Los futbolistas españoles se han unido esta semana para mandar un mensaje controvertido. Los capitanes de cada equipo de Primera División se reunieron el pasado miércoles y tomaron la decisión de decirle NO a los dirigentes del campeonato.
La Real Federación Española de Fútbol firmó recientemente un acuerdo para que uno de partidos oficiales de Liga se juegue en Estados Unidos. La patronal llegó a un acuerdo con una multinacional de Miami para que el Barça o el Madrid jueguen un encuentro promocional a lo largo del año. Pero los jugadores han tomado la decisión unánime de negarse a jugar ese partido: “Los futbolistas no estamos en venta. No solo pensamos en el dinero, pensamos en la afición y en la salud. Aquí, nosotros estamos preocupados por la afición, vemos el fútbol de otra manera. Ir a Estados Unidos es una locura, no hay tiempo material en el calendario. Ha llegado el momento de decir basta” declaró David Aganzo, presidente y portavoz de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE).
El conflicto es grave, ya que los protagonistas amenazan con hacer huelga si LaLiga no rompe ese contrato con Relevent, la multinacional de medios, deportes y entretenimiento estadounidense. El acuerdo, firmado para los próximos 15 años, pretende promocionar y expandir el fútbol en territorio yanqui, así como de vez en cuando se juegan partidos de la NBA o el Fútbol Americano (NFL) en Europa. Nunca se jugó un partido de fútbol oficial de ningún campeonato europeo fuera de sus fronteras, por lo que esto marcaría un importante precedente.
Pero ¿de qué se quejan en realidad los futbolistas? ¿A qué viene tal descontento y amenazas? Es curioso oír a un futbolista decir que no esta en venta y que no solo piensa en el dinero. Nunca en la historia los jugadores han cobrado las locuras que perciben hoy. Jamás se había presionado tanto a los clubs para mejorar sus contratos año tras año. En ningún tiempo se había pagado las desorbitadas cantidades que se pagan hoy por los traspasos. Pero los futbolistas españoles dicen que no quieren hacer ese viaje por la afición.
Ellos, veinteañeros multimillonarios que no paran a firmar autógrafos a no ser que se les obligue. Ellos, que en su mayoría no terminaron la secundaria y viven como reyes. Ellos, a los que se les trata como dioses y que viven rodeados de opulencia. Ellos mismos se han juntado para decir que en el fútbol no todo es dinero y que no quieren que dos de sus equipos vaya a jugar un solo partido de los 380 anuales que tiene del torneo.
El verdadero motivo es que el dineral que se percibiría por el trato con los magnates americanos sería para los clubes, y no para los jugadores. Y ahí es donde el cinismo marca a los protagonistas. Porque todos los equipos hacen pretemporadas en otros países, y viajan constantemente. Barcelona y Real Madrid a Estados Unidos en los últimos años. Y no lo hacen incómodos, pueden creerme. Viajan en primera clase, duermen en los mejores hoteles del mundo y tienen las mejores atenciones imaginables las 24h al día. Un viaje y un partido más no debería poner en riesgo su salud.
Lo que no entienden los futbolistas españoles es que sus clubes no tienen más remedio que buscar frenéticamente diferentes formas de financiación para pagarles los enormemente desproporcionados sueldos que cobran. Es irónico que los futbolistas pidan esas cantidades y después se quejen de que sus clubes busquen recursos para costear este circo tan caro. Por poner solo un ejemplo, el 81% del presupuesto del Barça se gasta en los sueldos de los jugadores.
Hace tiempo que los contratos televisivos y las apuestas deportivas empezaron a destruir este deporte. Hace años que las desproporciones económicas que manejan este espectáculo dejaron de tener sentido. Pero, por favor, para los que todavía amamos esta disciplina, y compramos entradas, camisetas, figuritas y payperviews: no nos traten de tontos. El único color al que le son realmente fieles estos chicos a los que tanto amamos es el verde. Solo en grandes cantidades y adentro de sus bolsillos.