No hace mucho un filósofo español analizaba, junto a un grupo de especialistas, cuál era el papel actual del rock. Cierto es que la etiqueta “rock” abarca un universo tan amplio como para que pueda meterse dentro de él, con cierta comodidad, desde el blues al tecno pop, pasando por el rock and roll, el heavy metal, el pop rock, el punk, el rock progresivo, la new wave o el rock de garage. De eso no cabe duda, pero tampoco de que el rock fue la música que dominó las preferencias del público joven desde su instauración definitiva (en los 60 del siglo pasado) hasta hace cosa de una década.
Lo que se preguntaban estos debatientes (Santiago Armesilla, Gonzalo Rodríguez, Inocente Duke y Víctor Amorín) era si el rock había muerto, entonces. Si hoy el rock, al ser desplazado en los gustos de las nuevas generaciones por propuestas como el rap, el trap, el hip hop, el reguetón, la cumbia, ya sólo es una música destinada a un público adulto; si no le resta ocupar un puesto como el que ocupa desde hace rato el jazz: un género vital y rico, pero destinado a un grupo más o menos selecto, que puede llenar todavía estadios, pero hasta tanto envejezcan los últimos que llegaron a él, y que son cada vez menos.
Puede que haya mucho de verdad en esas conclusiones. Que el rock no tenga una masa tan enorme de nuevos oyentes hará que envejezca pronto. Pero, mientras tanto, esa generación que lo disfruta, para la cual es “su música” (“los jóvenes de ayer”), parece estar viviendo a la vez una ratificación de la actualidad de muchos de sus grandes íconos.
Y es que este 2024, curiosamente, ha sido un año particularmente pródigo en el regreso, sea a la actividad o sea a las grabaciones de nuevos discos, de algunos de los grandes nombres del rock de todas las latitudes.
El fenómeno no es, digamos, completamente inusual. Reuniones de bandas o vuelta al ruedo de solistas se han visto a lo largo de la historia de este género, pero en este año al que todavía le queda algo de mecha por quemar, el regreso de algunas leyendas o la reaparición de algunos que habían guardado silencio resulta más que notable.
Este miércoles (11 de septiembre), por ejemplo, sucederá uno de esos acontecimientos que van sacando turno para la historia: Charly García, leyenda mayúscula de la música argentina, publicará un nuevo disco. La lógica del escorpión, que ya fue oído por algunos periodistas especializados, genera expectativas y es un misterio acerca del valor efectivo que tendrá como obra, pero fuera de ello no deja de resultar una noticia movilizadora para todos los que entienden la importancia de Charly para nuestro rock nacional.
Pegada a esa novedad, está otra, que apareció por sorpresa en un cartel de anuncio del Quilmes Rock 2025: la “reunión” de Seru Giran. “Reunión” a la que hay que resaltar las comillas, claro, y que tiene por ahora sólo como figuras aseguradas a dos de los integrantes (David Lebón y Pedro Aznar), debido a la muerte de Oscar Moro y a las condiciones de salud del propio García. Ese show, del año próximo, es por ahora un enigma tan grande como el nivel que tendrá el disco La lógica del escorpión.
Por el lado de las reuniones, basten mencionar algunas ya concretadas y otras anunciadas. Rápidamente, aparecen AC/DC, Oasis, Linkin Park (con nueva cantante) y, en el ámbito local, Tan Biónica y Los Piojos.
Por el lado de los discos, el asunto es más nutrido aún. Este año ya regresaron Pearl Jam (Black Matter), Nick Cave and the Bad Seeds (Wild God), David Gilmour (Luck and Strange) y Sting (por ahora con una sola canción: I Wrote Your Name). A todos ellos hay que sumar a The Cure, que ya anunció para este año Songs of a Lost World, el primer álbum desde 2008.
Tal vez, como decíamos al comienzo, sea cierto aquello de que el rock ya no es la música de los jóvenes de hoy. Tal vez sea cierto que su puesto será el de una excentricidad exquisita, un gesto cultural para una porción de oyentes, un sonido alejado del gran consumo. Pero, mientras tanto, basta releer el elenco de nombres que acabamos de mencionar para animarnos a decir sobre el rock aquellos versos de dudosa autoría: “Los muertos que vos matáis / gozan de buena salud”.