y explotan).

El caso es que Amelita Baltar fue, entre 1968 y 1974, la chica que le puso voz a lo que pergeñaban (a veces con raptos locos de inspiración) Astor Piazzolla y Horacio Ferrer. Este tridente, que esparcía sus canciones en escenarios y en discos que se volaban de las bateas, pasó a la historia como uno de los milagros de nuestra música.

Eran el corazón de la vanguardia, y ella la musa grácil de aquel toro bestial a quien sus músicos, por exigente, llamaban ‘El coronel’”, escribió Leila Guerriero en un genial e impiadoso perfil que hizo de ella para Revista Gatopardo (México) y después se compiló en “Plano americano” (Anagrama, 2018) bajo el título de “Diva molotov”. De esta forma, Guerriero compite con del Mazo en el mejor seudónimo que jamás le hayan dado a “La Baltar”.

Estuvieron juntos seis años, en un ida y vuelta tormentoso cuyos últimos 24 meses estuvieron marcados por el dolor. Hace años, ella contó públicamente que Piazzolla la obligó a abortar. Desde ese momento, con el cristal del amor trizado, todo fue desmoronándose. Herida después del terrible episodio, y mientras él estaba en Europa, ella encontró el amor en otro hombre, Ronnie Scally, que después sería su manager. Y él continuó en la gloria del reconocimiento internacional, hasta el día de 1992 que falleció, tras dos años de convalecencia por una trombosis cerebral.

Por esos años, ella luchaba con problemas de voz. Después del disco “Como nunca” (1989) la fue perdiendo, y ni alergistas ni fonoaudiólogos pudieron darle solución a su afonía. Cuando el tango ya creía que había perdido a una de sus mejores cantantes, encontró la cura y el consuelo en una iglesia bautista que después nunca más abandonó. Y así también renació la Amelita Baltar que hoy conocemos: consagrada, multipremiada, incansable y aplaudida en Buenos Aires, en Mendoza y en Japón.

Junto a Piazzolla y Ferrer, el tridente de la vanguardia tanguera. Foto: Archivo diario Crónica.
Junto a Piazzolla y Ferrer, el tridente de la vanguardia tanguera. Foto: Archivo diario Crónica.

Según Guerriero, en su departamento de Barrio Norte solo tiene dos fotos (traspapeladas entre muchas otras) del hombre que la elevó a mito y también le propició las tristezas más grandes. Ella le dijo: “Después [de la separación] me odió, me odió. Me hizo la vendetta, no me perdonó nunca. Pero nadie te odia durante veinte años si no te ama”.

En números

Esta XIV edición de Tango por los Caminos del Vino, que se extenderá desde este domingo 17 al martes 19 de septiembre, repartirá a lo largo y ancho de la geografía provincial un total de 20 conciertos.

Participarán 100 músicos de distintos ensambles (sin contar el conjunto filarmónico), que ofrecerán programas acompañados por las líneas coreográficas de 20 parejas de baile.

A los usuales espacios culturales oficiales, se suman 15 bodegas. Aunque algunas actividades tienen espíritu solidario, en general los conciertos son con entrada paga.

Agenda de hoy

A las 12, en Bodega Grand Estate (Castelli 1331, San Rafael). Lewin-Ratier-Velasco Trío y los bailarines Giovanna Tomba y Gabriel Sosa. Tickets en entradaweb.com.ar.

A las 12.30, en Bodega Salentein (Ruta Provincial 89 S/N Km 14, Los Árboles, Tunuyán). Entramadas y los bailarines Paola Valdivia y Javier Jofré. Tickets en entradaweb.com.ar.

A las 13, en Bodega Finca Del Nunca Jamás (Tabanera s-n, Colonia Las Rosas, Tunuyán). La Mundial Orquesta y los bailarines Rosario Giménez y Juan Pablo Valdebenito. Tickets en entradaweb.com.ar.

A las 16, en Finca Cosmos (San Martín S/N, esquina 9 de julio, Villa Tulumaya, Lavalle). Strapatango y Gustavo Pecchere junto a los bailarines Carla Campagnolo y Luis Campos. Entrada: Alimento no perecedero para merenderos de la zona.

A las 16, en Lamadrid Estate Wines (Roque Sáenz Peña 8450, Las Compuertas, Luján). Albertina Crescitelli Ensemble junto a los bailarines Cecilia Pérez y Damián Romera. Tickets en entradaweb.com.ar.

A las 17, en Bodega Chandon (Km 29, Ruta Nacional 15, Agrelo, Luján). S4E – Saxo 4 Ensamble con los bailarines Luciana Antonella Izquierdo Grippi y Santiago Bragagnolo Giunchi. Tickets en entradaweb.com.ar.

A las 17.30, en Bodega Familia Crotta (Carril Chimbas y Panamericana, Palmira. San Martín). Malevaje con los bailarines Lis Santander y Eduardo Tévez. Tickets en entradaweb.com.ar.

A las 21.30, en el Teatro Independencia (Chile y Espejo, Ciudad). Concierto apertura con Amelita Baltar y la Orquesta Filarmónica de Mendoza. Entrada con valor general de $2000, en entradaweb.com.ar.

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