A 50 años del “Acusticazo”: León Gieco y una historia compartida con Mendoza

En 1972 tuvo lugar en Buenos Aires el recital que eternizó la mística del rock nacional. El tema “Hombres de hierro”, nacido del Mendozazo, fue especialmente aplaudido.

La crónica de esa noche, publicada por Revista Pelo.
La crónica de esa noche, publicada por Revista Pelo.

Por esta época se editaba hace 50 años el tema de un desgarbado joven de 20 años que pasó a ser emblema, su canción más importante, según ha confesado, y que tiene referencia al legendario Mendozazo.

León Gieco, “mezcla de rockero rural y folklorista urbano”, la cantó ante el público por primera vez el 16 de junio de 1972 en el ya desaparecido teatro Atlantic de Buenos Aires en un recital a tono con la época. Los “azos”, las rebeliones urbanas agitaban el país, y por ello el encuentro musical se denominó Acusticazo, el primer festival acústico de la Argentina, según la revista Pelo, famosa entre los seguidores del rock. La publicación nacida en febrero de 1970 y luego de distintos avatares -su editor estuvo detenido en 1978- dejó de publicarse con la crisis de 2001.

La revista sostuvo que el Acusticazo fue el primer “unplugged” -grabación de un concierto acústico- de Iberoamérica, y aclaraba que no fue el paso inicial del rock suave en la Argentina ni la anteposición con la música “dura”. “Fue más simple”, indicaba la crónica de Pelo. Se trató de reunir a lo “mejor de los músicos de la nueva generación que participaban en la música realizada acústicamente: guitarras criollas, folk, flautas, voces que -con cierto tono apocalíptico- conferían “un nuevo folklore ciudadano sepultador de expresiones carentes ya de elocuencia y renovación”.

Pelo llevó el título del Acusticazo entre los temas de tapa en la que aparecía el rostro -es anecdótico- de quien ponía la voz en la versión de “Cristo Super Star” en Inglaterra, Ian Gillan, que integraba el conjunto Depp Purple. La revista llevó desde ese número (Año 3 Número 26) agregado en el logo “internacional” ya que pasaba a distribuirse por varios países del continente, inclusive Estados Unidos.

La nota, titulada “Los explorados del sonido natural” indica que el encuentro en el Atlantic era “un pequeño festival, una reunión de amigos”, tanto en el escenario como en la platea. El Acusticazo, más que una “rebelión”, fue la congregación originaria de “músicos exploradores”. Se trató de una “expresión necesaria de rescatar: la música simple, sincera y casi humana que sale de las guitarras acústicas”.

La emblemática revista Pelo llevó ese "acústico" en su portada.
La emblemática revista Pelo llevó ese "acústico" en su portada.

Durante el espectáculo en ese espacio porteño, que hoy es un edificio, “todo estuvo medido hasta el último detalle” y desde la mañana los grupos y solistas ensayaron en sus respectivos sonidos ya que la grabación del Acusticazo salía a la calle poco tiempo después. Entre los integrantes de la programación había -distinguió Pelo- distintos “reaparecidos”, algún solista que daba sus primeros pasos, Miguel Krochik, otro más conocido como David Lebón y “dos que ya estaban en carrera”: Raúl Porchetto y León Gieco. Un invitado de lujo fue Domingo Cura, con bombo y charango, conocido en gran parte de América, especialmente solicitado por Litto Nebbia.

En el festival de todas maneras, “con seguridad el más ovacionado -destacó Pelo- fue León Gieco, no solo por la fuerza para cantar; había en los aplausos algo de apoyo para sus letras ultra sinceras y comprometidas”. Pronosticaba la publicación que todo parecía indicar que Gieco lograría, “en pocas actuaciones más, el reconocimiento que viene buscando desde hace más de un año. Su estilo íntimo, pero recio entre exaltado por letras comprometidas a nivel humano más que político. El último tema, acompañado solo por su guitarra y armónica, arrancó a la platea el aplauso más cerrado de la noche”. Era “Hombres de hierro”.

Una canción con historia

En la presentación Gieco explicó al publicó: “Hace dos meses me encontraba en Mendoza, de casualidad, y de pronto vi caer a la gente. En realidad, la gente caía porque estaba muerta y todos sabemos quién mataba a esa gente. Entonces surgió este tema que se llama ‘Hombres de hierro y hombres de piel’”. Desde luego León hacía referencia al Mendozazo y de allí surgía un titular varios años después en el blog La historia cantada: “Yo no pago la luz ¿Y usted?”, al referirse a Gieco y su tema.

En 1973 el sello Music Hall editó el primer disco del joven cantante de Cañada Rosquín, Santa Fe, con canciones con raíces “folk” y la influencia de Bob Dylan. Entre los temas, los que más perduraron fueron “En el país de la libertad”, “Todos los caballos blancos” y, sin duda, “Hombres de hierro”.

Sobre el influjo de Bob Dylan en la música de “Hombres de Hierro”, Gieco contaría años después en una entrevista en el programa de televisión “Encuentro en el Estudio”: “Es muy parecida, está influenciada por ´Blowing in the wind’ ( ‘Soplando en el viento’). No es igual. Bob es como un tío querido mío pero que no me conoce, no sabe que gracias a él yo compuse mi primera canción, que es más que una primera canción: es como destapar una cacerola, porque después vinieron trescientas canciones más y yo hice una carrera de cuarenta años”. El prestigioso locutor Lalo Mir fue quien en ese programa presentó a Gieco como “mezcla de rockero rural y folklorista urbano”

León Gieco ya era uno de los artistas con más proyección.
León Gieco ya era uno de los artistas con más proyección.

En Mendoza -se recuerdan otras ocasiones- Gieco cantó “Hombres de Hierro” en un recital en los costados de la plaza Pedro del Castillo cuando se inauguró el Área Fundacional, el 20 de febrero de 1993, sobre Beltrán y Videla Castillo. Con su guitarra y armónica y su particular estilo el público rodeó y vivó al cantante.

En Mendoza, Ediunc, la editorial de la Universidad Nacional de Cuyo, editó en 2012 “Hombres de hierro de León Gieco. Estampas del Mendozazo”, con grabados de Marcela Furlani y textos de Leandro Forniés y María Laura Furlani, que incluye una propuesta didáctica “con vocación memoriosa y artística”.

En el prólogo escribió Gieco que era un trashumante. “Yo hago canciones y tengo la posibilidad de poder decir a través de ellas lo que pienso, lo que siento, cómo veo lo que pasa en la vida del lugar donde vivo. Primero fue el campo el que me marcó. Más tarde fui armando un imaginario entre el trabajo, la familia y la propia música. Después, como dijo (Luis Alberto) Spinetta alguna vez, parece que me convertí en el noticiero del rock”.

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