Cuando Charly llegó a Nueva York, en 1983, se dio cuenta de que era un genio (la frase pertenece al empresario musical Daniel Grinbank). Por esos días se destapaba la alegría democrática, pero en la cabeza del músico, que por entonces tenía 31 años, también hervían otras cosas.
Hoy, a 40 años de “Clics modernos” (se lanzó a las bateas el 5 de noviembre de 1983), resulta muy difícil explicar, y también entender, el mundo en el que fue creado. Una escena, nomás: el 28 de octubre de ese año Herminio Iglesias quemaba el legendario ataúd de cartón con los colores de la UCR, que dos días después llevaría a la derrota al candidato a presidente peronista, Ítalo Luder, marcando el triunfo de Ricardo Alfonsín y su asunción el 10 de diciembre.
En medio de todo eso, Charly García vivía su propia efervescencia: en los meses previos había viajado a Nueva York, había grabado un disco, había vuelto para editarlo en el país, se paseaba por el under porteño, se enamoraba de los grupos que proponían alegría como Los Twist (fue decisivo para la grabación del primer disco del grupo, “La dicha en movimiento”) y, como colofón de un año esplendoroso y que olía a primavera democrática, presentaría “Clics modernos” en el Luna Park, del 15 al 18 de diciembre. Lo acompañaban Pablo Guyot en guitarra, Alfredo Toth en bajo, Willy Iturri en batería, Daniel Melingo en saxo, Fabiana Cantilo en coros y Fito Páez en teclados. El país renacía así, bailando, de sus horas más oscuras.
La puerta cosmopolita
Cuando llegó a la Gran Manzana, Charly venía de hacer “Yendo de la cama al living”, su primer disco solista, y era junto a Luis Alberto Spinetta la vanguardia del rock nacional. De hecho, había viajado con la intención de comprar nuevos instrumentos y empaparse de las últimas novedades. Pero el viaje resultó un cataclismo. Solo intentemos imaginar lo que habrá sido para él pasar de la censura y caer, como en un paracaídas, a una ciudad donde Jean-Michel Basquiat, que pintaba sobre puertas recogidas de la basura, era la gema más cotizada de las galerías.
“No viajé para hacer un disco. Pero en ese lugar, todo inspiraba. Me gusto la energía y quise componer y juntarme con algunos músicos para hacer algo”, dijo Charly en una entrevista.
La sopa cultural de Manhattan se cocía en su cabeza, con “Synchronicity” (de The Police) y “Sandinista” (de The Clash) sonando de fondo. El hipersensible creador de “Rasguña las piedras” había absorbido la ciudad como una esponja y ya estaba preparado para rasguñar las puertas del Olimpo.
Charly, entonces, cambió los planes, se quedó, alquiló un loft, preparó su set de instrumentos, esbozó unos demos, se los mostró al productor Joe Blaney y se pusieron a trabajar.
“El arranque del disco fue así: voy a los estudios Electric Lady y les digo: ‘Quiero alquilar the best, alquilarlo’. El dueño me dice: ‘¿Tu padre es rico o qué?’. Yo le muestro la plata y me pregunta: ‘¿Un café?’, además de darme una lista de ingenieros el último de los cuales era Blaney”, recordaba Charly en 2007 sobre ese encuentro.
Esos estudios ya habían conocido a Bob Dylan y a John Lennon, entre otras leyendas, por lo que enternece la imagen de ese rockero sudaca que apostó sus dólares para concretar la ilusión de un disco ambiciosamente inédito. Esa ilusión se llamó “Clics modernos”, pero por entonces llevaba el título provisorio de “Nuevos trapos”.
El futuro en media hora
Gracias a Blaney, se rodeó de sesionistas de nivel internacional: Larry Carlton (guitarra en “No soy un extraño”, “Los dinosaurios” y “Plateado sobre plateado”), Casey Scheuerrell (Batería), Doug Norwine (saxo en “Nuevos trapos”), Pedro Aznar (que estaba radicado en Nueva York y aportó bajo, guitarra y voz en “Nos siguen pegando abajo”), pero, sobre todo, con el propio Charly, cuyo oído, además de absoluto, sabía perfectamente lo que quería.
La primera complicación fue la batería, un sonido que tal vez en ese rock con influjos de tango resultaba demasiado excesivo para el delicado equilibrio que tenía Charly en mente. Finalmente, se volcó por enchufar un instrumento que le daría al disco parte de su identidad definitiva. “No me quedó otra que poner una batería electrónica Roland TR 808. Grabamos ‘Nos siguen pegando abajo’ y se armó. Blaney se dio cuenta, todos nos dimos cuenta y seguimos con máquinas. Es el primer disco que tiene un sampleo de James Brown”, recordaría mucho después.
“En la mitad de la grabación, Grinbank ya le había prometido a Blaney hacer la mezcla, pero después se le ocurrió mandarme a Los Ángeles -recordaba Charly en 2007-. Ahí me agarró un tipo cínico que no era mal ingeniero pero era cínico. Todo mal. Cuando ya estaba llorando en la pileta de un hotel, al tope, en el medio de la nada, me tiré en la parte baja y me pegué un cocazo… Me acuerdo que volví a la habitación, sonó el teléfono y era Blaney; yo le pedí perdón en todos los idiomas y me dijo: ‘Tengo cuarenta horas de estudio en Nueva York…’. ‘¡Sí! -le dije- ¡Sí!’”.
Fueron las 40 horas mejor empleadas en toda la historia del rock nacional. “Clics modernos” ya había tomado forma de una gran revolución de apenas 33 minutos.
Ese álbum tan actual
Iba a ser el símbolo de una época, pero todavía faltaba para eso. La portada del disco, del propio Charly fumando al lado de un graffiti con el nombre de una banda under newyorkina, Modern Clix, anticipaba la manera en que la sociedad se iba a apropiar de estas canciones. Recordemos que a él le había llamado la atención el graffiti, con una silueta negra que le hacía acordar a los que se hacían en nuestro país para reclamar por los desaparecidos.
Ese otro clic, disparado por el fotógrafo Umberto Sagramoso, condensó el retrato de toda una época. Este año, en el marco del 40° aniversario, se inauguró una placa en esa mítica esquina de Walker Street y Cortlandt Alley.
“No me dejan salir”, “Los dinosaurios” o “No soy un extraño” se transformaron en himnos contra la represión estatal, la indiferencia inicial de la crítica después lo consideró una obra maestra, y el resto es historia.
“Es un disco fundamental porque modificó estructuras del rock argentino, incorporó nuevos ritmos, sonidos, samplers y tuvo el enorme valor de realizar un trabajo con alto contenido social mezclado con melodías y ritmos atrapantes y livianos”, reflexiona con Los Andes Raúl Rulo Fernández, voz y guitarra de la banda Superhéroes, que tributa a Charly.
“Él nos mostraba no solamente una lírica en sus canciones que abordaba temas que en esos momentos estaban a flor de piel con ‘Los dinosaurios’, ‘Pecado mortal’, ‘Huellas en el mar’ (desaparecidos, exiliados, violencia militar) sino que introduce máquinas de ritmo, samplers con sonidos muy modernos y adelantados para la época. El disco contiene algunas canciones ‘bailables’ que también estaban acorde a esa alegría que nos traía la primavera democrática”.
¿Pero dónde reside su actualidad? Rulo Fernández nos dice: “La actualidad para mí está en que ahora podemos ver que ‘dos tipos en un bar se tomen las manos’ sin que eso genere una sorpresa y que el ‘bancate ese defecto’ tiene que ver con quererse como uno tal cual es sin los imperantes de la moda. El trap tiene actualmente bases loopeadas y samplers como algunas canciones de ese disco”, agrega.
El periodista Mariano del Mazo, en una columna de Página/12 de 2013, sintetizó así el álbum: “Cuando parte del rock argentino funcionaba como un eco tardío de las tendencias de la última década (el reggae, el ska, el punk, la new wave), Charly lograba su propia modernidad, global y personal al mismo tiempo”.
Dos homenajes para apuntar
El 5 de noviembre, en el teatro Gabriela Mistral (Parque O’Higgins) tendrá lugar el encuentro “Tengo que volverte a ver”, un gran festejo y homenaje por los 40 años de “Clics modernos”. La cita es a las 18, con entrada libre y gratuita. El show musical será dirigido por Juan Emilio Cuchiarelli (piano y sintetizadores) y Joaquín Guevara (bajo). La banda estable estará compuesta por Exequiel Stocco (voz), Yoyo Sevilla (guitarra), Matías Gorordo (percusión electrónica) y Gonzalo Gorordo (batería).
En la primera parte, nos anticipa el productor Gustavo Tarantuviez, se tocará el disco completo, por lo que se convocó a una banda que tuviera un sonido poderoso. En la segunda parte se recibirán voces invitadas, como Aluhé Dumé, Francisca Figueroa de Spaghetti Western y Guille Levis de La Skandalosa Tripulación, en voz y saxo. Se sumarán foodtrucks, ilustradores, habrá exposición y venta de vinilos con la participación especial de Club del Vinilo Mendoza y muchos artistas más.
“La idea que nos surgió con Yoyo Sevilla fue hacer algo que no sea una banda de cover, con todo el respeto que tenemos por ellos”, resaltó Tarantuviez. “Queríamos que fuera algo más, por lo que al show lo pensamos más como un programa de tele, si se quiere, que como un recital. Por eso hay un maestro de ceremonias, Iñaki Rojas, que sumará la presentación de un documental sobre la tapa del disco, y también sumamos a Gaspar Gómez en una puesta audiovisual, porque Charly tiene un montón de imágenes y frases célebres para mostrar”.
“Cuando hablamos de Charly, todos tuvimos ese vinilo”, continúa, “por lo que sumamos a la gente del Club del Vinilo. Es como un elemento esencial dentro de la música de Mendoza, por todo lo que convocan. Ringo Obregón va a ‘pinchar’ vinilos de esa época de Charly. Y además hemos pensado en una propuesta lumínica, que va a darle un marco diferente al show”, completa.
Stocco, el vocalista de la banda, anticipa por su parte que la banda viene ensayando con esmero y estudiando detalladamente. “Es un disco del que uno siempre escucha temas, ya sea por la radio, o se te cruzan en algún momento en Spotify. Por eso uno los tiene presente. Pero cuando lo escuchás completo, le prestás mucha más atención. Y estamos en una época en la que ya no se escuchan los discos completos”, reflexiona.
“Si bien yo tengo mi estilo para cantar, es complejo el disco, con las métricas que usa, las cadencias, las palabras, los cortes, los ritmos... La idea no es imitarlo, sino respetar en la medida de lo posible su impronta”, dice, al tiempo que cuenta cómo, en los ensayos, más de una vez tuvieron que parar, reescuchar y discutir entre ellos, para intentar entender cómo Charly logró ese sonido milagroso. “‘Clics modernos’ demuestra que él siempre estuvo adelantadísimo”, define.
El 18 de noviembre, por otra parte, habrá una nueva fecha de “Charly Sinfónico”, con la banda Superhéroes y el Ensamble Cosmigonón, con la dirección musical y arreglos de Víctor Armendáriz. La cita es a las 21, en el teatro Plaza (Godoy Cruz), con entradas anticipadas en Entradaweb.com.ar.
“Es un espectáculo con más de 20 músicos en escena, que se pasea musicalmente por temas que hicieron historia en el rock nacional y latinoamericano, con un repertorio que abarca todas las épocas de Charly García, desde Sui Generis hasta su último disco”, adelanta Rulo Fernández.
“Hay un gran trabajo en los arreglos que propone Víctor Armendáriz, donde hay una mixtura entre la música clásica y las canciones de Charly. El Ensamble no es solamente un acompañamiento a la banda sino que tiene partes solistas muy destacadas. Cabe destacar que los cuatro espectáculos realizados en teatros de la provincia tuvieron una enorme aceptación de público que agotó todas las entradas disponibles”, dice.
“Éste es el primero donde vamos a usar esos sonidos de máquinas y samplers que tenía ‘Clics modernos’”, remarca, “es un enorme desafío y un esfuerzo muy grande, pero a su vez altamente gratificante combinar instrumentos de cuerdas y vientos con máquinas de ritmos”.