Casi sin despeinarse. Así se paseó su fútbol en el estadio de Andes Talleres el Atlético Palmira. Es que el Jarillero fue amo y señor del juego durante los 90 minutos del partido.
La receta: respetar a rajatabla una identidad de juego. Un equipo sólido, con un arquero de otra categoría (Javier Videla), una defensa muy fuerte, un mediocampo con hombres que rompen, recuperan el balón y otros que tienen buen pie y otorgan un plus cada vez que tocan la pelota.
Adelante, dos tanques. Rodolfo Juárez y Gonzalo Ferro, un jugadorazo que estaba realizando un partido formidable, pero se equivocó al insultar al juez de línea y vio la roja. La única acción que manchó la formidable actuación Jarillera.
En el otro rincón, Andes Talleres, un equipo totalmente perdido y abatido. Sin reacción alguna. Arrancó el certamen con el cartel de candidato, pero con el correr de los juegos, mostró que la suma de nombres importantes, no te aseguran una buena campaña que te lleve a ser protagonistas.
Es más, cambió el objetivo. Hoy, quedó a cuatro puntos de la zona de descenso y los hinchas Azulgranas se lo hicieron sentir a jugadores y cuerpo técnico.
El conjunto de Franco Gutiérrez fue superior desde la actitudinal y futbolístico. A los 15 minutos del primer tiempo, ya estaba en ventaja tras un recupero en la mitad de la cancha y un pase preciso para Juárez, quien sacó a pasear a la defensa Azulgrana y definió con categoría ante la poca reacción de Mocayar.
A partir de ese momento, el juego quedó definido. Palmira fue amplio dominador ante un Talleres sin ideas y anémico. En el segundo tiempo, el Jarillero ejecutó un contragolpe perfecto y Villegas selló el 2-0. Fiesta del Jarillero puntero.